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Mostrando entradas de junio, 2011

¿Cuándo me salté el muro?

De las muchas cosas que no entiendo de internet, una de las que más me encrespa es cuando aparece la pantalla negra molesta de "Este video no está disponible en tu país" . Pues hoy me pasó lo mismo, con la diferencia de que fue un sitio web completo el que me sugirió que mejor visitara el de su filial de Latinoamérica, ya que algunos de los elementos del sitio (incluyendo muchos de los videos) no funcionan para usuarios de fuera de los Estados Unidos de América. No me moría de las ganas por saber qué hizo o dejó de hacer Lady Gaga en Japón, pero menuda sorpresa que automáticamente me saliera una pantalla con la bandera de barras y estrellas a un lado, y el sur del continente americano al otro, y bilingüe por supuesto. Al redireccionarme al sitio de MTVLA les habría quedado de toque que saliera una canción del unplugged de Los Tigres del Norte ... ♫ Los del norte dicen que soy latino, no me quieren decir Americano ♪ A todo esto sigo sin entender para qué ponerle fron

Las cosas simples de la vida

¿Sabe por qué yo me fijo en las cosas simples de la vida? Porque todos se desviven por analizar las grandes cosas. Política, legislación, religión... hasta fútbol. Pero de las pequeñeces no se acuerda nadie. Yo soy ese nadie que se fija en los nada.

Acostumbrarse versus conformarse

Hay cosas a las que uno termina por acostumbrarse, algunas con las que no debería conformarse. Hay otras con las que uno se conforma, pero con las que tampoco debería acostumbrarse a estar conforme. Uno no debería conformarse consigo mismo hasta acostumbrarse a cambiar todas las anteriores, pero paradójicamente cabe la posibilidad de que uno sea más infeliz en el intento.

De por qué no me gusta hacer planes (pero hay que hacerlos para que las cosas pasen)

Pensando en mi 'cuarto de siglo' empecé a manejar la idea de que tal vez le podía hallar un uso a mis "millas" en un viaje en solitario. Soy una mujer soltera sin hijos, trabajo, gano y ahorro, pago mis propios gastos, ¿por qué no? Sin embargo, lo pensé y lo repensé. Solo decir en voz alta "Quiero hacer un viaje" fue un gran paso para mí. Es que no me gusta hacer planes por si acaso a ellos les da por deshacerse. Repasé el globo terráqueo y puse mi dedo sobre Nueva York. No fue la primera opción, pero sí la mejor si considero que no me alcanza la alcancía para el tour europeo que había soñado. Entonces los astros empezaron a alinearse: recibí un correo del Manchester United con la noticia sobre la pretemporada en Estados Unidos... con una parada en Nueva Jersey ante el combinado de las estrellas de la MLS. Conociéndome, habría dejado pasar la oportunidad (partido y viaje) y a las horas de las horas iba a decir "Qué lástima, bien hubiera ido".

Gratitud

Los 22 de junio siempre me hacen recordar el colegio. Tal vez porque de adulta me hace falta el asueto. Con un poquito de esfuerzo puedo recitar los nombres de al menos el 90% de mis profesores. Si voy un poco más allá hasta puede que recuerde las aulas exactas en las que recibí clases cada año y recorro mentalmente los pasillos del colegio. Para haber tenido tantos problemas en los primeros años, guardo buenos recuerdos de ese lugar.  De los planes de trabajo semanal, las guías y el trabajo personal, las quincenas (que rara vez terminé), los grupos en que tocaba sentarse porque así era la disposición de las mesas (aún en 8°), los carteles y las puestas en común, los álbumes y los frisos, hasta de las planas de estética en los cuadernos cuadriculados de 3 mm. Tuve que llegar a la universidad para darme cuenta de que el colegio había hecho un buen trabajo conmigo. Pero más que el colegio y el sistema, la gratitud se la debo a la gente que se cruzó en mi camino. Un nombre destac

