Calle pero exquisito
La frase "Solo en Sivar se ve esto" tal vez no aplique al asunto en cuestión. Pero definitivamente, solo en Sivar la comida de la calle sabe tan rico -yum, yum-.
Hoy en la mañana, a la tercera hora de esperar pacientemente que el don del taller terminara de arreglar el aire acondicionado de mi carro, en medio del asfixiante calor de San Salvador, me di el gustito de comerme una exquisita minuta de limón y sal, sentada en una acera por allá en la colonia Rábida mientras mi papá se las daba de mecánico.
Aaah, las delicatessen salvadoreñas! Dignas de aparecer en cualquier programa de viajes del "Discovery Travel and Living" siendo devoradas por auténticos connaisseurs de la gastronomía como mi querido Anthony Bourdain de "No reservations", o en el peor de los casos, por el calvito que solo se harta comida asquerosa, digo exótica.
Son tantos los manjares disponibles en nuestras calles, que ningún antojo puede no ser resuelto. Aquí no te podés quedar con las ganas. Para el calor: las minutas, las paletas, chocobananos, los sorbetes de carretón o charamuscas (esas las encuentran si se asoman a una tienda).
Las minutas no tienen ciencia. Un vasito de durapax relleno de raspadura de hielo, bañadito de coloridos jarabes, disponibles en infinidad de sabores para todas las combinaciones imaginables (menta con fresa, fresa con piña, fresa con uva... ¿de qué va a querer corazón?), con un buen chupuste de jalea de tamarindo o si se la pican, con un "topping de leche condensada". Yum, yum.
Los sorbetes de carretón son un arte. Mi favorito lo venden en "una casa que queda en una esquina de la calle que va como para los Cines Reforma, por un redondel que es parque, ahí por el área del Cristóbal", pero cualquier carretón sirve al propósito. Yo lo prefiero de leche con pasas, en uno de esos barquillos que parece sombrerito y con un buen chorro de mielita roja, que a saber qué será pero sabe bien rico. Yum, yum.
Los chocobananos se han elevado. Antes eran comunes, hoy son "Chocotops". A mi de igualada no me gustan particularmente los chocobananos, pero las chocofresas sí, con krispies o con esas pringuitas de colores (aunque esas te manchan los dientes). Yum, yum.
Las paletas de sombrillita son mejor. Será porque se sienten más salvadoreñas, pero las paletas de sombrillita saben más rico. Me recuerdan a las piñatas finas a las que me invitaban, donde el menú era más abundante. Los sabores son muy típicos y hay para todos los gustos. La de pistacho es bien bueeena, o la de ron con pasas. Yum, yum.
Si su paladar prefiere un crunch crunch, están las tostadas de plátano, yuca y papa, o unos anillitos que creo que son chicharrones. Por alrededor de una cora doman a la bestia, con una bolsita de platanitos con limón, sal y chile (cuiden de que los dedos no les queden todos rojos). Las semillas que venden en los semáforos -marañón y almendra, comúnmente- también son buenas para munchear, solo que las señoras se ponen muy careras por una bolsita. Yum, yum.
Si su boquita es salada y prefieren los productos industrializados por aquello de los controles de calidad, ¿quién no conoce a Diana? Todo mundo. Buenas, bonitas y baratas (aunque vienen medio vacías las bolsas), las boquitas Diana son la ley. Hay tanto de donde escoger, que de verdad depende de qué se les antoje en ese momento.
Los churritos son un clásico. Quesitos, jalapeños, elotitos, palitos, platanitos, maní japonés, yuquitas y las tortillitas... aaah, las tortillitas nunca fallan! Son buenísimas, para chuparse los dedos -sobre todo si les echás limón! El conga mix también es bueno, o la pachanga si la prefieren, pero surten más en vacación o en una fiesta -tienen esa vibe-. Yum, yum.
Si les gustan las cosas con limón, ¿qué más que el mango twist de la salida de algún colegio? Limón, sal, alguashte (la palabra correcta es "aiguaste", pero así no tiene gracia) y chile al gusto. Eso sí, si son germ freaks -como me crió mi mamá doctora-, es probable que le huyan un poquito a este fino platillo y a sus semejantes, como la jícama, paterna y otros. Yum, yum.
Si tienen un sweet tooth, con algo de suerte encontrarán a alguna señora vendiendo dulces típicos como las conservas de coco, camote, tamarindo y más, generalmente empaquetadas en un tubito de papel celofán. En caso quieran algo que les sustente más, en todas las colonias siempre hay una panadería cerca, o en su defecto, pueden optar por dulces, chicles y bombones de la tienda de la colonia. Yum, yum.
