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Mostrando entradas de febrero, 2011

Una noche en el teatro en cuatro actos

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Primer Acto Bajo a desayunar y que en la televisión anuncia uno de los conductores de una revista matutina que estarán regalando entradas para el ballet ruso. Publico el siguiente tweet: No se escandalice. Yo sé que miles de salvadoreños ven ese tipo de programas todos los días, que la mayoría es del sector popular y que espectáculos como el ballet no los han alcanzado por infinidad de motivos: la oferta es escasa y está principalmente centralizada en la capital, no hay políticas culturales que difundan masivamente este tipo de forma artística, que es un gusto que el público no ha tenido la oportunidad de adquirir porque no han sido introducidos a ese mundo, que a todas luces es para pocos, que no es su culpa, etcétera, etcétera y un millón de etcéteras más. Que al pueblo, pan y circo -aquí sí me va a disculpar porque esto es como el dilema de la gallina y el huevo. ¿Será que Bailando por un sueño y Quién quiere ser millonario rompen récords de rating porque eso pide la gente

Si la justicia salvadoreña fuera una producción televisiva made in USA

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Hay tantas cosas que no funcionan ni se explican en este país. Transporte público que es privado, empresarios de buses que mangonean al Estado y que succionan subsidios como sanguijuelas, buseros que chocan aparatosamente y dejan decenas de muertos y heridos, cobradores que escapan a empujar a los usuarios de la puerta para hacer paradas más veloces que un pit stop de Fórmula 1. ¿Se ha puesto a pensar cómo sería nuestra realidad si esas cosas que tanto nos aquejan se hicieran bien? ¿Qué tal si la justicia en El Salvador funcionara como un programa de televisión gringo?  Si los trabajadores de Medicina Legal en lugar de hacer paro fueran tan efectivos como un agente de CSI. No hablaríamos de CSI: Las Vegas , sino de "CSI: Soyapango", y hasta el rastro más escurridizo de ADN serviría de evidencia en cualquier investigación porque, claro, los laboratorios estarían equipados con tecnología de punta y los forenses, entrenados por el mismísimo Grissom o los de Detectives

Cómo convivir un obsesivo compulsivo y no volverse loca en el intento

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No soy psiquiatra ni psicóloga, a lo sumo he visitado a suficientes como para poder hacer un diagnóstico improvisado de que ella tiene un serio desorden obsesivo compulsivo ( OCD ). ¿Cómo lo sé? Pues, es fácil sospecharlo cuando te llegan a tocar la puerta mientras te estás bañando todas las mañanas para preguntarte si hay "alguna basurita" porque, claro, hay que sacar 5 ó 6 bolsas de basura diarias si es posible - way too much information , lo sé, pero necesito que entienda la gravedad de la situación y si acaso es posible, pueda sentir algo de empatía por el resto de inquilinas de la casa-.  O porque puede ser un domingo a las 8:30 de la noche y ella anda dando más vueltas que un trompo moviendo chunches de un lado para el otro, porque no puede controlar sus ataques de ansiedad e insiste en que la casa tiene que amanecer "limpia y ordenada", aunque ella bien sabe que amanecerá a las 5 a.m. para volver a hacer exactamente lo mismo... otra vez.  O qué

La vida de los otros

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Terminaba de ver 'The King's Speech' una noche de estas cuando se me vino a la mente la misma idea que cuando vi 'The Queen': " Cuánta fascinación por la vida de los otros ". En la primera ocasión, creo que el pensamiento lo suscitaron las imágenes del pandemonio mediático del funeral de Diana y la reacción de la gente llorando en las calles y llevándole flores a una muerta que no conocían, pero cuya vida creían conocer al grado de sentir a esa extraña como propia. A medida veía a la Reina Isabel II en la forma de Helen Mirren y la versión del guionista acerca de algo que a mi parecer no es sino un caso de manejo de comunicación en crisis entre el Primer Ministro Blair y la monarca, caí en la cuenta de que la película rayaba tanto o más en el voyeurismo que los miles de dolientes desconocidos que le habían seguido los pasos en tabloides, la prensa rosa y los programas de entretenimiento, a la célebre difunta. La película en sí era un peep h

