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Mostrando entradas de septiembre, 2009

Bifurcación

¿Y si el camino no lleva a ninguna parte? Todos llegamos a un punto en nuestras vidas donde ya hicimos todo lo que teníamos que hacer. Cuando lo supuesto y lo planeado ya pasó, los objetivos ya se alcanzaron y las metas ya se superaron. Vamos del vientre materno a la cuna, de la cuna a la guardería, de la guardería al kínder, del kínder al colegio, del colegio a la universidad (que bien podría llamarse "diversidad"). Y después de la universidad, ¿adónde? Lo supuesto y lo planeado es que empecés a buscar tu primer trabajo, que seas económicamente productivo. El objetivo -especialmente para las mujeres- es que conozcás a alguien con quien querrás pasar el resto de tu vida y la meta es que te mudés de la casa familiar y formés tu propio hogar. Pero, ¿qué pasa cuando no estás segura de querer lo supuesto y lo planeado? Tal vez sí sea lo que querés, pero no para ya, sino para más adelante en el camino. No es cuestión de darle largas al asunto, sino de valorar tus opciones. Sopesa

Egoísta

Quisiera vivir en Yo-yo-landia Me gustaría ser egoísta. Dormirme a la hora que se me venga en gana, levantarme a la hora que yo quiero o quedarme acostada hasta que mi cuerpo aguante. Que si un día decido que no quiero hacer nada, me pueda pasar toda la mañana viendo la tele en pijama, desayunar en mi cama un all you can eat de Choco Krispies y dejarla hecha un nido porque no tengo ganas de arreglarla. Sin sentirme culpable. Me gustaría ser egoísta. Rehusarme a manejar, a hacer favores, a ir a pararme por media hora al banco, a acomodarme a los horarios de los demás. Que si me dicen: “Llevame al colegio ya porque ya estoy lista” o “vení traeme ya porque ya salí”, pueda responder: “No quiero”, “estoy cansada”, “estoy ocupada”, “esperame un rato”. Sin sentirme culpable. Me gustaría ser egoísta. Imponer mi voluntad sobre los demás, mandar todo el tiempo, salirme siempre con la mía y jamás dar mi brazo a torcer ni someterme a los caprichos ajenos. Que si salimos a comer sea adonde y

¿Y si queda feo?

Pinturafobia Tengo lienzos que nunca he usado, libretas de las que apenas he arrancado una hoja, acuarelas que dejé de usar cuando pasé una materia, pasteles que conservé después de terminar aquellas clases de pintura. Los acompañan los libros que mi mamá me trajo de Costa Rica, que en 4 años he hojeado tan solo una vez y que cuando los vi me dije: "Yo no puedo hacer eso". No pinto porque pienso que me voy a sentir mal si queda feo, si pierdo toda la tarde para que al final no me guste, que habré desperdiciado diez centavos de los tubitos de acuarela, que un árbol allá en el Amazonas habrá sido talado en vano y que la ardilla a la que le quitaron el pelo para hacer el pincel sufrió la depilación por gusto. No soy un talento que espera ser descubierto. No soy alguien que tenga "algo especial". Soy común y corriente, aunque tampoco tan mala como para clasificarme junto con las pinturas de dedo de los niños de parvularia. Pero me gusta. Bueno, me gustaba hacer

Placer lingüístico

Aprender solo por aprender Hablo un idioma que no hablo, que a veces leo y cuando lo escucho en algún programa o película me emociona solo corroborar que lo sigo entendiendo. Y sé que para hablarlo me tendría que ir de aquí. Y me pongo a pensar en por qué tendría que arreglar mis maletas y cruzar el océano para ir a hablar un idioma. Y pienso otra vez en para qué lo aprendí. Lo aprendí porque alguna vez cuando era niña se me ocurrió la brillante idea de que quería ser políglota. Quería hablar inglés, francés, italiano y alemán, además de español. Mis papás me dejaron a mitad del camino; aquel librito Larousse de "Aprenda italiano" me entretuvo por unas cuantas semanas y algún día -cuando pueda pagarlas- iré a clases de alemán. Cada vez que mi papá dice que debería aprender chino mandarín con patada voladora porque es el "nuevo idioma de los negocios", me dan ganas de decirle: "¿Y qué negocios se supone que voy a hacer?". Quizá quiere que hable chino

Del punto A al punto B

Sometimes I wonder about my life. I lead a small life. Well, not small, but valuable. And sometimes I wonder, do I do it because I like it, or because I haven't been brave? So much of what I see reminds me of something I read in a book, when shouldn't it be the other way around? I don't really want an answer. I just want to send this cosmic question out into the void. So good night, dear void. Kathleen Kelly - You've got mail A veces yo también me pregunto sobre mi vida Es pequeña, de eso no hay duda. Mi contacto con personas fuera de mi núcleo familiar no sobrepasa aquellos amigos contados con los dedos de la mano y otras tantas que me quedan de mis tiempos de calcetas. Un contacto gratificante cuando se da, pero esporádico y a la carrera, cada quien en su propio mundo, con sus propios problemas y sus propias vidas. ¿Es valiosa? Sí, creo que sí. Hay casos, cosas y personas que no cambiaría, por lo feliz que me hacen, por el cariño que les tengo y por lo

Un día anormal

... comienza así He perdido la noción del tiempo. La forma en que determino qué día es se basa en el lugar adónde llevo a mi hermana y si mi mamá trabaja o no. Colegio y oficina equivale a lunes a viernes. La alarma suena a las 6, no termino de espabilarme, pero me cambio y bajo las gradas como zombie. Me meto al carro para que nadie tenga por excusa que llegó tarde por mi culpa y espero que las pasajeras que abordan esa unidad de transporte estén listas. Arranco el carro y el día arranca también. El tráfico es pesado, el Gordo Max suena en la radio advirtiendo de huelgas, cierres de calles, accidentes y trabazones. Les voy preguntando qué van a hacer ese día, recordándole a una que pregunte por "x" tarea que no pudo entregar la semana anterior y dicéndole a la otra que no se le olvide que hay que pagar "x" recibo, por el cual seguramente a mí me tocará hacer fila en algún banco. Se baja la una -que llegó tarde porque jamás salía-; se baja la otra -que por su

Desaparecida

¿Lo habrá notado alguien? En estos últimos días, en mis momentos en el túnel, y aún esta mañana cuando finalmente tuve la oportunidad de sentarme con tranquilidad frente a la pantalla y posar mis dedos sobre el teclado, sabiendo que iba a escribir, una extraña idea se asoma a mi cabeza. Es intermitente esa idea, va y viene, aparece y desaparece, le doy más pensamiento y la vuelvo a guardar al fondo de mi gaveta mental. Algunas veces me parece lógica y razonable, las demás me parece que no estoy pensando claramente. Es una extraña idea a fin de cuentas. "Me voy a desaparecer" asoma a mi cabeza. No, no es un impulso suicida. O sí. Tal vez sí lo es. Un suicidio social. "Voy a desaparecer", me digo. Voy a borrar mi facebook, mi twitter, mi blog... hasta voy a eliminar mi cuenta de msn. Voy a contestar selectivamente mi correo y mi teléfono -si acaso alguien me escribe o me llama-. Voy a pedir que me nieguen en mi casa, que siempre digan "no está" aunque sie