Hacer fila

... O el arte de hablar hasta con las piedras

A veces trato de ser paciente. Si estoy atrapada en la congestión vehicular propia del último viernes del mes a las 5:01 p.m., subo los vidrios, subo el volumen y me pongo a cantar para matar el tiempo. Si estoy aplastada en la sala de espera de un consultorio, me valgo del libro de turno, del desactualizado reproductor de mp3, de la cámara del teléfono cuyo manual no he terminado de leer o, en su defecto, de alguna edición noventera de la revista "Vanidades".
Empero, existen otras situaciones que requieren del mismo -o aún mayor- grado de paciencia y en las que no nos podemos auxiliar de un libro para leer, música para tararear, libreta para garabatear o teléfono para trastear.

Hacer fila -para lo que sea y adonde sea- es una de esas situaciones, ya que este acto de convivencia social (y a veces antisocial) involucra estar parado hasta por horas, circundado de personas tanto o más desesperadas que uno, sin mayor opción de entretenimiento que no sea ponerse a pensar en la inmortalidad del cangrejo o en qué vino primero, si el huevo o la gallina, y en caso de tener un ataque de pánico o ansiedad, tratar de recordar si dejaste los frijoles en el fuego o si cerraste el chorro del lavamanos.

Por la misma gravedad del asunto, estas situaciones ameritan, además de paciencia, un alto grado de sociabilidad y de, como dice Larry King, ser capaz de hablar con cualquier persona, en cualquier momento y en cualquier lugar. Cualidades que, digo yo (a veces -en buen salvadoreño- hay que "darse paja" uno solito), me bastan y sobran, gracias a Dios y lo que he aprendido de la maniac de mi abue, y me han permitido recolectar al menos un par de graciosas anécdotas en las últimas semanas.

Estaba yo un día -para mi mala suerte, justo antes del mediodía-, haciendo fila en el Ministerio de Hacienda, sin estar del todo segura de si estaba haciendo fila para la ventanilla correcta, cuando se me dio por matar el tiempo sacándole plática al señor que estaba parado atrás de mí. El señor -muy amable, por cierto-, terminó por relatarme una de las anécdotas más inusitadas sobre hacer fila: la vez que salió de ahí mismo en un BMW con una jovencita que lo invitó a almorzar.

Resulta que la niña armó un berrinche cuando al llegar a la ventanilla se percató de que había llenado mal la solicitud y, tal fue el escándalo, que la tuvieron que sacar del edificio los vigilantes. Para su fortuna, el señor era contador y había trabajado en el Ministerio, por lo que, apiadándose de ella, convenció a la persona de la ventanilla para que realizara el trámite después de hacerle las correcciones pertinentes a los documentos.

Groso error a la hora de hacer fila: discutir, pelear, vociferar, maldecir, rasgarse las vestiduras, decirle hasta de qué se va a morir al pobre cristiano que te está atendiendo... como si eso te va a llevar a alguna parte. Este comportamiento cavernícola me consta porque, desafortunadamente, he soportado la pena ajena en más de una ocasión a causa del carácter de mecha corta de mi progenitor (no, él tampoco lee este blog, ni sabe que existe y ni creo que él sepa qué es un blog).

Bien dicen que es más fácil atraer moscas con miel que con vinagre... como cuando ponerse a hablar con el compañero de la fila le asegura a uno que él o ella le guarde el puesto si se tiene que retirar o alejar por unos minutos. Si bien a veces la gente se pasa de confianzuda, lee demasiado entre líneas y toma una sonrisa inocente por flirteo.

En el primer caso, el de los confianzudos, se me viene a la mente el señor sentado a la par mía mientras esperábamos a tomarnos la foto en SERTRACEN la semana pasada, quien ha de haber salido extremadamente bien en su examen visual ya que, no sé ni en qué momento, alcanzó a ver mi licencia anterior y no dudó en hacerme saber que en la foto me miraba como si fuera "mi hermana menor".

"Me dijo que me veo vieja", pensé yo. A lo que él remató con un "Además se ve que tiene unas libritas de más que en la foto". Para que la anécdota no terminara con un "plop!" digno de Condorito, yo le dije: "En cinco años pasan muchas cosas". Claro, me dejó pensando en cómo han pasado los años desde que alcancé la mayoría de edad. ¿Sería quizás porque el mordaz comentario llegó a mis oídos justo un día antes de mi cumpleaños?

En el caso de los que creen que ser amables equivale a estar coqueteando o a tirarles el calzón, me remitiré a decir que un agente de policía que labora en la Embajada de los Estados Unidos Mexicanos, lugar donde fui a tramitar la visa el pasado viernes, se ofreció para ser el primer valiente -cito: "Con pistola en mano"-, para ser presentado a mi papá.

