Misceláneos - Vol. I

A veces creo que soy una persona... peculiar. Me apasiono por temas que a los demás no les parecen interesar tanto. Los perfumes, por ejemplo. Hasta vi documentales. Desde la nariz y las familias olfativas, hasta la creación del envase, el empaque, la campaña de mercadeo. Fascinante. Iba a escribir sobre eso en el blog, pero mejor les ahorro la molestia. En resumen, me inclino por las fragancias de la familia oriental floral, tengo tableros en Pinterest donde clasifico mis perfumes por familias, uso un sitio web para aprender más sobre cada perfume y he llegado a la conclusión de que, dentro de lo que cabe, los perfumes son la manera más asequible de tener algo del estatus de las marcas de lujo (aunque en muchas ocasiones estas marcas sean concesionadas a otros conglomerados empresariales, porque sí, hasta eso he investigado). ¿Voy a tener alguna vez algo que sea Chanel? No. Pero tengo un frasco de Coco Mademoiselle que cuido desde el 2016 que me lo regaló una tía y usarlo me hace feliz porque me encanta como huele. Es como en "Emily in Paris" cuando Emily tiene que explicarle al diseñador que se ofende por su estilo ringarde que su llavero es de una época en que era lo único que ella y sus amigas podían comprar de los diseñadores que veían en "Gossip Girl". 

Emily in Paris, específicamente en el Palais Garnier

Hablando de Emily in Paris, confieso que vi esta serie con la expectativa de ver paisajes de París, pero hay más Emily que París, lo cual no está mal, pero no era lo que buscaba. A veces las películas o series te pueden hacer viajar a otra ciudad. Como "Under the Tuscan Sun" o "Eat, Pray, Love", que te teletransportan a Italia. O como cuando veo "You've Got Mail" por enésima vez y estoy ahí, en Nueva York de otoño/invierno a primavera/verano. O en "Encantada", con las escenas en Central Park. O en "Mi Pobre Angelito". O en "Sex and the City", que curiosamente es del mismo creador de Emily in Paris. Recuerdo que todo el mundo hablaba de como la ciudad, Manhattan, era el quinto personaje de SATC. Dejando de lado los estereotipos franceses y millennials, y que no pude obtener mi dosis alta de París, a mí sí me gustó Emily in Paris. Creo que era el escapismo que necesitaba y vería una segunda temporada sin pensarlo dos veces.

 

¿Series que no creo que siga viendo? "Good Girls" y posiblemente "Dead to Me". Good Girls empezó tan bien. Tres mujeres desesperadas por su situación económica que deciden asaltar el supermercado en que trabaja una de ellas y esto desencadena una serie de sucesos en que ellas terminan primero lavando el dinero de un pandillero (que me da algo de penita decir que tiene un je ne sais quoi), y luego imprimiendo su propio dinero falso. Y no pueden romper el ciclo. Es una mala decisión tras otra, y cada vez es menos probable que puedan salir de la vida criminal. En la primera temporada sentía empatía por ellas, pero ya no puedo más. Es como en Dead to Me. Veo al personaje de Christina Applegate y pienso que dejaría de tomar tantas decisiones desafortunadas si solo le bajara al vino, dejara de desvelarse tanto y buscara la ayuda psicológica que necesita. Tal vez dice algo más de mí que de la calidad de las series el hecho de que no pueda empatizar con personajes de moral cuestionable.


¿Series que solo mejoran y mejoran y mejoran? "This Is Us", por supuesto, con un inicio impactante de la quinta temporada, que solo dan más ganas de que sea enero 2021 para que regresen los episodios y los Pearson. La manera magistral en que los escritores han incorporado la pandemia y las protestas en Estados Unidos es una muestra más del talento que hay en esa sala de redacción. La escritura es un proceso digno de admiración en todas sus formas, pero creo que es aún más fascinante en los productos audiovisuales porque un guion da sentido y comunica en varios niveles. A veces es el guion mismo y otras es simplemente la composición de una toma o la edición de una escena. Me cuesta explicarlo porque no soy experta en el tema, pero es como en algunos episodios de "The Crown" (otra serie muy recomendable): a veces dicen más con lo que no dicen. Hay una toma en particular, al final del episodio en que Lady Diana va a Balmoral y la atención de la familia está puesta en cazar una cierva que está herida, en que cuelgan la cabeza en el comedor frente al otro ciervo. Brillante. Quizás en otra vida me gustaría ser guionista. 

Olivia Colman como la Reina Isabel II en "The Crown"

Y no se hable más de cómo The Crown comprueba mi teoría de la atracción por la vida de los otros. La realidad es que nunca sabremos qué pasa tras puertas cerradas ni qué se cruza por la mente de estos personajes. Ni nos incumbe. Quizás porque crecí con la revista Vanidades en casa y algunos de estos acontecimientos no son nuevos para mí, pero a mí me parecen más interesantes las interacciones de la Reina con los Primeros Ministros y las crisis políticas y de comunicación que los pobres secretarios deben resolver. Con la cuarta temporada, pensé que íbamos a ver más cosas relacionadas a Margaret Thatcher y solo me quedé con ganas de ver bien la película de Meryl Streep, "The Iron Lady", que la vi una vez entre dormida y despierta en un bus a Guatemala.

Soy... peculiar, les dije. 

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