Entre Christian Grey y salir del clóset

Tengo una confesión que hacer. No me importa si la quieren leer o no. Tampoco me importa si corren a contársela a alguien más. Es que ya nada me importa. No puedo suprimir por más tiempo el deseo de decirles que salí del clóset. Del clóset de las mujeres que leen... novelas románticas. Femeninas. De esas que la sociedad nos enseña a despreciar y ver por encima del hombro.



El clóset era un lugar seguro, casi agradable. En serio, me la pasaba bien ahí. Veía en la comodidad de mi casa DVDs de comedias románticas y, cuando me armaba de valor y me despojaba de la vergüenza, también iba al cine a verlas. Sin embargo, si usted también es fan de las chick flicks, tal vez concuerde conmigo sobre que ya no las hacen como antes. No recuerdo cuándo fue la última vez que vi una buena. Una que hiciera click conmigo. Que me diera ganas de verla tantas veces hasta aprenderme los parlamentos.  
Con esas películas conocí a Bridget Jones. A Rebecca Bloomwood. A Gracie Hart. A Kathleen Kelly. Demonios, amo a esas mujeres. Podríamos hacernos cheras cualquier día.
Cuando mi amiga me regaló el libro "Confessions of a Shopaholic" para mi cumpleaños #25 -en lo que asumo fue una indirecta-, no lo pude soltar. Lo disfruté. Seguí con mi vida -aburrida como de costumbre-, hasta que otro libro de Sophie Kinsella se cruzó en mi camino. "Remember me". El Mount Blanc hizo que mi hermana y yo nos retorciéramos de la risa. Pero de nuevo, seguí con mi vida. Entonces "Julie and Julia" cayó en mis manos y bueno, ya sabemos cómo me afectó. Fue eso o el dolor remanente de la laparoscopia. Igual, seguí con mi vida.

De vez en cuando me acercaba a la sección de esos librillos en La Ceiba, tratando de convencerme de que no valía la pena leer "Sex and the city" cuando ya has visto la serie. O "The Devil wears Prada". Me alejaba cuidadosamente de ellos argumentando que mi dinero estaba mejor invertido en libros "serios".

Hasta que bajé la aplicación de Kindle y las arcas de Amazon se abrieron de par en par. 

Lo primero que hice fue bajar clásicos pretenciosos que no costaban un cinco. Pero luego, una noche cualquiera, después de escuchar a las locutoras de cierta radio del adulto joven (en serio, ¿cuándo empecé a caber en esa categoría?) y leer a varias tuiteras mencionar al tal Christian Grey, me di a la tarea de averiguar cuál era la gran alharaca alrededor de estos libros.

Sabía que tenían algo que ver con s-e-x-o, pero no fue sino hasta que leí la descripción que exclamé "¡Jesús, María y José!". No, el sadomasoquismo no es lo mío. Seguí leyendo las reseñas y me causaron gracia las comparaciones con "Twilight". Lo confieso... yo leí "Twilight". Los cuatro libros. Hasta uno de los borradores de lo que habría sido el quinto, desde la perspectiva de Edward. Sí, yo también suspiré con Edward Cullen. No Robert Pattinson. Edward Cullen.

Asustada por mi búsqueda en Google, opté por dejar "50 Shades of Grey" en la sombra. No necesito saber qué pasa. Puedo vivir con el misterio. Pero la curiosidad por este fenómeno de lectoras femeninas pudo más. Empecé a explorar la categoría. Algunos títulos dejaban mucho que desear. Lo único que les faltaba era a Fabio en la portada. El resto no me decía nada. Hasta que uno en particular llamó mi atención.



Este Fabio

Leí la descripción y era exactamente una comedia romántica. Parecía el plot de "Pillow talk", aquella película de los 60's con Doris Day y Rock Hudson. Esa en la que basaron "Down with love". Convencida de que no había nada malo (vamos, que cumpliré 27 este año), bajé la muestra.
 
Dos capítulos después, corría frenéticamente buscando mi tarjeta para comprar el libro. Tenía que tenerlo. Necesitaba saber qué pasaba entre Caroline y Simon. Y así fue, estimados lectores, cómo empecé a leer novelas románticas que Disney no podría convertir jamás en película.
 
Esos malditos increíbles libros. Con sus malditos increíbles personajes. Después de Simon y Caroline vinieron Sky y Holder. Luego Ryan y Kate. Ayer terminé el primero de Grace y Jack. Hoy decidí descansar, por lo menos del género. Tengo los "White girl problems" esperando para reírme. Y "Austenland" para refrescar mi amor por todas las cosas relacionadas a Jane Austen.
 
Lo cierto es que se siente bien vivir en una época en que las mujeres de cualquier edad ahora leen libros como "50 Shades..." sin esconderlos. Si el sexo es lo más natural del mundo, ¿por qué no se habría de escribir o leer al respecto? Para muestra, la última persona que yo habría imaginado leería ese tipo de libros acaba de terminar el último de la trilogía Grey.
 
Dejando el tema del pudor atrás, debo admitir que encontré un motivo más para admirar el poder del internet. Cualquiera puede escribir y vender su libro en Amazon/Kindle. Tanto así que he llegado a pensar ¿por qué yo no? Bueno, bueno, quizá es el desvelo acumulado hablando. O el daño que me ha causado esta nueva adicción.

Si usted ya leyó el dichoso libro u otros de su género, por favor deje su comentario. No importa si es anónimo. Quiero saber por qué cree que estos libros se han hecho tan populares entre las mujeres. U hombres.

Comentarios

  1. Aquí niña, preguntándo me si seré yo esa que acaba de terminar el libro 3 jajajajajaja.
    Tengo un post pendiente al respecto y no, el principio del libro 1 es solo fachada, lo demás gira en torno a otras cosas, leelo, que no te cuenten.

    Ahorita estoy con "Pídeme lo que quieras" ese sí está duro, mucho más que el de Grey porque sí se enfoca en el tema-ese-de-las-cuatro-letras-tres-en-inglés
    jajajajaja

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    Respuestas
    1. Nunca me habría imaginado que leías 50 Shades. No sé si leerlo, tengo suficiente con las 10 ó 15 muestras pendientes para revisar y tanta compradera en Amazon está afectando seriamente mi presupuesto :( Tuve que buscar en Google eso de "Pídeme lo que quieras". Suena a fan fiction de 50 Shades. Si por ese rumbo van las historias que te gustan, lee Beautiful Bastard, aunque me temo que es light comparado con el s&m de Christian Grey.

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