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Mostrando entradas de septiembre, 2010

Las crías y la manada

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Un día de estos vi entrar a un niño de no más de 2 años a un banco. Desconozco si iba a hacer depósitos o retiros. Tal vez iba a consultar su estado de cuenta. Iba vestido de pantalón caqui y una camisa amarilla tipo Polo. Lo que delató su edad fueron sus zapatos de colores y con figuras de leoncitos. No medía más de un metro. Calculo 75 centímetros a lo sumo, aunque no tengo ojo de buen cubero. Ya caminaba, con ese ritmo de los bebés que se van tambaleando y uno siente que al próximo paso se tropiezan. Aún no hablaba, pero hacía ese intento por comunicarse con el papá. No sé qué le quería decir. A mí solo me sonó a sñldkñsoiwiofjiucn. En ese momento, cuando lo vi tan frágil e indefenso, me entró algo de pánico. Era como ver a Bambi tratando de dar sus primeros pasos. Entonces pensé: "¿Cómo se supone que en algún momento de mi vida yo sea capaz de cuidar de la vida de otro?". Aunque se ven lindos, ¿verdad? A veces, no sé cómo, me detengo a examinar las cosas como

Un sábado por la mañana

Sin oficio Son las 10:13 a.m. y no hallo qué hacer. ¿Es eso normal? En lo que va de este año, mis sábados en la mañana han sido empleados, en su mayoría, para dormir hasta el mediodía, en un intento de reponer las horas robadas al sueño durante la semana y porque, a estas alturas, simplemente estoy cansada. Otros sábados han sido destinados a hacer mandados. Ir de un banco a otro, pagando cuentas, propias o ajenas. Un eventual desayuno con una amiga o la reposición de una clase. O, si se amanece tarde, ponerse a ver televisión para mientras llega el mediodía. Y si no hay nada mejor qué hacer, encender la computadora y conectarse un rato. Hasta que llega un sábado como hoy, en que se amanece temprano pero no se halla qué hacer. Cuando no dan ganas de ver tele, todos los feeds ya fueron leídos, y Facebook y Twitter resultan aburridos. Vi "El manual de la perfecta cabrona" tirado por ahí, pero no me dieron ganas de leerlo. Llegué a pensar que bien podría avanzar en la revisión

Balde de agua fría

No hay nada más rico que bañarse. Estoy hablando de una buena ducha, de esas en las que te restriegas hasta la conciencia. De las que solo te das cuando tienes tiempo, para sacarte el shampoo de la cabeza como si fuera anuncio de Herbal Essences y, de ser posible, repetir. De las que te dan ganas de ofrecer un concierto bajo la regadera sin que nadie te diga que no sabes cantar. De esas que te caen, literalmente, como balde de agua fría, para que avives y termines de despertar. Son de esas pequeñas cosas de la vida.

De la Manyula, lo "salvadoreño" y los espacios públicos

Recuperar lo antiguo y crear lo nuevo Este blog no se presta a segundas partes, es decir, a secuelas de otras entradas. De hecho, no estoy segura si ésta califica como una continuación de la anterior, acerca del fallecimiento de la querida Manyula . Más bien es una reflexión menos apresurada de por qué el deceso de la elefanta ha calado tan hondo en mis compatriotas. Sí, ya sé que el día de los hechos dije que me había burlado de la gente que salía sollozando por la Manyu, pero le confieso que a mí el que de verdad me tocó el corazón fue Raúl Miranda, director del zoológico. Él sí logró ponerme aguados los ojos, desde que anunció el fallecimiento hasta que leí su despedida a la que en vida fue su compañera durante 12 años. Si lo recuerda, le dije que el luto no es tanto por la Manyula como por la infancia compartida por todos los salvadoreños. Por ahí va mi observación. ¿Por qué a la mayoría de los salvadoreños nos duele su partida? ¿Por qué compartimos el luto? Bien fácil: la mayoría

