El taller y las mujeres

Siempre he dicho que las mujeres somos presa fácil en los talleres. No sé si es real o si es paranoia, lo cierto es que los mecánicos salivan al ver a una mujer sola parquearse en su taller. No porque la imaginen en las poses de calendario de aceite de motor que adornan las paredes de su establecimiento, sino porque imaginan la factura que les pasarán por el trabajo.

Venía con un piloto de "Maintenance Required" encendido y en la mente un "Hay que cambiar el aceite y tal vez revisar los frenos". Aceite y pastillas de freno, ese es todo mi vocabulario de mecánica. Ahora me iré sabiendo cuando al menos que bujías, inyección, aceite de caja y no sé que otra cosa son caros. Caros, caros, ¡carísimos!

Lo que me da más cólera es pensar "¿Me estarán bajando?" Y un "¿Por qué no vine con mi papá?" que intento con fuerzas suprimir de mi mente, como si él, por el simple hecho de ser hombre, en verdad supiera de mecánica. En alguna ocasión he bromeado que el día que mi papá ya no esté voy a verme en la obligación de casarme para que la responsabilidad del mantenimiento del carro siga recayendo en un hombre.

Me acaban de venir a enseñar una bujía para que vea que el repuesto es de primera calidad. ¡En mi vida he visto una bujía! ¿Qué quiere que le diga? ¿Que es bien brillante? Y entonces me da más cólera conmigo misma porque YO debería saber. YO que ni siquiera sé cambiar llantas. YO que lo único que sé es poner gasolina, pagar el seguro y llamarle desesperada a mi papá cuando me pasa algo relacionado al carro.

No debería saber por ser hombre o por ser mujer, sino por ser propietaria de un vehículo.


Si conoce de un lugar que imparta buenas clases de mecánica básica en el área de San Salvador, deje su comentario después del tono.

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