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Mostrando entradas de octubre, 2010

Pero, ¿y si...?

"Tal vez no sea nada", pensó para calmarse un poco, mientras reparaba en la ironía de que un nudo en la garganta le causara otro. No sabía si no lloraba porque el simple acto de llorar dolía físicamente, o porque quería pretender que guardaba la calma. Aún así, era más fácil imaginarse que era "algo", algo de eso que se hereda genéticamente. Pero, ¿y si era algo? ¿y si era algo malo? Demasiados flashbacks de visitas a hospitales, de gente marcada con tinta negra en el punto en que recibirían sus radiaciones, del olor a químicos y tristeza. Demasiados recuerdos de funerales, de gente llorando por gente que ya no está. No, no puede ser ese "algo". ¿Por qué ella? ¿Por qué ahora? "Tiene que ser nada", pensó para calmarse un poco, mientras veía pasar el tiempo, entre las ansias y el pánico.

Oportunismo se escribe con O de Omar Angulo

Hoy resulta que Omar Angulo le escribió una canción a los mineros chilenos . La verdad es que no hay de qué sorprenderse, si tomamos en cuenta que este tipo aprovecha cada velorio que puede para hacerse de sus 15 minutos de fama. La primera vez que reparé en las tácticas enfermizas de promoción de este señor fue para el entierro del estudiante del INFRAMEN, en abril pasado, cuando aparecía en primera plana la mamá del joven llorando, y éste dizque charro detrás. Vaya sinvergüenza, lo repitió en el entierro de la Manyula y del joven futbolista del Metapán. Es como si no pudiera dejar escapar oportunidad alguna de visibilidad. No le basta con pintar con su "omarangulo.com" hasta la última piedra de El Salvador. Si lo vemos con ojos de frivolidad, la estrategia de RRPP que utiliza este fulano no está mal, en cuanto consigue su objetivo de branding. Pero en lo humano, simplemente es repugnante que se aproveche así de la gente. Este grado de oportunismo me asquea y lamentablemente

De los 33 mineros chilenos

No me va a dejar mentir: entre ayer y hoy poco se habla de algo que no sea el rescate de los 33 mineros chilenos que quedaron soterrados en la Mina de San José, en la ciudad de Copiapó (ojo: soterrados, no "aterrados" como insiste en decir mi septuagenaria abuela, aunque no descarto hayan sido presas del terror en semejante situación). Yo me pregunto, después de regresar desde las entrañas de la tierra -por seguirle el juego a las declaraciones proféticas poéticas del Ministro Golborne "Estamos a pocas horas para ser testigos de cómo la madre tierra dará a luz a 33 nuevos hijos"-, ¿en qué tantas cosas se podrá pensar y reflexionar en 70 días de aislamiento? Mario Sepúlveda, el segundo rescatado, decía hoy que había estado en el cielo y el infierno ahí abajo. Otros aseguraban hace días que cambiarían sus vidas al regresar con los suyos. Unos se casarían, algunos pasarían más tiempo con sus familias y, por supuesto, #elmineroinfiel tendría que aclarar las cosas entre

Gratificación instantánea

A veces pienso que me gustaría tener un control remoto para darle fast forward a estos años en que uno aún no halla su lugar en el mundo, y así aparecer en la escena en que ya todo está establecido. No sé por qué a veces queremos las cosas para ya, como por arte de magia, sin necesidad de aquello de "prueba y error". Cuando la realidad es que las cosas que más cuestan son las que más se valoran, las que toman años, que uno ni cuenta se da de que lo logró hasta que ve en retrospectiva el camino que ha recorrido, que la mayoría de las veces no es en línea recta, sino lleno de desvíos. Olvídese de la gratificación instantánea y trabaje por lo que tanto quiere.

Ira

Esta entrada habría tenido (más) sentido cualquier día de la semana que recién pasó. Entre quemar neuronas terminando tareas a las 2-4 de la mañana, asimilar cambios sustanciales en mi vida personal, lidiar con disconformidades en la vida familiar, caer en la cuenta de que no tengo vida social y enfrentar el inminente estancamiento profesional, estos días, por decir poco, han sido... malos. Sospecho que no es coincidencia que todo se te junte cuando las cosas van mal. Por el contrario, pareciera que está en los planes del cosmos que cuando te toque colapsar, lo hagas en una escena similar a la de un edificio que se desmorona después que un movimiento telúrico mueve sus bases. Pues bien, a mí me movieron mis bases. Mi problema no es tanto quebrarme, como que no sé hacerlo. Para mí, desde siempre, ha sido casi imposible expresar o compartirle mis sentimientos a alguien. Sin importar cuánto necesite desahogarme, no sé hacerlo. Al menos, no sé hacerlo bien. Por eso, cuando mi sistema

