Languidecer


Estoy en un momento de mi vida en que todo lo me sustenta es el siguiente episodio de una serie de Marvel o la siguiente novela romántica de mi club de lectura. Pues, voy a tener que esperar más de un mes para que estrene "Loki", así que ya sabemos qué me queda. No es la primera vez que me aferro a algo como un salvavidas. No es porque haya algo pasando. Al contrario, es porque no hay nada pasando. Hasta la disrupción más grande de nuestras vidas, la pandemia, se ha vuelto una constante. Alguien a quien no he visto en años me preguntaba qué me he hecho. Mi respuesta fue "Aquí, viviendo la vida adulta de dormir, trabajar, pretender que hago algo más aparte de trabajar y repetir". En el fondo, no soy yo siendo dramática. Es lo que es. 

Esta semana salió un interesante concepto en el New York Times: languishing o languidecer. Adam Grant, el autor del artículo, explica "Languidecer es una sensación de estancamiento y vacío. Se siente como si estuvieras atravesando tus días, mirando tu vida a través de un parabrisas empañado. Y podría ser la emoción dominante de 2021... Languidecer es el vacío entre la depresión y la prosperidad: la ausencia de bienestar. No tienes síntomas de enfermedad mental, pero tampoco eres la imagen de la salud mental. No estás funcionando a plena capacidad". Seems legit. 

No le puedo echar toda la culpa a la pandemia. Languidezco por temporadas. En papel, las cosas están bien. ¿Salud? Semi checked. Estoy en control con un nuevo endocrinólogo y mi proceso de terapia me está ayudando a replantear qué significa bienestar físico para mí. Llevo cuatro meses cuidando lo que como -cantidad y calidad-, y salvo esta semana que estuve un poco enferma, estoy mucho mejor que cuando tuve que consultar un gastroenterólogo a finales del 2020 para que me diagnosticaran gastritis crónica, entre otros. ¿Trabajo? Checked. Casi diez años de estabilidad laboral y desarrollo profesional. ¿Dinero? Checked. Cuidando de mis ahorros y mis deudas.  ¿Amor? *Suena "All by myself" de Céline Dion*. En general, no tengo nada significativo de qué quejarme. Pero heme aquí, languideciendo.

Si volvemos a la metáfora de las series y libros como salvavidas a los que me aferro, quizás la realidad es que estoy flotando en medio de un vasto y tranquilo océano. Ojo, no estoy pidiendo que la vida me dé un revolcón, pero ver tierra firme y vida humana en el horizonte no estaría de más.

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