El obituario de Manyula

MANYULA (1950-2010) Hoy, después de 55 años como servidora pública, falleció Manyula, la elefanta del Parque Zoológico Nacional de El Salvador. La paquiderma ya pateaba los 60 años. No está de más decir que fue la empleada de gobierno que más trabajó, sin importar bajo la administración de quién fuera. Nunca se tomó un día libre y en vida hizo suficientes horas extras como para ahora tener un merecido descanso eterno. Y aún así, tengo mis dudas acerca de si llegó a cobrar su respectiva pensión. Tengo emociones encontradas acerca de esto...* No me crea (del todo) desalmada. A mí también me dio no-sé-qué la noticia. Tristeza, así como para llorar a moco -de elefante- tendido tal vez no, no llego a tanto. Pero sí algo de nostalgia, tanto por la pobre Manyula como por los recuerdos de la niñez de todos. Respecto a los zoológicos estoy en la misma línea de pensamiento de Ligia, autora de Qué Joder . Simplemente es contra natura alejar a un animal de su hábitat. Creo que todos estamos de

Quisiera ser robot

ON/OFF ... y que así alguien me programe para cumplir con un horario estricto en que trabaje más que Robotina con cortocircuito y así al fin ponerle chequecitos a todos los ítems de mi lista de "To Do's". O que me instalen en la cabeza el escáner más veloz del mundo, para no tener que leer tantas resmas de papel y que todo el conocimiento me quede grabado como por arte de magia. O un drive para USB que permita que todos los ensayos vayan directo de mi cabeza a la impresora, sin necesidad de complicarme tanto la existencia. Pero sobre todo, me gustaría tener un botón de "Encendido" y "Apagado" para que no se me ocurra escribir este tipo de entradas cuando necesito concentrarme en hacer por la vía humana las cosas que describí allá arriba. OFF Distracciones. ON Robotina.

Cerebral

Hoy descubrí que hay dos partes de mi cerebro a las que les gusta darse riata. Una busca que prevalezca la razón y la otra se las da de melodramática y apasionada. A la razón le gusta darle cachetadas a la pasión y casi podría jurar que a la pasión eso la encandila, hace que arme más escándalo para no ser silenciada. Las voy a dejar que lo resuelvan entre ellas. Así se habría leído Sensatez y Sentimiento si Jane Austen fuera alguien sin talento como yo.

Cómo llegué hasta aquí

Al fracaso A veces examino mi vida y automáticamente pienso: "¿Cómo llegué hasta aquí?". La respuesta también la sé: autosabotaje tras autosabotaje. No hay nadie a quién culpar más que a mí. En otras ocasiones, me detengo y pienso: "¿Cómo puedo volver atrás?". No soy la misma que a los 15 ni que a los 21, y sin embargo, estoy en la misma situación que entonces. Siempre regreso al punto de partida. Me dicen que ya sé cómo hacerlo, que si alguien sabe que se puede, ese alguien soy yo. Pero eso no ayuda. Solo me hace sentir mal porque arruiné lo que conseguí no una, sino dos veces. Doy 56 pasos para adelante y me regreso 83 pasos para atrás. Luego doy otros 50 pasos, me quedo a media carrera y me doy vuelta... ya no sé ni cuántos pasos para atrás, atrás y atrás. Un fracaso total. Hay algo autodestructivo en todo esto, porque no tiene sentido seguir haciendo algo que a la larga me hace mal, que me pasa factura (con impuestos e intereses) física, mental y emocionalmente.

Post por si un día me muero

... aunque por lógica ese día va a llegar Un día de estos leía qué pasaba con tu perfil de Facebook cuando morías y cómo tus familiares o amigos podían solicitar que éste se eliminara y en su lugar se abriera un perfil in memoriam. De primas a primeras suena un poco tétrico, pero recuerdo que una vez vi una cuenta en el Hi5 (sí, ya hace años) de una chica que había fallecido y sus amigos le seguían escribiendo en su cumpleaños o le decían cuánto la extrañaban. Aunque no sé si la palabra "normal" aplica para este tipo de interacciones, a mí me pareció un gran gesto que ha de ayudar a muchas personas para sobrellevar el duelo y conservar la memoria de ese amigo que ya no está. Uno no puede prever cuándo va a ser la hora de partir. Entonces la pregunta es ¿cómo puede adelantarse al tiempo y dejarle un mensaje de aliento al que lo va a extrañar? Sin perfiles ni páginas de tributo en alguna red social. A mí se me ocurrió una idea (de hecho, la está leyendo): Cuando tenía 5 años p

