Inicio de una aventura
Día 1. Arc-en-ciel . La palabra en francés es bastante literal: un arco en el cielo. Un arcoíris tan perfecto, como si hubiera sido dibujado con un compás, esperaba afuera del aeropuerto de Orly en la tarde-noche de un domingo de junio. Un buen augurio para el inicio de una aventura, diría yo. Habría tenido el tiempo suficiente para pararme en medio del parqueo y tomarle una foto si no estuviera preocupada por arrastrar una maleta de 50 libras en mi camino a la parada del bus, con una pesada mochila a mi espalda. Pero guardé la imagen mental y esa es la que cuenta. Siempre deseé una segunda oportunidad en París , por lo que, casi tres años después, me aseguré de ponerla al tope de la lista de prioridades para el viaje en que celebraría mi cumpleaños número treinta. Como si se tratara de una continuación, planeé deliberadamente que la capital francesa fuera la primera parada de esta travesía personal que emprendí para demostrarme que puedo sobrevivir sola, lejos de todos y de tod