Entradas

Mostrando entradas de diciembre, 2010

¿Será que atraigo a cierto tipo de personas?

Últimamente me he dado cuenta de que varias de las personas con las que tiendo a conversar son más dadas a hablar que a escuchar, y generalmente lo tolero, pero a veces sí es el colmo. ¿Será que yo atraigo a cierto tipo de personas? ¿O que yo misma me pongo en la posición se pseudo terapeuta consejera? ¿O que yo no me planto como para ser quien haga todo el bla bla bla porque no dejo a un lado mis reservas? ¿O todas las anteriores?

Cuando las cosas te dejan de quedar

¿Alguna vez tuvo una camisa o un par de zapatos que se ponía a diario de tanto que le gustaban hasta que llegó el momento en que le dejaron de quedar? Si respondió que sí, concordará conmigo en lo siguiente, aunque no tenga nada que ver con ningún tipo de prenda de vestir. Hace 8 años yo llenaba la soledad de todos mis sábados o domingos con partidos de fútbol del Manchester United, a tal grado que si no podía verlos en vivo, los dejaba grabando, y si no los transmitían esperaba Sportscenter como agua de mayo para ver los resultados (por favor tome en cuenta de que antes no tenía internet, ni había Facebook ni Twitter). Pasé así, aunque in decrescendo, hasta el final de la temporada 2008/2009. De ahí en adelante, si bien no he abandonado mi gusto por el equipo, dejé de seguirlo cuando menos, tan maniáticamente. Creo que el pasado fue el segundo Boxing Day que no me preocupé en ver fútbol. Mi fanatismo "me dejó de quedar", mi versión en español de algo que en inglés viene a se

De cómo uno se da cuenta de que han pasado los años

Imagen
Por algún motivo, relaciono cada etapa de mi vida con los niveles de escolaridad alcanzados. Colegio, universidad y ahora vida laboral/maestría. Pareciera que no tiene sentido, pero así mantengo la noción del tiempo. "¿Adónde estabas en el terremoto de febrero de 2001? -En noveno grado". Sin embargo, recientemente es por otro motivo que me admiro del paso de los años, más específicamente por culpa del Facebook, donde recibo constantes recordatorios de cuánto tiempo verdaderamente ha pasado. Una noche de estas, me quedé prendida de la computadora viendo mis propias fotos de la época en que egresé de la universidad y me costó caer en la cuenta de que ya habían pasado 2 años. ¡2 años! Parecen nada y se han pasado como tal. Tengo 24 años, hace 7 salí del colegio, hace 2 de la universidad, en diciembre terminé el primer año de la maestría. Algo normal, diría yo, en lo que se espera del ciclo de vida. Pero mis "amigos" de Facebook están haciendo lo siguiente: comprometién

Dicen que dando es como recibimos

Yo digo que es cierto. Esta fue la segunda navidad que estuve en la posición de dar regalos propiamente dichos, y con aún más suerte, porque pude alargar un poquito la lista. A mí me gusta regalar, todo el proceso, desde pensar qué le podrá gustar y servir a cada quien, hasta seleccionarlo, envolverlo, firmar la tarjeta y luego ponerlo en las manos del recipiente. Alguien me dijo que debería considerar si las personas a las que iban mis muestras de aprecio, harían lo mismo por mí. Creo que nunca he sido de los que dan esperando recibir, no porque me crea la Madre Teresa de Calcuta del siglo XXI, sino porque la manera en que yo actúo es independiente de lo que hagan o dejen de hacer los demás.  Por algún lado leí que a las personas que son especiales en nuestras vidas, hay que hacérselos saber y notar. Un regalo, por simbólico que sea, es una forma de hacerlo. Una sonrisa, un abrazo y un "Gracias" me bastan, sobre todo considerando que este año le atiné bien a los gus

Descifré Twitter

De nuevo en menos de 140 caracteres Ahí cada quien dice lo que quiere, sea monólogo o diálogo, y lo usa y abusa según le convenga. Ya no se quiebre la cabeza.

Happy Place en venta

Imagen
Todos tenemos un lugar feliz al que entramos según la ocasión lo amerite. Generalmente es un lugar acogedor, una colina quizá, muy al estilo de Julie Andrews en "The Sound of Music". El mío se remonta al sonido de los primeros acordes de una canción que rompen el silencio y la expectación de 7 años, los gritos de la histeria colectiva y mi hiperventilación; luces, humo y una figura masculina en contraluz una noche de noviembre. No sabía que ese era mi happy place hasta que tuve que recurrir a él tantas veces... tantas que tuve que tararear mentalmente un concierto completo mientras respiraba hondo. De hecho mi happy place resultó ser altamente efectivo, desde el primer pinchón de sangre hasta la última gota de la anestesia recorriéndome las venas. Empiezo a sospechar que contaminé el lugar más impoluto de mi imaginación, si bien le agradezco haberme sostenido a través de tanta prueba. Ahora decido ponerlo en venta. El precio es negociable y recibo unidad a cambio. ¿

En la salud y la enfermedad

En un tweet leí que solo se sabe quiénes son tus amigos en la cárcel y en el hospital. Tiene sentido. Pero más que quejarse por los que no están ahí en ninguna de las dos ocasiones, a menos que su interés esté de por medio, vale más agradecer a los que sí están, especialmente a los que uno nunca habría pensado que ahí estarían. Aunque yo no soy muy dada a eso de los tweet events, tweet meets y no sé qué tweets más, he de reconocer que fue ahí que encontré palabras de ánimo y muestras de interés genuino, algunas de lectores de este mismo espacio. A todos les quiero reiterar mi gratitud. Menos mal que el internet nos ha hecho menos humanos, a mí me ha demostrado todo lo contrario. Y pues, de aquellos que se espera algo y a la hora de las horas no pasa nada, ya no sé ni por qué me sorprende. En todo caso, siempre es bueno saber... PD. Mi biopsia salió negativa y mi cicatriz -alias, "el chajazo"-, ahí va. El mejor regalo de navidad.

Cerrando capítulos

*** Este post tiene un mes de estar guardado en el último cajón del blog como un borrador. Espero le pueda seguir el hilo a este enredo de fechas y sucesos, en que "anoche" es hace un mes y "mañana" es hoy. *** Anoche, por primera vez en casi un mes, dormí bien. Dormí con ganas, con tantas que no tuve necesidad de dar vueltas en la cama, ni me detuve a pensar en los "pero, ¿y sí?". Solo dormí, confiando en que ya tenía una respuesta -más o menos- definitiva y que todo lo que resta es tomar decisiones, por difíciles que sean. El camino a una respuesta ha sido largo, aunque relativamente corto, y ha sido tortuoso, aunque relativamente fácil; todo para saber si lo malo era solo malo o si era peor (a mí no me vengan con cuentos, podrá decir "benigno" pero eso no lo hace bueno). Y emocionalmente, no me cabe duda, ha sido difícil sobre todo por la angustia que genera la misma espera. De un dolor de garganta y tos, pasé a tener un bulto y de un b