Un día más
Un año más No sé si tendrá que ver con la edad, pero me da la leve impresión de que a medida que el pastel se va llenando de velitas, simplemente ya no nos emocionamos tanto por los cumpleaños. Bueno, usted que es normal tal vez no lo sienta así, pero en mi caso pareciera que cada año este día está destinado a ser uno más. Creo que las circunstancias me han llevado a no esperar mucho (por no decir nada). Ni pastel, ni regalos, ni sorpresas, ni nada -al menos de parte de mi familia-. Es un claro mecanismo de defensa, pero funciona. Antes me frustraba y me deprimía esperar algo y no conseguir nada. Quizá era cuestión de tener expectativas demasiado altas. La experiencia me enseñó a no albergar ideas fantásticas de regalos o fiestas sorpresas, celebraciones especiales o detalles fuera de lo normal. Así es más fácil no decepcionarse. Y desde los últimos años no espero, aunque mentiría si dijera que en el fondo no hay tan siquiera un minuto en el que no fantaseo con que alguien me demuestre