10 observaciones pintorescas de los aeropuertos, aviones, taxis, buses y hoteles

Hace poco tuve que viajar por trabajo. Era la segunda vez que lo hacía, pero la primera por tanto tiempo. No iba sola, pero fue como si lo fuera. Era trabajo, pero también fue como si no lo fuera. Así las cosas, fue una gran experiencia para observar y tomar notas mentales, como:





  1. Los aeropuertos se prestan para mi deporte favorito: people watching. Estudiar cómo van vestidos, jugar a adivinar a qué va cada quien, si van de viaje o regresan a casa. Es el entretenimiento previo a abordar.
  2. Ponerle un distintivo a las maletas pareciera ser una costumbre mundial. Pensaba que las chongas en las maletas eran autóctonas de Comalapa.
  3. Las aerolíneas gringas sí que saben como sacarte hasta el último centavo. Desde pagar por la comida a bordo hasta deslizar tu tarjeta de crédito para ver la película. No me sorprendería si la próxima vez cobrasen por usar el baño.
  4. La gente sí que sabe cómo arreglárselas para no incurrir en gastos extras. En el vuelo de Houston a Las Vegas la señora del asiento de la par sacó una bolsa gigante de papitas fritas, nachos, galletas y chocolates que repartió entre toda su familia. No hay diferencia entre un vuelo local y un bus interdepartamental. ¡Ja! Y después andan hablando de las cajas de Pollo Campero. 
  5. En las salas de espera está bien no hablar. Hay casos en que el silencio es de hecho cómodo. No intente romperlo de manera forzosa. Y si va a hacer el intento, trate de sostener una conversación, en lugar de soltar uno que otro comentario aquí y allá.
  6. Solo porque no tengas un iPad o artefacto similar no significa que tengas que aburrirte en la sala de espera. En mi experiencia, el sudoku siempre es útil para matar el tiempo. Y si no, de nuevo, ¡people watching!
  7. Los taxistas son como la lotería: no sabes si te va a tocar uno amable y parlanchín, o un malencarado o indiferente.
  8. Por más que intentes y busques, siempre habrá un tiquete de bus que se pierda (en mi caso, dos) y te vas a bajar al menos una vez en la parada equivocada.
  9. Algunos hoteles están diseñados para que uno se pierda en ellos. ¿De qué otra forma explicas que los pasillos sean iguales? 
  10. Las camas de los hoteles se sienten más ricas porque sabes que a la mañana siguiente no es necesario arreglarla. Entran elfos mágicos que ordenan toda la habitación. 

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