Comerse una ciudad
¿Saben cómo siempre decimos que solo nos llevamos lo vivido? ¿O que nadie te quita lo bailado? No dejo de pensar en eso en estos tiempos convulsos en que no sabemos cómo será la vida "normal" a la que regresaremos cuando la cuarentena se deba levantar porque no nos queda de otra y en que tampoco sabemos cuánto tiempo durará esa nueva "normalidad". Y aunque me desanima pensar que viajar (y vivir, en general) puede ser una imposibilidad por un tiempo, en esta incertidumbre me consuela saber que en cualquier momento me llevo lo vivido, lo bailado ... Y lo comido. Para mí, disfrutar de la comida en mis viajes ha sido un largo aprendizaje a perderle el amor al dinero. La primera vez que viajé sin supervisión adulta, me afligía tanto quedarme sin efectivo que trataba de encontrar las alternativas más baratas de comida o saltar algún tiempo "por cualquier emergencia". No puedo decir que es un hábito que he superado del todo, pero he intentado encontrar el ba...