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Mostrando entradas de julio, 2011

Posts que alguna vez tuve la intención de escribir

Cada vez escribo menos. ¿Se habrá dado cuenta? Supongo que tendría que leer para darse cuenta de que no escribo. Hubo un tiempo en que escribía todo lo que se me ocurría. Creo que la diferencia es que antes se me ocurrían más cosas. Yo lo llamo "síndrome del bloguero primerizo", cuando uno empieza por escribir todos los días y al final del año tiene un récord de tres cifras de entradas publicadas. Y sí, en esa etapa uno se obsesiona por cuántos hits y comentarios tuvo, si los retuiteaban o compartían en Facebook. Cositas. Yo solía apuntar ideas por todas partes -repito, porque las tenía-, y hacía una lista a manera de stock de qué entradas podía escribir más adelante. Así como de buenas intenciones está empedrado el camino al infierno, mi cuaderno está lleno de entradas que nunca llegue a escribir. Solo tengo los títulos. De cómo las fantasías animadas de ayer y hoy están llenas de violencia. ¿Nunca se ha puesto a pensar que el Coyote bien podría aparecer en un episodio

Ni de Venus ni de Marte

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El verdadero problema no es de dónde venimos. El problema es que a las mujeres nos gustaría que los hombres fueran más como... las mujeres. Y a los hombres les gustaría que fuéramos más como... hombres. No me malinterprete, pero trate de pensar si ha conocido a una tan sola mujer que no diga que quisiera que a su pareja le gustara hablar en profundidad acerca de los sentimientos. Bien podría decir que lo que quiere es que su pareja sea más como su mejor amiga. O piense en un hombre que no desee que su pareja prefiera algún tipo de actividad física por encima de detalles más sutiles como tomarse de la mano o verse a los ojos por una fracción de segundo y sonreír. Claro que son exageraciones, pero tiene que admitir -sea hombre o mujer- que a veces pasamos más tiempo del que deberíamos preguntándonos por qué el otro no es más... como nosotros. Nos hemos quebrado la cabeza tratando de entender un porqué, cuando quizá solo es cuestión de aceptar que simplemente es así y que la genética

Harry Potter llega a su fin

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J.K. Rowling, te tengo una pregunta. ¿Cómo es que Neville Longbottom mata a Nagini con la espada de Gryffindor si Griphook se la quitó a Harry cuando asaltaron la bóveda de los Lestrange en Gringotts? Sin espada, Ron y Hermione destruyeron el horcrux (no sé cómo se llama en español)  de la copa de Hufflepuff con los colmillos del basilisco. Los goblins no llegaron a Hogwarts para la batalla final, ¿entonces cómo llegó a las manos de Neville? "Por arte de magia" no cuenta. Te caché Joanne. Tuve que leer el libro otra vez con más calma  para darme cuenta.  Ya me dijo mi hermana que la espada llega a ayudar a cualquier Gryffindor que la necesite. Retiro lo dicho Joanne, pero es que ¡son demasiados detalles qué recordar! Recuerdo caminar hacia el cine Reforma hace nueve años sin tener la menor idea de quién era Harry Potter. Cerrar, entre triste y alegre, el último libro hace cuatro años. Y seguramente cuando le dé el primero de los libros a mis hijos recordaré cuando leí

Decisiones

Soy una de las personas más indecisas que conozco. No es tanto que sea indecisa, como que tengo que atravesar todo un proceso para tomar la que considero es la decisión más acertada. Entre más importante es la decisión, más tengo que torturarme pensando cuál es la mejor opción.  Trato de pensar en el panorama completo, en las posibles ramificaciones que pueda tener, en cómo afectará otros aspectos o el impacto que tendrá en otras personas. Desarrollo todos los argumentos en mi cabeza y tarde o temprano termino haciendo alguna lista de pros y contras, como si eso me ayudara realmente a discernir. Pero no paro ahí. Por algún motivo siempre necesito debatirlo en voz alta y pido opiniones ajenas, no tanto acerca del problema en sí, como de las posibles soluciones que arrojó el proceso de consulta interna.  Lo verdaderamente molesto, y lo admito, es que de alguna manera inconsciente no busco opiniones sino reafirmaciones de que he llegado a la decisión más o menos correcta. "¿

La vida que te guste

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En Chicago cantan " Te puede gustar la vida que estás viviendo o puedes vivir la vida que te guste " ( You can like the life you're living, you can live the life you like.. 1, 6, 7, 8 *jazz hands* ). Lo cierto es que a la gente le gustan diferentes cosas. Alguien puede ser perfectamente feliz con un trabajo rutinario porque le permite marcar tarjeta a las 5:00 p.m. exactas y seguir con su vida sin llevarse pendientes a casa. Otro necesita ser imprescindible y estar atendiendo llamadas del jefe pasadas las 10 de la noche. Hay gente que es feliz con lo que tiene y otra que siente la imperante necesidad de sobregirar la tarjeta de crédito o pagar préstamos por años para pagar la ropa, el carro o la casa con qué aparentar que es feliz. A final de cuentas, cada quien está en su derecho de vivir la vida que le plazca, sea la que le gusta o no. La felicidad es algo relativo. Lo que me hace feliz a mí, probablemente haga miserable a otro. ¿Pero por qué insistir en medir el é

De cuando uno deja que los demás lo sorprendan

A veces hay que sentarse, respirar hondo, inhalar y exhalar, cerrar los ojos, relajarse y disfrutar. Simplemente no planear ni esperar nada. Puede que termine placenteramente sorprendido de cómo las cosas simplemente se dan y que sea uno de los días más alegres de su vida. O uno de los cumpleaños más felices. Ayer aprendí que siempre hay alguien que pone atención a lo que uno dice. Siempre hay alguien a quien le importa. Gracias por todo.