Observaciones sobre Grace and Frankie

Comencé a ver "Grace and Frankie" el año pasado porque pues, YOLO, bingewatching, Netflix without chill. Terminé de ver los 13 episodios por lo mismo. Aunque no es la mejor serie de Netflix (hay algo que no termina de cuajar), tiene dos puntos a su favor, en mi humilde opinión.

Número uno. Esta no es una serie acerca de ser gay. No me malinterprete. Yo acepto la diversidad y creo que la televisión cada vez es más diversa en comparación a como era antes, sin entrar en temas como "Oscars so white". Solo quiero señalar que me parece, en lo personal, que es bueno alejarnos de los clásicos estereotipos como "Will and Grace", por mucho que adore el personaje de Jack ("Just Jack!"), y que los personajes sean personas comunes y corrientes atravesando problemas que cualquiera tendría, sin importar su orientación sexual.

Habiendo dejado esto claro, aunque la historia parte del hecho de que una pareja de amigos y socios entrados en edad salen del clóset y dejan a sus esposas de años para al fin compartir sus vidas, este programa no se trata de eso. No importa como lo quieran vender. La historia no es sobre ellos. Grace and Frankie es sobre dos mujeres, polos opuestos, que un día ven desmoronarse toda su vida, que se cuestionan si todo lo que han vivido fue una mentira. La siguiente imagen lo resume bien:


El "qué harías sí..." me pegó inmediatamente. Creo que es la fórmula mágica que los guionistas deben usar secretamente para escribir historias exitosas. Hay una escena en particular, consta que no es spóiler, en que Grace y Frankie van a un funeral de un amigo en común, al que también asisten sus ex. Pelean por algo que no recuerdo y Frankie camina en automático a subirse al carro de su ex esposo, y eso le pega a ella emocionalmente. La vida cambió. "Nosotros" ya no somos nosotros.

Número dos. Al fin mujeres arriba de los 60 años. O mejor dicho, mujeres arriba de los 60 que no son la tierna viejecilla sarcástica como Betty White en "Hot in Cleveland" o la abuela de alguien. Aunque las series sean claramente ficción, no está de más que aparezcan personas reales. Reales en lo que cabe, porque Dios sabe que Jane Fonda se ve y está mejor que millones de mujeres que tienen la mitad de su edad.

Entonces, ¿veredicto? Véala. Dele una oportunidad. Échese los 13 episodios antes del estreno de la segunda temporada en algún momento del 2016 en Netflix.

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