Reciprocidad

Pensamientos para acompañar el desayuno

Últimamente he notado disparidades en la mayoría de mis relaciones. No soy perfecta, en ninguno de los aspectos de mi vida. Por el contrario, disto mucho de serlo. Pero tampoco soy mala. Quizá por eso, de vez en cuando, me gustaría recibir algo de lo que doy.

Que si como hija nunca he dado motivos por qué desconfiar, me den la confianza a cambio. Que si como hermana trato de preocuparme, que tan siquiera pretendan tener un mínimo interés. Que si como amiga podías contar conmigo, tú también hubieras estado ahí para mí. Que si yo hago un esfuerzo para estar con alguien, al menos lo note y no lo dé por sentado.

Que si doy, tan siquiera muy de vez en cuando reciba en retorno, por aquello de la reciprocidad. Doy, doy, doy, doy y no recibo. Con justa razón me exigen que siga dando, si yo nunca pido. Ya caí en la cuenta de que estoy cansada de dar y no recibir.

Necesito sentirme apreciada. Quiero sentirme apreciada. Merezco sentirme apreciada. Demando EXIJO sentirme apreciada.

Empiezo a creer que son nuestras expectativas las que terminan por decepcionarnos. Los demás son como son. Eso no depende de nosotros. Al final de cuentas, nosotros somos los que esperamos más o, cuando menos, recibir lo que damos.

Mea culpa

Comentarios

  1. Eso me pasa a mi generalmente, siempre espero, y aunqué sepa que no va suceder, pues uno mantiene la ilusión de...

    Ambos se dañan a sí mismos: el que promete demasiado y el que espera demasiado...*" -Gotthold Ephraim Lessing-

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  2. El error es nuestro. Esperamos demasiado de los demás.

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  3. Recuerdo haber leído un comentario que resumía parte del mensaje de esta entrada, en mi blog.

    Saludos.

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  4. si no esperas nada, no te decepcionaras nada. Pero vamos arriesgate a perder, arriesgate a ganar, arriesgate a llorar, arriesgate a reir, y quien quita y un dia no te arrepientas de haber dado algo por alguien!

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  5. Genius, eso, lo de mantener la ilusión... es criminal :( Como siempre, me gustan las citas que elige.

    Anónimo, sí, es nuestro.

    Rafael, yo también. Saludos.

    Sergio, la cuestión es que tampoco hay que irse a los extremos de nunca esperar nada. Por eso es bien cierto lo que dices: hay que arriesgarse.

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