A su lado
Si puedes recordarme, siempre estaré contigo* Parada a su lado se preguntó quién la visitaría a ella. No era visitante frecuente de aquel cementerio pero no pudo evitar preguntárselo esa tarde en medio de las tumbas llenas de flores artificiales y otras, de tierra y olvido. "¿Y si soy dueña de una tumba olvidada?", pensó. "A la Novia siempre la visitan el 2 de noviembre y nadie la conoció. Más de un alma se apiadará de la mía, de mi tumba. Pero, ¿y si nadie me recuerda? ¿Y si me voy después de que todos se hayan ido y no queda quien pueda tan siquiera recordarme en una alcoholemia navideña? ¿Y si nadie me recuerda? ¿Aunque sea para mal? Será como si nunca hubiera existido...". El niño terminó de escarbar un par de agujeros a los lados de la lápida, le extendió las manos y ella le pasó los ramilletes de girasoles de poliéster. Dejó el debate consigo misma para más tarde, para cuando esté cerca de morir quizá, y solo agradeció haber vivido lo sufi