Un empujonzote

La fuerza de la NO voluntad A veces siento que necesito que me den, no un empujoncito, sino un empujonzote para hacer las cosas. Y, por si el empujón no fuera suficiente, que alguien más me vaya jalando. Si aún eso no funciona, que me enganchen a una grúa y me vayan arrastrando. Pareciera que me rehúso a moverme de mi zona de comodidad. Necesito obligarme a hacer las cosas. A trabajar, a estudiar, a hacer tiempo para hacer lo que quiero. Porque así no voy a ninguna parte. Me inmovilizo y solo dejo que el tiempo pase y el quehacer se acumule. Necesito darme una cachetada en la cara y reaccionar. Empujarme a salir de este estupor.

Si yo fuera un signo

De puntuación, de entonación o enunciación No podría ser una coma, porque no me gusta separar de manera tajante. Tampoco podría ser un punto, porque me cuestan los finales. Tal vez podría ser un punto y coma; sí, podría ser, porque es una pausa y luego separa. Los dos puntos definitivamente no: no tengo nada qué anunciar; y para los puntos suspensivos.... me falta el suspenso. ¿Y si fuera un signo de entonación? ¡No podría ser uno de exclamación! ¡Tendría que pasármela gritando! ¡Todo el tiempo! Quizá podría ser uno de interrogación, ¿o no? ¿Podría serlo? Ahora me entra la duda. ¿Usted qué piensa? ¿Pregunto lo suficiente como para ser un signo de interrogación? Conozco (más bien leo) personas que de tanto usar (erróneamente) un signo de puntuación, ese preciso signo ha terminado por decirme mucho de su personalidad. Lo más probable es que no se den cuenta de cuánto habla de ellos no solo lo que escriben, sino cómo lo hacen. Sino vaya a usted a pensar por qué dicen que USAR MAYÚSCULAS E

La musiquita de la tele

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No es karaoke, pero pareciera Creo que a estas alturas del blog usted sabe cuánto me gusta ver televisión. Un día de estos me percataba de que uno de mis rituales favoritos es tararear la cancioncita de la apertura del programa. No sé por qué. Quizá es maña mía o será que simplemente me pone de buen humor. En mis años de televidente adicta, estas han sido las canciones que más se me han pegado. Algunas las conocerá, otras tal vez no. La mayoría las sigo cantando cuando suenan al inicio del programa, sin importar cuántas veces ya haya visto el mismo episodio o si me puedo o no me puedo bien la canción. Y usted, ¿canta la musiquita de la tele? Gilmore Girls (Where you lead) : All you have to do is call my name and I'll be there on the next train... Friends (I'll be there for you): ... It's like you're always stuck in second gear, when it hasn't been your day, your week, your month or even your year... Mad about you (The final frontier): Tell me why I

Del orgullo gay

Respete. Viva y deje vivir. Se acabó la primera temporada Glee (lágrima corre por mi mejilla en este momento). Creo que cuando empezaron a transmitirlo por FOX le comenté cuánto me gustaba la propuesta del programa. Lo que no se me habría ocurrido es que, después de 22 episodios, el programa se convertiría en uno de mis favoritos, no tanto por la música -o bueno, también por eso-, como por el contenido. A mi parecer, uno de los personajes mejor logrados es el de Kurt, el adolescente gay que se acepta a sí mismo y vive con orgullo su orientación sexual y su identidad de género (de antemano me disculpo si mezclo términos, sobre todo en un tema en el que el lenguaje importa tanto). En una de las escenas más dramáticas del programa (menos mal que es comedia musical), se ve cómo el papá de Kurt lo defiende ante Finn (el futbolista) por usar una palabra despectiva en medio de una discusión. Quisiera tener la elocuencia para explicarle qué pasó en esa escena, pero mi palabrerío usual se que

