Una mala palabra

Hola tía:

Siempre he pensado en escribir acerca de las cosas que pasamos los últimos meses, las últimas semanas y hasta el último día, ¿sabe? Pensaba que cuando lo hiciera despotricaría en contra del sistema de salud pública (y hasta del privado), del lúgubre servicio de Bienestar Magisterial en aquello que parece un sótano en el Rosales, en la falta de camillas, en los microbuses que se improvisan como ambulancias, en cómo hay que ir a rogar a aquel hospital de lujo insistiendo en que el maestro tiene derecho de que lo atiendan, en las escenas que uno ve en el Instituto del Cáncer, en todo. Pero la verdad es que dos años después poco me queda por decir, no son historias que me interese recordar. Para mí 'cáncer' es una mala palabra y para el que se lo diagnostican, frecuentemente, una sentencia de muerte. Quisiera haber tenido menos miedo en los últimos días, haber sido más sabia para encontrar palabras que la pudieran reconfortar cuando íbamos y veníamos de las radiaciones, o tan siquiera más fuerte para haberla cargado cuando estaba débil, para hacerla sentir más cómoda. Hice lo que pude, aunque nunca me parezca lo suficiente. Supongo que solo quería decirle que la extrañamos todas, algunos días más que otros, pero siempre. Un abrazo fuertototote.

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