Mujeres que están dispuestas a besar a cualquier sapo con la esperanza de que se convierta en príncipe

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El domingo veía un programa sobre "Los números del amor", una recopilación de estadísticas al más puro estilo Discovery. Decían que, en promedio, una mujer besaba a 68 sapos antes de encontrar a su príncipe azul. No pude evitar pensar que conozco a muchas de esas mujeres. Creo que todos tenemos al menos a un par de amigas o conocidas que literalmente están dispuestas de besar a cualquier sapo con la esperanza de que se convierta en su príncipe ( otra muestra de que Disney se paseó en nuestras vidas amorosas ).  Unos dirán que es por promiscuidad (como si los hombres no hicieran lo mismo), y tal vez en algunos casos sí lo sea, quizá son unas Samanthas de Sex and City , y mientras se sientan bien consigo mismas y no lastimen o perjudiquen a nadie, bien por ellas.   Yo digo que simplemente hay mujeres que no saben estar solas. Salen de una relación para entrar en otra y no se dan el tiempo para conocerse, salir, ver qué les gusta y qué no, tener una relación con e

De cuando una se "enamora" del póster en la pared

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Muchos hombres pasaron por mi habitación a medida que entraba a la adolescencia. A las paredes de mi habitación para ser más exacta. Ricky Martin, Leonardo DiCaprio (era la época de "Titanic"), Pacey (Joshua Jackson en tiempos de "Dawson's Creek"), los Backstreet Boys, Mercurio (autografiado, pero por el más feo del grupo para mi mala suerte) y hasta los primeros Menudos (el ítem vintage/retro de mi colección), todos pegados en la pared. El que más recuerdo era uno enorme de Ricky que me tomó más de un mes ahorrar los 15 colones que costaba. Lo pasaba viendo siempre a la salida del colegio para asegurarme que el señor que se ponía a venderlos en la calle todavía lo tenía. No era la única. Era toda una horda de pubertas y adolescentes las que se agolpaban en la acera viendo qué podían comprar de nuevo. Algunas de mis compañeras -aquellas suertudas a las que los papás les daban dinero, no como a mí-, llegaban al extremo de comprar fotos "autografiadas

10 Canciones para el aftermath de la vida loca

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Si hay algo que no entiendo es por qué la gente asocia la música de Ricky Martin con alegría. Sí, sí, yo sé que a todos se les viene a la mente 'Livin' la vida loca', 'La copa de la vida' y todas esas, pero la realidad es que los discos de Ricky están plagados de canciones dignas de emos y maníaco depresivos, con letras que incitan a llorar por amores pasados mientras minan seriamente el autoestima de los oyentes en estado vulnerable.  Tal vez exagero un poco -solo un poco-, pero no es hasta 'Lo mejor de mi vida eres tú' que no le escuchaba una canción a Ricky que fuera genuinamente alegre y que no estuviera escondida entre los tracks que jamás llegan a ser escuchados en la radio. Hasta la alegría ha salido del clóset. Sí, supongo que Ricky se siente al fin feliz y que la tristeza no es para él , pero para los que sí, siempre estarán estas joyas corta venas, para cuando uno hace el aftermath de la vida loca, o en todo caso, de un amor loco, de esos

Una canción desesperada

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Esta noche mi hermana me preguntaba que por qué habían más canciones tristes que alegres. Yo le dije que no podíamos comprobar lo que ella decía y que, en todo caso, lo percibe así porque en efecto a uno le tienden a gustar más las canciones tristes. Entonces la pregunta fue "¿Y por qué gustan más las canciones tristes?". Solo supe responderle que las penas se cantan con más pasión, aún cuando son ajenas. ¿A qué no?