Una familia moderna

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Para usted que creció acomplejado porque su familia no era "normal" y se pasó la mitad de su infancia haciendo dibujitos en que aparecía una casa blanca de techo rojo (con todo y chimenea) y cuatro muñequitos "de palitos" (papá, mamá e hijos) saludando en el jardín y que además le dibujaba una carita alegre al sol que salía en la esquina superior izquierda de la página de papel bond tamaño carta, "Modern Family" es para usted. El nuevo programa de Fox, aparte de ser muy, muy divertido, expone nuevos tipos de familias cada vez más comunes: la típica familia americana (papá, mamá, 3 hijos); la familia recompuesta/bicultural/hombre mayor-mujer joven (ésta es particularmente chistosa, con Al Bundy como papá y Sofía Vergara como mamá); y la pareja gay que adopta a la beba vietnamita (otros que provocan carcajadas). Ah, y todos son familia entre ellos. ¿Si eso es una familia moderna? Supongo que sí, tanto como aquellos . Son familias de la TV para tiem

Envidia

De todos los sentimientos, éste es del cual podríamos prescindir los humanos. Habemos quienes lo hacemos en el más absoluto silencio, como si nosotros mismos no quisiéramos darnos cuenta de que envidiamos al otro. Porque si estuviéramos conscientes tendríamos que detenernos a examinar a ese monstruito que nos corroe desde adentro... una tarea muy desagradable. Quizá incluso nos da pena admitir que sentimos envidia. Hay otros que envidian públicamente, a veces de las maneras más escandalosas y ni siquiera se dan cuenta, porque su envidia se disfraza de habladurías, de sarcasmo, de críticas, de poner en entredicho por qué el otro tiene lo que él desea. Conozco a varios de estos envidiosos, algunos son de lo más patético, otros me dan lástima. Probablemente usted también conoce un par de envidiosos, también es posible que usted sea el objeto de algún tipo de envidia, pero lo más seguro es que usted lleva ese monstruito adentro, en este preciso momento... corroyendo sus vísceras y envenen

5 cosas que eran buenas de ser niño

La vida sigue un ciclo y sería injusto decir que una etapa es mejor que la otra. Simplemente son diferentes. Eso sí, hay que admitir que hay cosas que eran buenas de ser niña o niño: No hay que tomar decisiones. Sí, la vida es de decisiones, pero cuando uno es niño, los grandes dilemas de la vida no pasan de qué vas a comer, qué hay en la tele y "quiero ir al baño". ¿Cuándo ha visto a un niño estresado?  Las películas para niños. Visualmente son más atractivas. Cuesta menos entenderlas, a pesar de que el mensaje sea igual de complejo que cualquier otro filme que se precie de intelectualoide. Aparte, los personajes son más graciosos. ¡Necesito decir más? Se puede jugar con cualquier cosa porque cuando los recursos escasean, la imaginación abunda. A las pruebas fotográficas me remito. De adulto, vivirá comprándose juguetes -laptops, TV's pantalla plana, cámaras digitales, iPods, Blackberry, etc.- y seguirá igual de aburrido que al principio.  Colorear. Simplemente e

Restricciones no aplican

Un día de estos entré a uno de los jardines probablemente más hermosos que he visto en mi vida. No me pregunte cómo se llamaba cualquiera de las flores porque no tengo ni la más mínima idea. Esas clases en la escuela de "Sea mujercita" me las perdí. Lo curioso fue que, cuando se acabó el sendero empedrado, no supe qué hacer. No había nadie alrededor y volví a ver a todos lados por si había un rótulo que dijera "No pisar el césped". Enseguida reparé en que, en todo caso, ¡la grama está ahí para pararse en ella! así que en un acto de rebelión, me paseé por el jardín de arriba para abajo, perdiendo cuidado de qué había debajo de mis tenis. ¿Con cuántos rótulos de "No haga esto" y "No haga aquello" nos topamos todos los días que ya ni siquiera cuestionamos aquello que nos prohíben ni de dónde proviene tal restricción? Ja. Yo pisé el césped. ¿Y qué pues?