Mujeres solteras

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¡Levanten la mano! Por alguna razón siempre me he quejado de la falta de cantantes femeninas que con sus canciones lleven un mensaje de -a falta de mejor palabra- empoderamiento a todas las demás mujeres que, se quiera o no, tienen sus ojos puestos en ellas como modelos a seguir. Mi adolescencia a finales de los '90 y principios del nuevo milenio coincidió con el bubble gum pop de Britney Spears y Christina Aguilera. Quizá de ahí que me queje por la falta de girl power musical, que ni las mismas Spice Girls que tanto lo pregonaban lo transmitían. Y parece que el panorama no cambia. Si usted sintoniza la radio, a lo sumo se topará con alguna canción de Lady Gaga, Katy Perry o Keisha, que hablan prácticamente de nada. En la música masiva es raro encontrar ese oomph o punch que te da cantar algo tipo "I will survive" de Gloria Gaynor (sin necesidad de alcohol, por supuesto). Habría seguido pensando así hasta que me acordé de Beyoncé una tarde de zapping televisivo.

¿Qué está haciendo usted?

La pregunta del millón Ya se quejó lo suficiente por este día, ya se indignó más de la cuenta, ya vociferó todo lo que quería, ya maldijo a todos los pandilleros (que ya es un genérico, porque el problema de seguridad pública no se reduce a "las maras"), ya exclamó hasta por el Chapulín Colorado. Ahora, la pregunta del millón es: ¿qué está haciendo usted por disminuir la violencia en El Salvador? Digo, aparte de echarle la culpa y la responsabilidad al gobierno. Yo puedo responder a esa pregunta, al menos en lo personal. Yo no estoy haciendo nada. Si hay algo de cierto en este año y meses de alternancia en el poder, es que ni derecha ni izquierda han podido resolver problemas que vienen, ante todo, derivados de las disparidades económicas y sociales que vivimos prácticamente desde la conquista. Las pandillas, la delincuencia, el narcotráfico, la migración... todos tienen su raíz, de una u otra forma, en la pobreza y todo lo que ésta conlleva (el acceso a educación, salud, opo

¿Qué ganan?

No se quede con lo que lee: PIENSE Paso la mañana tranquila, de arriba para abajo, de un lado a otro, de una reunión a sacar copias, luego a echar gasolina, después a dejar un vestido al dry cleaner y a tratar de comprar infructuosamente aunque sea una dona para mi hermana que se quedó enferma en casa. Y pues, que me conecto y resulta que allá donde yo anduve tranquila es un armagedón del que ni me percaté. Que los pandilleros se afiliaron con todos los villanos de Marvel y DC Comics, que los marcianos llegaron ya y llegaron bailando el chachachá y no sé qué tanto más. Ah, y que hay un presunto toque de queda que fue anunciado en un comunicado que han repartido a manera de volantes en que piden la colaboración o tomarán "medidas drásticas"... en esas palabras y sin ningún error de ortografía. ¡Por favor! Yo conozco gente con varios títulos universitarios colgados en las paredes de sus oficinas que tienen peor ortografía que estos supuestos mareros. Ah, y aparte, lo firman &qu

Reciprocidad

Pensamientos para acompañar el desayuno Últimamente he notado disparidades en la mayoría de mis relaciones. No soy perfecta, en ninguno de los aspectos de mi vida. Por el contrario, disto mucho de serlo. Pero tampoco soy mala. Quizá por eso, de vez en cuando, me gustaría recibir algo de lo que doy. Que si como hija nunca he dado motivos por qué desconfiar, me den la confianza a cambio. Que si como hermana trato de preocuparme, que tan siquiera pretendan tener un mínimo interés. Que si como amiga podías contar conmigo, tú también hubieras estado ahí para mí. Que si yo hago un esfuerzo para estar con alguien, al menos lo note y no lo dé por sentado. Que si doy, tan siquiera muy de vez en cuando reciba en retorno, por aquello de la reciprocidad. Doy, doy, doy, doy y no recibo. Con justa razón me exigen que siga dando, si yo nunca pido. Ya caí en la cuenta de que estoy cansada de dar y no recibir. Necesito sentirme apreciada. Quiero sentirme apreciada. Merezco sentirme apreciada. Demando