Las disculpas del caso


A quien corresponda

Si bien cuando inicié este blog no tenía ninguna expectativa, nunca me habría imaginado que escribir aquí me llevaría a leer a tanta gente, ni que darme a "conocer" -aunque sea a esbozos- adentro de una computadora, me llevaría a conocer a otras personas dentro y fuera de ella.

Eso entraría en las "lecciones aprendidas" de la sistematización mental de mis experiencias por estos lares cibernéticos. Una vida virtual que bien podría calificarse como un mundo paralelo lleno de relaciones interpersonales a veces más humanas que las de la misma vida "real".

Aún así, nueve meses después sigo sin comprender muchas cosas de la blogósfera -como por qué hostigan los trolls, de dónde salen los seguidores, qué motiva a los lectores a comentar (y qué los desmotiva), por qué algunos blogs parecen un tributo egolátra de sus autores a sí mismos, por qué unos bloggers se manejan en círculos bien cerrados, la fascinación que puede sentir la gente por saber de la vida de alguien igual de común y corriente que ellos.

Será acaso porque siento que no soy de aquí, ni soy de allá, pero en ocasiones pienso que la luz de este diminuto punto en la blogósfera se va extinguiendo de a poco. O será que me estoy quedando sin ocurrencias (o las cosas que se me ocurren no son tan ocurrentes).

Tal vez un día me levantaré con la determinación de apagar la luz, tercamente convencida de que la blogósfera no es lo mío, que es algo que nunca me terminará de cuadrar y algo a lo que nunca terminaré de sentirme perteneciente, sino un cuerpo orbitante. O tal vez no y por el contrario encuentre mis coordenadas, mi qué y para qué en esta constelación de minúsculos puntitos de luz.

Quiero darle tiempo al tiempo, aclimatarme a esta galaxia y optar por lo segundo y no por el hoyo negro por el cual iba este blog en abandono.


Me había desaparecido. Lo sé. No puedo prometer que no volveré a desaparecerme. También lo sé. No puedo garantizar que no volveré a desvariar. Eso sí no lo sé. Solo puedo ofrecerles las disculpas del caso por trasladarles mis dudas ciberespacio existencialistas.

Comentarios

  1. Para ser sincero, extrañaba leer en este blog.
    Gracias por devolvernos la alegría.
    Sobre la blogósfera, me caen mal los círculos, existen, ni modo, qué se va a hacer...
    Antes de ser twitter, fuí blogger, y me siento más lo primero que lo segundo..., cuente con mi amistad desde la blogósfera y que sigan las ocurrencias...
    Saludos.

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  2. lo de los comentaristas es raro. Hay gente que te lee y ni sabés, pero nunca comenta. Hay otros que te comentan cada post religiosamente y un dia de pronto se van sin explicación.
    Vos no elegís a tus comentaristas, definitivamente ellos te eligen a tí, las razones son material para un CSI en definitiva.

    La curiosidad de la vida ajena es natural...digo, cuando te sentás a tomarte un café con alguien de qué hablás? en general de la vida de ambas personas, no? la blogósfera es lo mismo, pero sin café y con un tiempo de espera para la retroalimentación.

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Gracias por leer. Y por comentar. Y por existir. A veces es bonito simplemente escuchar un "Gracias".

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