De la mala costumbre de quejarse

Estaba en toda la disposición de escribir quejándome de lo poco que alcanza el tiempo, dinero, la energía, la vida, las ganas, qué sé yo. De lo mucho que sobran las complicaciones innecesarias, las dudas, el sueño, la fatiga física y mental. De repente caí en la cuenta de que llegué a un punto en que me quejo de las mismas cosas de siempre. Hoy me quejo de no tener cosas nuevas por las que quejarme.

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