La comida de la calle no tiene por qué ser solo de antojos. Si no son fancy, y andan tan arrancados que ni para un econocombo les alcanza, pueden fácilmente comer en cualquier carrito de comida cerca de colegios, universidades o sectores de oficinas.
El mejor es el Chory, exquisitos chuchos calientes con salchicha a saber de qué, delicioso escabeche y mayonesa, mostaza y ketchup. Yum, yum. Los demás son bien genéricos: tortas, hamburguesas, tacos, sándwiches y otros hot dogs x.
Por las mañanas es más fácil encontrar un buen par de pupusas, típico desayuno del salvadoreño a la carrera. Afuera de mi ex U, llega un señor en bici a vender pupusas de papa, ayote, mora, chicharrón y frijol con queso. Menos de un dólar bien gastado y bien comido. Yum, yum.
¿Qué se les antoja a ustedes? Salgan a la calle en esta vacación de Semana Santa. "Viajen" por El Salvador y siéntanse como anfitriones de algún programa del Discovery. Coman con un hambre... impresionante.
Hoy en la mañana, a la tercera hora de esperar pacientemente que el don del taller terminara de arreglar el aire acondicionado de mi carro, en medio del asfixiante calor de San Salvador, me di el gustito de comerme una exquisita minuta de limón y sal, sentada en una acera por allá en la colonia Rábida mientras mi papá se las daba de mecánico.
Aaah, las delicatessen salvadoreñas! Dignas de aparecer en cualquier programa de viajes del "Discovery Travel and Living" siendo devoradas por auténticos connaisseurs de la gastronomía como mi querido Anthony Bourdain de "No reservations", o en el peor de los casos, por el calvito que solo se harta comida asquerosa, digo exótica.
Son tantos los manjares disponibles en nuestras calles, que ningún antojo puede no ser resuelto. Aquí no te podés quedar con las ganas. Para el calor: las minutas, las paletas, chocobananos, los sorbetes de carretón o charamuscas (esas las encuentran si se asoman a una tienda).
Las minutas no tienen ciencia. Un vasito de durapax relleno de raspadura de hielo, bañadito de coloridos jarabes, disponibles en infinidad de sabores para todas las combinaciones imaginables (menta con fresa, fresa con piña, fresa con uva... ¿de qué va a querer corazón?), con un buen chupuste de jalea de tamarindo o si se la pican, con un "topping de leche condensada". Yum, yum.
Los sorbetes de carretón son un arte. Mi favorito lo venden en "una casa que queda en una esquina de la calle que va como para los Cines Reforma, por un redondel que es parque, ahí por el área del Cristóbal", pero cualquier carretón sirve al propósito. Yo lo prefiero de leche con pasas, en uno de esos barquillos que parece sombrerito y con un buen chorro de mielita roja, que a saber qué será pero sabe bien rico. Yum, yum.
Los chocobananos se han elevado. Antes eran comunes, hoy son "Chocotops". A mi de igualada no me gustan particularmente los chocobananos, pero las chocofresas sí, con krispies o con esas pringuitas de colores (aunque esas te manchan los dientes). Yum, yum.
Las paletas de sombrillita son mejor. Será porque se sienten más salvadoreñas, pero las paletas de sombrillita saben más rico. Me recuerdan a las piñatas finas a las que me invitaban, donde el menú era más abundante. Los sabores son muy típicos y hay para todos los gustos. La de pistacho es bien bueeena, o la de ron con pasas. Yum, yum.
Si su paladar prefiere un crunch crunch, están las tostadas de plátano, yuca y papa, o unos anillitos que creo que son chicharrones. Por alrededor de una cora doman a la bestia, con una bolsita de platanitos con limón, sal y chile (cuiden de que los dedos no les queden todos rojos). Las semillas que venden en los semáforos -marañón y almendra, comúnmente- también son buenas para munchear, solo que las señoras se ponen muy careras por una bolsita. Yum, yum.
Si su boquita es salada y prefieren los productos industrializados por aquello de los controles de calidad, ¿quién no conoce a Diana? Todo mundo. Buenas, bonitas y baratas (aunque vienen medio vacías las bolsas), las boquitas Diana son la ley. Hay tanto de donde escoger, que de verdad depende de qué se les antoje en ese momento.
Los churritos son un clásico. Quesitos, jalapeños, elotitos, palitos, platanitos, maní japonés, yuquitas y las tortillitas... aaah, las tortillitas nunca fallan! Son buenísimas, para chuparse los dedos -sobre todo si les echás limón! El conga mix también es bueno, o la pachanga si la prefieren, pero surten más en vacación o en una fiesta -tienen esa vibe-. Yum, yum.
