El túnel
Me siento desesperada, arrastrándome en la oscuridad del túnel, esperando ver la luz al final del camino. Pero no llega, no estoy cerca y me hundo, me ahogo y me debato entre dejar que el peso que cargo sobre mis hombros me empuje hasta el fondo y mis pulmones colapsen llenos de mis propias lágrimas; o seguir tratando de salvarme, dando patadas de ahogado y alzando los brazos en busca de una mano amiga que me saque de la ciénaga de mi desesperación, me lleve a tierra firme, me limpie, me seque y me cure. Que aún en medio de la negrura que me ciega, me diga que pronto la claridad vendrá y solo quedarán las sombras de mis miedos, que el túnel habré atravesado para llegar al punto donde construiré los rieles por donde pase el tren de mi vida. Para mientras espero tu mano, seguiré flotando, entre ahogarme y salvarme, en el bache en que he caído, en medio del túnel por el que me voy arrastrando, donde todo es negro y vacío, donde no hay más que oscuridad, desesperación y hastío. Estoy flot