Los cumpleaños están sobrevalorados

Culpemos a las industrias culturales, pero es cierto: los cumpleaños están sobrevalorados. Eso de los pasteles con las velitas, las fiestas sorpresa, los múltiples agasajos y jolgorios por tu natalicio... esas cosas no pasan así a lo grande fuera de la pantalla de la TV o de las tarjetas de Hallmark. Los cumpleaños son días comunes y corrientes en los que a lo sumo vas a un almuerzo tradicional y tu teléfono suena sin que sea número equivocado (si bien hoy con Facebook es más práctico dejar un comentario de cajón como "Hey, felicidades q la pases bn" -economía de palabras ante todo-). Y sí, 25 años después uno podría estar más acostumbrado a que no es sino un día más, pero a veces gana el existencialismo por preguntarse por qué no se celebra que uno existe. PD. Lo he pensado pero me sigue pareciendo patético tirar más indirectas de "¿Qué vamos a hacer para mi cumpleaños?". ¿Usted también cree que los cumpleaños están sobrevalorados? Comente y conversemos.

¿Para qué perder el tiempo?

Tengo serios conflictos con el tiempo. O no me alcanza o siento que se pasa muy rápido. Pero lo que más detesto es perderlo. Mas bien, que me hagan perderlo. Que una cosa es perderlo por voluntad propia y otra muy distinta que alguien más quiera disponer de él a su antojo.  Detesto que alguien más asuma que es dueño de tu tiempo, aún si te está pagando por él. Braveo cada vez que pasa, aunque lamentablemente es seguido. ¿Para qué malgastar 2 horas en algo que eficientemente se pudo haber hecho en 20 minutos? ¿Será que la gente no aprecia su propio tiempo o es solo el de uno el que les importa un comino? A veces me siento como el conejo de "Alicia en el país de las maravillas", apresurada por llegar a ningún lugar pero sin tiempo que perder. Quizá solo quiero llegar allá más rápido, para descubrir adonde debo estar. Ya no le hago perder el tiempo. Comente y conversemos.

De compartirse y sincerarse

Hace meses un lector habitual de este espacio me dio las gracias por "compartirme". En un principio, la expresión me causó risa, pero después me quedé pensando en el significado de compartirse. Siempre he dicho, y lo sostengo a la fecha, que este es un blog impersonal. Aquí nunca va a hallar fotos en las que salga posando en mi mejor ángulo y después le ponga efectos en Photoshop (no mienta, seguro ha visto blogs así). Tampoco veo la necesidad de publicar mi nombre completo o tenerlo de dominio. Ni de andarle dando un resumen completo de cada cosa que hago o dejo de hacer, los lugares adonde voy o con quien estoy.  Entonces, ¿qué comparto? Solo lo que pienso y lo que siento . ¿Contará eso como compartirse? ¿Eso es abrirse? ¿Sabe usted algo de mí si le digo que me gustan los zapatos o que le tengo pánico al conflicto? ¿Eso cuenta como conocer a alguien? Si usted y yo nos juntáramos algún día, ¿sentiría que me conoce? Cuando no sabe cómo me llamo, cómo me veo, adónde

El precio de ser adulto

Uno sabe cuándo ha llegado a cierta edad. No por la talla ni el peso, ni por las canas o arrugas, ni porque ya no se puede desvelar como antes. No. Solo hay que examinar el saldo de la libreta de ahorros y, para los que llevamos la cuenta, ver el tipo de gastos que vacían nuestros bolsillos. $80.00 de gasolina al mes + $100.00 en el mecánico + $80.00 por renovar la tarjeta de circulación y cambiar las placas + $200.00 en consultas, exámenes médicos y medicinas + Siga sumando más, más, más Dicen que hay cosas que el dinero no puede comprar... que me digan cuáles porque últimamente a todos lados donde voy las cosas tienen precio. Extraño los días en que no me ponía a pensar de dónde salían los cinco colones que pasaba ahorrando toda una semana para comprarme una minuta o un sorbete de chorro a la salida del colegio. Si este es el precio de ser adulta, ¿con quién regateo o cómo consigo descuento? Comente y conversemos.