Si les gustan las cosas con limón, ¿qué más que el mango twist de la salida de algún colegio? Limón, sal, alguashte (la palabra correcta es "aiguaste", pero así no tiene gracia) y chile al gusto. Eso sí, si son germ freaks -como me crió mi mamá doctora-, es probable que le huyan un poquito a este fino platillo y a sus semejantes, como la jícama, paterna y otros. Yum, yum.
Si tienen un sweet tooth, con algo de suerte encontrarán a alguna señora vendiendo dulces típicos como las conservas de coco, camote, tamarindo y más, generalmente empaquetadas en un tubito de papel celofán. En caso quieran algo que les sustente más, en todas las colonias siempre hay una panadería cerca, o en su defecto, pueden optar por dulces, chicles y bombones de la tienda de la colonia. Yum, yum.
La comida de la calle no tiene por qué ser solo de antojos. Si no son fancy, y andan tan arrancados que ni para un econocombo les alcanza, pueden fácilmente comer en cualquier carrito de comida cerca de colegios, universidades o sectores de oficinas.
El mejor es el Chory, exquisitos chuchos calientes con salchicha a saber de qué, delicioso escabeche y mayonesa, mostaza y ketchup. Yum, yum. Los demás son bien genéricos: tortas, hamburguesas, tacos, sándwiches y otros hot dogs x.
Por las mañanas es más fácil encontrar un buen par de pupusas, típico desayuno del salvadoreño a la carrera. Afuera de mi ex U, llega un señor en bici a vender pupusas de papa, ayote, mora, chicharrón y frijol con queso. Menos de un dólar bien gastado y bien comido. Yum, yum.
¿Qué se les antoja a ustedes? Salgan a la calle en esta vacación de Semana Santa. "Viajen" por El Salvador y siéntanse como anfitriones de algún programa del Discovery. Coman con un hambre... impresionante.
Canillitas, tartaritas, dulce de zapote con leche, pupusas del señor de la bici de la Matías, peperechas, honradas, mango twist de la Cope, Big Boy Burgers del Salvador del Mundo, churros españoles para las fiestas de la Virgen de Guadalupe ahhhhhhhh que antojos! Cuanto manjar guanaco!
ResponderEliminarMe encantan las delicatessen guanacas, sobre todo en esta época de mangos sazones con alguaishte (para mí así se escribe). Este domingo como estoy en acabazón me fui al parque Balboa y me encuentro que han hecho unos ranchitos nuevos a la izquierda de la calle principal del parque, como una cuadra abajo de la entrada, ahí cómodamente por un dolar (algo caritos para mi bolsa) me comí 3 nuégados de yuca con un vaso de chilate, están muy buenos, también hay riguas y atolito de elote, y lo mejor fue disfrutar del show en vivo de dos payasos muy graciosos que se echaron sus buenos chistes y la gente que estábamos ahí nos olvidamos de las penas por un rato. Así que ya lo saben visiten la nueva zona del parque Balboa. Los elotes locos, están de película a 0.90 bien chorreados de salsa negra y con mucha mostaza y mayonesa. Muy buenos.
ResponderEliminarBurriletassss!!!
ResponderEliminarPues para abonar a tu webster, en el occidente las charamuscas son topogigios y los de leche con vainilla son la ley. Los churritos son meneitos y no hay cosa más rica...hasta que salieron los quesitos que son más consistentes. Por gracia de Dios no salí alérgica a los colorantes y puedo degustar para las fiestas de esas delicatesen que son 300% amarillo No 5.
ResponderEliminarAh, y el mango twist es mango cumbia...
La minuta de limón, aparte de sal yo me la comía con aiguaste y hasta teníamos "fiado" con el señor que las vendía en el parqueo del Instituto...a módicos 1.25 de colón.
Nelson: qué ricas las canillitas y tartaritas! Se me habían olvidado los churros españoles. Gracias por traer a colación un clásico culinario de las idas a la feria o al circo.
ResponderEliminarMario: thanks.
Comelón: también se me fueron por alto los elotes locos! Tengo días de estar pensando en ir a los Planes. Creo que con tantas sugerencias, al fin iré uno de estos días.
Di: sí, las Burriletas son lo máximo jajaja. Paletas de lecheburra con trocitos de maní. ¿A alguien se le apetecen?
Clau: otro clásico con colorante: las empiñadas, hasta los dientes dejan rosados.