El engorroso ofrecimiento se dio después de que yo le dijera al policía "Ahí va a disculpar", cuando tuvimos que salir momentáneamente del edificio, refiriéndome a una escena recién protagonizada por mi papá quien, para no perder la costumbre, se peleó con el personal que nos estaba atendiendo porque mi mamá tenía que presentarse para hacer válido el permiso de mi hermana menor de edad para salir del país.

Acto seguido, deslizó otra pick up line -nuevamente cito: "A mí me gustaría comunicarme con usted"-, cuando le respondí que había estudiado comunicaciones. Sí, a veces me va mal por hablar hasta con las piedras. Sin embargo, lejos de indignarme, la conversación de 3 o 5 minutos me causó risa durante todo el día.

Solo haciendo fila pasan esas cosas.

Comentarios

  1. Es agradable encontrar a alguien con quien divagar un poco la espera cuando haces fila pero vamos, a veces te encontras con gente que de plano te desespera más...

    Lo unico peor despues de estar junto a alguien desagradable en la fila es que te den ganas de ir al baño y tengas que hacer 'micos y pericos' para disimular jajaja

    Bendiciones!

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  2. ¡A vaya!, jaja.
    Interesantes anécdotas...
    A ver si se viene una entrada sobre la presentación del niño Ronaldo ayer...

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  3. hahahahaha la gente se rebusca ya ví XD. Yo odio hacer filassss, lo detesto...es por eso que soy de la parte antisocial que arriba mencionás XD.

    Saludos :P

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  4. @SK Mario: Jajaja

    @EL SUM: Uy, eso de las ganas de ir al baño cuando se está en plena fila no me ha pasado todavía. Sería una buena anécdota para contar/escribir. Gracias =)

    @Rafael: Y hay más anécdotas jaja! El niño Ronaldo... solo por vos escribiré algo sobre el pandemonio mediático del lunes.

    @Malu: jajaja La parte antisocial... a todos nos pasa!

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  5. Más de alguna vez me habré "cuentiado" a alguien, pero nunca he terminado topando como si fuera película de Meg Ryan

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  6. Y de ir al baño... una vez en el Banco Cuscatlán (cuando era Cusca) de la San Luis me dieron unas ganas de mojar la porcelana que para que le cuento... no aguante y salí corriendo al Biggest... uuufff jajaja... ya regresé y una maitra me guardo el puesto... mmm creo que a esa me cuentie jeje

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  7. mmm, creo que soy de la parte antisocial, porque no me simpatiza que me hablen en las filas, y menos señores madurones que me miran entre el cuello y el cincho con sonrisa verde.

    yo si he llegado a leer de pie en las filas, aunque lo que más hago para matar el tiempo es contar cuántos faltan para que me atiendan y hacer proyecciones de en cuántos turnos dependiendo del número de ventanillas me tocaria pasar (producto de eso muchas veces me he ido de la fila, ya que generalmente ando con el tiempo contado)

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  8. @Gerardo: jajaja Al fin una anécdota de las ganas de ir al baño mientras se hace fila.

    @Clau: ¡Yo hago eso también! Calculo cuánto me tardaré dependiendo del número de personas que van antes de mí en la fila y el número de cajeros disponibles. Un tip: fijarse en cuántos recibos lleva la persona y de qué tipo son. Hay transacciones eternas...

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  9. a mi tampoco me gusta hacer filas...y para variar tambien hablo con la gente :D q raro! jajajjaajjaajaj
    creo que de las filas más largas que he hecho en mi vida han sido las de lso primero ciclos de la U para inscribir materias! q tremendo!!!!!!!!!!
    No se como se te ocurre escribir de estas cosas!!! jajajaj en serio que es ocurrente irreverente!!!!! chivo :D

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  10. @Nata: ¡Qué recuerdos los de esas filas! ¿Te acordás que salíamos corriendo a agarrar puesto cuando abrían la U a las 6 de la mañana? Vos y yo entretendríamos (o atarantaríamos) a cualquiera en una fila jajaja Y sí, estas cosas solo se me ocurren =)

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  11. Cuando se que voy ha hacer fila, llevo un libro y cuando no tengo nada que leer, mejor me voy y no hago fila.
    Pero, cuando leo haciendo filas, hay 2 cosas que detesto:
    1. Que la gente se te quede viendo como bicho raro porque estas leyendo.
    2. Que traten de ver, sin disimular que estas leyendo.

    Pero siempre pasa eso. Por eso, desde que inventaron la banca en linea, el 99% de mis transacciones, por alli.. aunque cobren...

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  12. @Soy Salvadoreño: Ya me han pasado las dos cosas que detestas: se me quedan raro por estar leyendo y se me han ido los ojos de la curiosidad por ver lo que está leyendo otro.

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