Publicidad engañosa
Y se me hacía agua la boca
Si usted ha pasado por la carretera Panamericana estos últimos días, tal vez se ha visto asaltado por la tentación de un pastel de chocolate que aparece en una valla, a la altura de uno de los tantos centros comerciales que están en lo que quedó de El Espino.
Bien, si usted ha visto la fotografía y es como yo, probablemente se le hacía agua la boca y sus papilas gustativas en claro estado de excitación le pedían a su cerebro que comandara a todo su cuerpo para que, tarde o temprano cuando pasara por Santa Elena, se detuviera a conocer otra de las tantas plazas que se han inaugurado por la zona.
Mi cerebro sucumbió ante mis instintos primitivos de chocolate y terminé ahí esta tarde con mi alero favorito, donde después de que se tardaron un mundo en atendernos, desistí de probar el tal Chocolate Fondue no sé qué (que no es sino un molten cake o lava cake, como me enseñó el Food Network), ya que el bocado me pareció demasiado minúsculo para su precio -aparte de no tan suculento "en vivo y a todo color" a como se veía en la foto publicitaria-.
En su lugar, probé los otros pastelillos que, aunque saben bien, no me parecen algo que me muera por probar de nuevo... al menos no en un futuro muy cercano.
Con esto de la publicidad engañosa, y de que en las fotos los productos se ven más grandes que en la vida real, me pregunto si también Cristiano Ronaldo en ropa interior de Armani defraudará a las consumidoras una vez se acaba la sesión de fotos.
Si usted ha pasado por la carretera Panamericana estos últimos días, tal vez se ha visto asaltado por la tentación de un pastel de chocolate que aparece en una valla, a la altura de uno de los tantos centros comerciales que están en lo que quedó de El Espino.
Bien, si usted ha visto la fotografía y es como yo, probablemente se le hacía agua la boca y sus papilas gustativas en claro estado de excitación le pedían a su cerebro que comandara a todo su cuerpo para que, tarde o temprano cuando pasara por Santa Elena, se detuviera a conocer otra de las tantas plazas que se han inaugurado por la zona.
Mi cerebro sucumbió ante mis instintos primitivos de chocolate y terminé ahí esta tarde con mi alero favorito, donde después de que se tardaron un mundo en atendernos, desistí de probar el tal Chocolate Fondue no sé qué (que no es sino un molten cake o lava cake, como me enseñó el Food Network), ya que el bocado me pareció demasiado minúsculo para su precio -aparte de no tan suculento "en vivo y a todo color" a como se veía en la foto publicitaria-.
En su lugar, probé los otros pastelillos que, aunque saben bien, no me parecen algo que me muera por probar de nuevo... al menos no en un futuro muy cercano.
Con esto de la publicidad engañosa, y de que en las fotos los productos se ven más grandes que en la vida real, me pregunto si también Cristiano Ronaldo en ropa interior de Armani defraudará a las consumidoras una vez se acaba la sesión de fotos.
No he visto la valla, pero el de la foto está de muerte.
ResponderEliminarYa me ha pasado, que la foto nada que ver con el producto.
Ya me diste ganas de chocolate mmm
Ya me ha pasado que el tamaño varía o que la calidad es pésima. Da cólera cuando pasa, ¿verdad?
ResponderEliminarjajaaj si! da colera que cuando llegas no se parece en nada a la foto... hasta se te va el antojo!
ResponderEliminarEso es lo más triste! Que te quedás sin ganas de probarlo!
ResponderEliminarHola Raquel, me muero de la risa, yo también me llevé una gran desilusión en la bendita plaza Madero.
ResponderEliminarFui con todas mis ansias y antojos de mujer en estado, al Big Bite BBQ, o algo así.
La comida en el menú se veía deliciosa, pedí unos camarones empenizados que lucían de muerte y unos "fish & ships" que igualmente invitaban a portarse mal.
Me llevaron unos horribles camarones empanizados en tiras secas de coco rallado, horribles, dulces, aguados y medio crudos. ¿El pescado? Igualmente crudo por dentro. Solo probé ambas cosas y almorcé las papas fritas con que acompañan ambos platos.
Me enfermé de la panza, además.
No recomiendo ese lugar, para nada, y cuando paso enfrente, me da dolor de panza de nueva cuenta.
Hola Mariana, qué mal que haya tenido esa experiencia. Creo que la decepción que causa haber probado algo nuevo que resulta de pésima calidad o servicio, es la razón por la que tendemos a ir a los mismos lugares siempre, y ente más estandarizados los procesos. Por algo dicen que mejor lo viejo por conocido, que lo nuevo por conocer...
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