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Mostrando entradas de septiembre, 2012

Tipos divertidos

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Could he BE any cuter? ¿Qué tienen en común Paul Rudd, Jason Segel y Seth Rogen (además de un puñado de películas relacionadas directa o indirectamente con Judd Apatow)? Son lindos. Muy lindos. Al menos en mi opinión. Llevo tiempo pensándolo. ¿Cómo puede ser sexy un tipo con jewfro y voz carrasposa (Rogen)? Hace los papeles menos atractivos ("Zack and Miri make a porno", por ejemplo) y casi siempre interpreta personajes de cuestionable capacidad intelectual, pero es adorable. Segel cautiva a cualquiera mientras canta y baila con Los Muppets o en "How I met your mother". Y a Rudd solo basta verle la carita o recordarlo en Clueless como el Mr. Knightley moderno. Tal vez no encajen en el canon universal de belleza, pero algo tienen de atractivo. Son graciosos. Son tipos divertidos que no necesitan más sex appeal que hacerte reír. Y hacer reír requiere algo (o mucho) de inteligencia. Claro, el sentido del humor no es lo único que importa, pero ah, cómo ayuda.

Las mujeres, el taller y el carwash

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Cuando nos regalaron el carro, la entrega oficial incluía una lección de "Cómo lavar tu vehículo". A estas alturas la garantía ya expiró como para preguntar por qué no hubo clase de "Cómo cambiar llantas", que quizá habría sido más útil, pero no viene al caso. Por meses, mi progenitor me hizo creer que el lavado del carro era una tarea personal e intransferible. Así pasaron muchas mañanas de domingo. No me tome a mal, en ocasiones disfrutaba la tarea. Sin embargo, lavar un carro en una cochera pequeña y tener que sacar la manguera desde el fondo de la casa era todo un lío. Incluso era preferible completar la faena entre dos personas. Hasta que llegó el día en que mi mamá me sentenció: "Con toda el agua que gastás, me saldría mejor darte pisto para un carwash". ¿Pagar por que alguien más haga lo que yo puedo hacer? ¡Inaudito! ¿Pero por qué no? ¡Que viva el outsourcing! En casi cinco años he pasado por una decena de carwashes (¿?), la mayoría de

El taller y las mujeres

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Siempre he dicho que las mujeres somos presa fácil en los talleres. No sé si es real o si es paranoia, lo cierto es que los mecánicos salivan al ver a una mujer sola parquearse en su taller. No porque la imaginen en las poses de calendario de aceite de motor que adornan las paredes de su establecimiento, sino porque imaginan la factura que les pasarán por el trabajo. Venía con un piloto de "Maintenance Required" encendido y en la mente un "Hay que cambiar el aceite y tal vez revisar los frenos". Aceite y pastillas de freno, ese es todo mi vocabulario de mecánica. Ahora me iré sabiendo cuando al menos que bujías, inyección, aceite de caja y no sé que otra cosa son caros. Caros, caros, ¡carísimos! Lo que me da más cólera es pensar "¿Me estarán bajando?" Y un "¿Por qué no vine con mi papá?" que intento con fuerzas suprimir de mi mente, como si él, por el simple hecho de ser hombre, en verdad supiera de mecánica. En alguna ocasión he bromeado qu

10 cosas que se aprenden de un trip al mar

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No sea bayunco y lleve calzoneta, bikini, trikini o al menos una lycra y camiseta. Cuando vea la piscina o el mar, le van a dar ganas. De nuevo, deje de ser bayunco y báñese. Seguramente el resto de los excursionistas van a andar demasiado entonados como para acordarse de sus tuches y sus canillas cheles. En mi opinión: sáltese la piscina y métase al mar. ¿Para que viaja tan lejos si no es para meterse al mar? Nada como que lo revuelquen los tumbos, aunque de regreso vaya con una maletada de arena en la calzoneta. Es altamente aconsejable que siempre, siempre, ¡siempre! lleve consigo una buena toalla. De lo contrario le tocará orearse con la brisa o ir con las nalgas mojadas en el camino de regreso. Úntese protector solar tal como le enseñó su mamá. Después se lamentará el bronceado de motorista de unidad de transporte pesado y el ardor en nariz y brazos. #TrueStory. Fíjese bien en quién le ofrece alcohol. ¿Tienen un motivo ulterior para embriagarlo? ¿Toma tanto como usted?

Comida china: anti forever alone

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Declaro a la comida china anti forever alone. La mayoría de los restaurantes ofrece platos para 4 personas, las órdenes de wontons son generalmente para 6. Familias, amigos, todos alrededor de una mesa donde los platos llegan uno tras otro. En definitiva: están hechos para el disfrute del colectivo. En el Diamante de China -uno de mis favoritos-, logré negociar que me vendieran media orden de tacos chinos (trae 6), algo que agradezco profundamente, y aún así es demasiado para una persona. ¿Qué hace un forever alone con 2 tazas de arroz cantonés o un mini volcán de chao mein? Forever alones del mundo, ¡únamonos! Por más restaurantes chinos dispuestos a servirle porciones adecuadas al comensal solitario que se sienta en la mesa del rincón.

Silencio incómodo

Y ahí estaba, en la misma capilla donde hice mi primera comunión, frente a la Hermana que impartía la catequesis para prepararnos para tomar el pan y el vino. Y fue como un flashback: aquella tarde de 1995 en que no hallaba qué decirle al padre Julián (¿?) al momento de la confesión. Sabía que tenía pecados -a diferencia de la Menchedita Copalchines (1)-, pero no me sentía cómoda hablando con el Padre, por miedo a ser juzgada o vista "feo". Al siguiente domingo, estaba ahí con mi uniforme y una crucita de cerámica, cuando pasó el primer momento de silencio incómodo después de la hostia: no sabía en qué tenía que ponerme a pensar a la hora de arrodillarse y cerrar los ojos. Traté de acordarme de alguna oración especial, tuve miedo de no haber puesto atención en clases y terminé pensando, irónicamente, "Dios, ¿qué hago?". Pasaron años antes de que perdiera la pena y le preguntara a mi mamá qué se suponía que tenía que pensar en ese momento, de nuevo, por el miedo