10 Falsedades sobre trabajar en casa

En el más puro tono de revista de mujeres*

Algunos disfrutan de freelancear. Otros -como yo-, lo hacen porque no hay de otra, ya sea porque la mayoría de las veces se tiene la oportunidad de generar más ingresos que en una plaza fija, porque están ganándose el derecho de piso en alguna empresa u organismo, o para ganar experiencia y engrosar de esa forma las páginas del currículum.

Por eso, ¡aquí les van las 10 falsedades sobre trabajar en casa!
  1. Eres tu propio jefe. Sí, eres tu propio jefe, pero eso también significa que eres tu propio patrono, por lo que tienes que hacerte cargo de tu propio ISSS y AFP, o resignarte a no cotizar por el momento.
  2. Eres un "empleado independiente". Sí, tal como dice mi conciencia en nuestras citas cada 3 semanas, no estás desempleado, pero técnicamente, tampoco estás empleado. Entonces, ¿en qué quedamos?
  3. Trabajar como outsourcing es el epítome de "cool". Sí, las palabras "consultor independiente" o "asesor externo" suenan elevadas a la hora de explicarle al vigilante del parqueo quién eres y para dónde vas, pero al final de cuentas el término "outsource" tiene en su haber el prefijo "out" (del inglés "afuera") por una buena razón: tú no perteneces a la empresa y en la cadena alimenticia de un organigrama propiamente visto, tú estás más abajo del plancton del que se alimenta el pececillo del vigilante (a menos que te incluyan en el organigrama con una línea punteada... hacia afuera).
  4. Trabajas solo unos días a la semana o al mes. Sí, a veces se llegan a ganar más de dos salarios mínimos por solo 2 semanas de trabajo, pero aquí aplica lo de "Hoy hay trabajo, mañana no sabemos".
  5. No hay hora de entrada. Sí, probablemente nunca andes en carreras por llegar a tiempo a "tu oficina", pero tampoco hay horarios de salida. Si se te acumula el trabajo, lo más seguro es que pases la noche en vela -sin percibir ingreso por esas horas extra-.
  6. Eres dueño de tu propio tiempo. Sí, tu agenda es flexible el 90% del tiempo y cuando lo desees, puedes tomarte la tarde para hacerte los pies o tomarte un almuerzo más largo de lo normal, pero de igual manera, tu tiempo deberá ajustarse al de tu contratante y si él te pregunta si puedes ir a una reunión dentro de 2 horas, la respuesta siempre terminará siendo "sí" porque en su mente, tú no tienes nada más qué hacer que trabajar para su empresa u organismo.
  7. Trabajas desde la comodidad de tu casa. Sí, generalmente no tienes que desplazarte hacia un lugar físico, pero con el correr de las horas, te llegas a sentir como un rehén encerrado entre 4 paredes, tus días son monótonos y, peor aún, si las condiciones ambientales de tu casa no son propicias para adueñarse de un buen lugar de oficina -por muy improvisado que sea-, el ruido, las interrupciones, distracciones y el desorden terminarán por hacerte sentir que estás preso en el mismísimo Guantánamo o, en su defecto, en Zacatraz.
  8. No hay código de vestimenta. Sí, la semana es un eterno casual Friday, pero en más de una ocasión, contrario a sentirte como en la playa porque pasarás todo el día en shorts y sandalias, pasarte todo el día en pijamas no contribuye a sentirte motivado para trabajar.
  9. Nadie te está controlando. Sí, nadie está encima de uno para ver si estás trabajando, si estás en Facebook o te la has pasado tuiteando toda la mañana o viendo televisión, pero esa pseudo libertad hace que, en caso de que no seas disciplinado, las tareas se acumulen y termines dejándolo todo a última hora. Por otro lado, nadie te está controlando físicamente, pero la cantidad de correos electrónicos que llegas a recibir en un día es ridícula, porque absolutamente todo se envía con copia a fulano, mengano, zutano y perencejo, quienes revisan un millón de veces las cosas antes de aprobarlas y, aún así, siempre se les escapa un error o no se logran poner de acuerdo entre ellos -es peor cuando son varias las manos que están metidas en el asunto-
  10. No tienes que trabajar en equipo. Sí, solo te toca lidiar contigo mismo, pero la falta de contacto humano con el mundo exterior y el constante ir y venir de los correos electrónicos -de los cuales te conviertes en esclavo-, hacen que tu relación laboral sea con Yahoo o Gmail. Además, a las horas de las horas, pasas desapercibido por tu trabajo, porque pareciera ser que para tu contratante, el trabajo se hizo mágicamente por sí solo, de la nada, en un dos por tres, de la noche a la mañana. Claro, como ellos no te ven sentado en una oficina o cubículo a su alcance, no tienen idea de todo por lo que pasaste para cumplirles sus caprichos.

Sea cual sea su perspectiva acerca de este tipo de empleo, estoy segura de que coincidirán conmigo en que no todo lo que brilla es oro y trabajar en casa tiene sus pros y sus contras. Lo importante es que, al final de la jornada, recordemos que tenemos trabajo.


*El tono de revista de belleza llega hasta usted gracias a este post de Gero que me inspiró estilísticamente, as read in Camino a la felicidad

Comentarios

  1. hahaha yo estoy freelance too pero no disfruto de esos "beneficios" / falsedades haha, pero he de decir que es mucho mejor,por lo menos para mí, porque a aparte del contacto humano con gente nueva me mantiene concentrada y no divagando en mi propio mundo como sé que sucedería estando en la casa
    Saludos Raque :)

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  2. la gente dice yo soy mi jefe bla bla yo hago mi horario...quiza solo para sentirse un poco mejor...pero naaa no difruto d ningun beneficio...xq este mes hay trabajo el otro no....

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  3. @Malu: Mientras podás freelancear y balancearlo con la U, ¡hacelo! Aunque es bien, bien difícil porque la gente no se imagina las exigencias y el tiempo que demanda la carrera (claro, en mis tiempos, con otros catedráticos, era distinto). Y chivo que no trabajás desde tu casa y salís al mundo exterior a tomar aire XD Pero ya saliendo de la U, uno tiene otras expectativas y quizá por eso te desesperás tanto por momentos. Claro, cada quien se conoce mejor y no a todos nos gusta lo mismo.

    @Andrea: Exactamente! Este mes hay trabajo, el otro no :(

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