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Mostrando entradas de marzo, 2012

Mi Ferris Bueller day off

No sé si es el encanto irresistible de Matthew Broderick en los 80's, pero " Ferris Bueller's Day Off " es de esas películas que automáticamente me levantan el ánimo. Anhelo en secreto mi propio día sin reglas y sin planes, aunque conociéndome, ese día libre sería minuciosamente planeado. He aquí una breve lista de las cosas que me encantaría hacer en mi propio Day Off -aparte de cantar una canción de los Beatles en una carroza en plena calle-: Ir a un spa: sé que no suena muy aventurero, pero debe ser delicioso que te consientan todo el día. Ir a la playa y sentarme sola en la arena viendo el atardecer. Irme al restaurante más caro que pueda costear y pedir algo ridículamente pretencioso del menú. Feel like a sir lady. Ir a una piscina y flotar y flotar y flotar y flotar, viendo el cielo hasta tener dedos de pasita. Ir al cine y meterme función tras función, sin ni siquiera saber la sinopsis de las películas en cartelera. Salir de mi casa sin rumbo, so

Reveses

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A veces me siento como un cangrejo. Tengo tantos reveses que, en lugar de avanzar, camino para atrás. Ya no sé qué es peor si detenerse y estancarse, o ir en retroceso. Un paso para adelante, dos para atrás.

Cómo mostrar El Salvador en menos de 24 horas

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Hace un par de días recibimos una visita en casa, lo que de por sí ya era un gran acontecimiento porque nunca recibimos visitas y mucho menos del exterior. Pasé semanas pensando en qué mostrarle en 24 horas a una joven de 19 años que no había visitado el país de sus papás desde que era una niña. Planear qué haríamos, veríamos y comeríamos me quitó el sueño las noches previas, hasta que llegué a la conclusión de que no podría sobrevivir como agente de viajes. No porque falten lugares adonde ir en El Salvador. No. Lo que me costó decidir fue cuál El Salvador mostrarle, porque no es lo mismo llevar a alguien a conocer centros comerciales de lujo, que llevarlos a ver el centro de San Salvador. Tampoco es lo mismo arrastrar a alguien por todas las playas de nuestra costa de punta a punta, que llevar a alguien a la cima del Pital. Esto, sumado al desafío de tener que hacer algo -lo que sea- en apenas un día, fue un verdadero dolor de cabeza. Muy en contra de mi naturaleza y TOC, al

Cargos de conciencia cuaresmales

Confieso que, en estos tiempos de cuaresma, cada vez que me toca convivir con una persona que considero estúpida y ando con la tolerancia baja, me surge el casi irreprimible pero siempre reprochable deseo de cantarles "Perdona a tu pueblo Señor, perdona a tu pueblo Señor", con todo y voz de señora que acompaña el vía crucis los viernes por la noche. Señor Jesús, ¿a ellos te referías cuando dijiste "Perdónalos Padre porque no saben lo que hacen"? Llegué tarde a la repartición de la tolerancia. A los tontos les dejo y en paz me voy.

Lenguaje vergocéntrico

De un par de meses a acá, he llegado a la conclusión de que convivimos en medio de un lenguaje falocéntrico, o en todo caso -y para entrar a tono-, vergocéntrico. Dudé mucho acerca de publicar esta entrada. En parte porque este es un ambiente relativamente libre de "malas" palabras. Sin embargo, después de darle suficiente pensamiento, llegué a la conclusión de que vale verga. Así, con el invaluable apoyo de mis compañeros de trabajo, pude recopilar apenas unas cuantas de las que sospecho son las numerosas acepciones de la infame palabra en cuestión: 1. Que valga verga: sinónimo de que no te importe. Los recatados lo sustituyen por "chonga" y/o "veinte". 2. Valer verga: no debe confundirse con la frase anterior. A falta de una mejor explicación, remóntese a la frase "Dar una gran valida de verga". 3. Valeverguismo: dícese del movimiento o ismo de que te valga verga. 4. Quedar en verga: o quedar sin nada o debiendo lo que no se tiene. 5. Pon

La mala maña de postergar

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Postergar te evitará meterte en apuros. No empezar una tarea, dejar trabajo para mañana, no pagar una multa, abonar el saldo mínimo de la tarjeta, dejar la conversación incómoda para después. Todas parecen soluciones en su momento. Pero de postergación en postergación, vamos creando un efecto de bola de nieve. Y entre más tiempo vivimos postergamos, más gigantesca la bola, hasta que, ¡por supuesto! Nos cae la avalancha encima. Pues bien, si la vida fuera una caricatura, muchos estaríamos en el punto exacto en que el personaje principal corre despavorido mientras la bola va bajando la montaña. ¿Tiene que ser así? ¿Qué nos cuesta dejar de evitar y empezar a hacer?

De la mala costumbre de quejarse

Estaba en toda la disposición de escribir quejándome de lo poco que alcanza el tiempo, dinero, la energía, la vida, las ganas, qué sé yo. De lo mucho que sobran las complicaciones innecesarias, las dudas, el sueño, la fatiga física y mental. De repente caí en la cuenta de que llegué a un punto en que me quejo de las mismas cosas de siempre. Hoy me quejo de no tener cosas nuevas por las que quejarme.

La vida es como el Tetris

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Si han jugado alguna vez Tetris, seguro habrán notado que la forma más fácil y rápida de perder es que las piezas se vayan montando unas sobre otras sin encajar correctamente hasta que llegan al tope. Pues bien, la vida es como el Tetris. A veces te mandan demasiado rápido las piezas desde arriba y no las consigues colocar en la mejor posición. Por algún tiempo la vas pasando y luego: GAME OVER. Las cosas no caen en su puesto. Uno las pone ahí.

El arte de hacer nada

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No me va a dejar mentir que hay días en que nuestra mayor aspiración en la vida es llegar a casa, preferiblemente sin encontrar tráfico, quitarse los zapatos -altos o bajos, pero quitárselos-, aventar la cartera por un lado e ir directo a tirarse a la cama. Y quedarse ahí, viendo el techo, sin mover un músculo. La máxima expresión de no hacer nada. Los italianos le llaman "Il dolce far niente" (gracias Liz Gilbert *guiño*). No todos somos así, y con justa razón. Pero de vez en cuando sería agradable que el otro comprendiera y/o respetara nuestro deseo de no hacer nada, o mejor dicho, nuestra falta de deseo por hacer "algo". Pero claro, a veces un poquito de comprensión es mucho pedir. ¿Usted disfruta el arte de hacer nada?