Día cero

No estaba muerta, ni andaba de parranda

Estimado lector:

Me dirijo a usted (sí, a usted que todavía se acuerda de los tiempos en que en este blog se escribía), con el motivo de anunciarle que a partir de este día tengo la intención de aparecer más seguido en sus feeds.

Como bien dicen que de intenciones está hecho el camino al infierno, no omito manifestarle que en esta ocasión las condiciones son propicias para poder cumplir mi objetivo de bombardearlo hasta el cansancio con posts, que probablemente ni lea.

Verá usted, hoy es un día cero. Amanecí con una libertad en mi agenda que no había tenido en lo que va del año. Quizá en algún momento la tuve, pero no la supe dedicar a escribir un par de líneas por el temor a que, más que ocurrentes o irreverentes, la prisa me hiciera ser incoherente.

Estos 5 meses fueron... cansados, por decir poco. Le soy sincera: al decidir regresar a las aulas universitarias se me fue por alto que no era solo una inversión de tiempo de 150 minutos diarias de ir a calentar el pupitre. Oh, ilusa yo.

La verdad es que no pensé en las lecturas, los resúmenes, las reseñas críticas ni los ensayos académicos de 5 a 15 páginas con bibliografía citada al estilo de la APA. Creo que fue un error de mi parte no preveer que la maestría sería tanto más exigente que el pregrado.

He sentido eterno este ciclo, en parte, porque no estoy acostumbrada a que las clases empiecen en marzo. El tercer módulo se acaba apenas esta semana y de ahí quedan 2 más. Imagínese usted que esta será la primera vez en 6 años que iré a clases en mi cumpleaños, cuando en la otra U tenía vacación.

Tampoco calculé que dar apenas 4 horas clase en la universidad absorbiera tanto tiempo. No por las clases, no. Esas se han pasado volando. Nomás fíjese que la otra semana se acaba el ciclo. Ya no voy a tener que levantarme a las 5:00 a.m. los jueves y viernes (ni regresar a mi casa hasta las 9 de la noche).

Lo pesado ha sido la calificada. Cada trabajo que dejo, multiplicado por 45 alumnos dan suficiente material de lectura como para quedarse sin vacación de Semana Santa, fines de semana y feriados. Y no, no me diga que quién me manda a dejar tareas, porque sería inaceptable que no los pusiera a trabajar cuando la cátedra es Redacción.

Y en medio de la academia, de la partición de mi disco duro entre estudiante de una U y catedrática de otra, un trabajo de 10 horas originalmente, en el que Blogger estaba bloqueado y yo ya me sentía bloqueada en otras tantas. De esto, mejor ni hablemos. Al menos no aquí.

Le decía que hoy es un día cero. Cero trabajo en una oficina y de vuelta a ser independiente. Admito que me retracto de mucho de lo que dije aquí sobre trabajar en casa allá por noviembre, y casi podría asegurar que no volveré a despreciar el outsourcing.

Espero que esta decisión me encamine más hacia el área en que quiero trabajar en un futuro y para mientras, no me toca más que seguir ganándome el derecho de piso de consultoría en consultoría y repetirme "Algo bueno saldrá de todo esto". Es que, definitivamente, ¡algo bueno tiene que salir!

Para mientras, disfrutaré de los últimos minutos de mi día cero. Que ya mañana es el día 1 y no quiero empezar con cero planes de acción concretos.

Sin más que agregar, atentamente me suscribo.

La blogger perdida

De mi frustración por el manejo del tiempo -una constante en estos 4-5 meses- solo queda en los registros de este blog mi deseo por un clon. De las demás, mejor me olvido.

Comentarios

  1. Ya me preguntaba que qué te habías hecho... Bienvenida de regreso retornado!

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  2. Linda plantilla, te había estado leyendo en el reader y casi me caigo de la silla cuando entré al blog "de verdad".

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  3. Gracias Clau :) Aunque todavía tengo que arreglar un par de detalles técnicos... esto del HTML no se me da

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