Setentitantos canales y no hay nada que ver
Mi mamá dice "Pago cable para no ver lo que dan acá y a veces no hallo qué ver". ¿A quién no le pasa?
Tenía 8 años y mi hermana 3, cuando descubrimos que habían más de 5 canales... que había un canal donde todo el día pasaban muñequitos... que habían canales donde no se hablaba español -de hecho, por eso lo pusieron, para que aprendiéramos inglés con más facilidad (vaya retorno de la inversión, huh?)-... que habían canales donde pasaban programas de los tiempos de mi mamá (me encantaban "Hechizada" y "Mi bella genio").
Ese día de enero de 1995 comenzó mi adicción por la televisión. El respeto que le tengo a la caja mágica llega a tal grado que, cuando es momento de apretarse el cincho, lo primero que pienso es "quitamos el cable o el internet" y al final no me puedo decidir por ninguno solo de pensar que no volvería a ver un partido del Manchester United, a menos que el canal 4 se apiadara de la gente a la que simplemente no le gusta ni el Real ni el Barça ni toda la liga.
Cuando no me estoy preguntando por qué veo tele, pienso "¿qué hay en la tele?". Es entonces cuando caigo en la cuenta de que hay días en que paso más tiempo viendo el canal de los canales ¡que viendo tele!
¿Cómo es posible que haya setentitantos canales en el cable y no haya nada qué ver? Es verdad, tengo mis programas regulares, tengo hasta mis reruns de back-up y hasta mis canales especializados donde sé que puedo hallar algo que ver. Sin embargo, el zapping se apodera del control y escaneo uno, tras otro y tras otro canal, llegando a la misma conclusión.
Si no soy yo, es mi hermana. Si no es ella, es mi mamá. Los controles hasta se arruinan. ¿A quién no le pasa? Con un acercamiento más investigativo, y con la ventaja de que, por primera vez en cuatro años, no llego a mi casa a las 9 de la noche, he llegado a la conclusión de que sí hay qué ver en la tele, lo que pasa es que simplemente no lo he descubierto.
Mi teoría se basa en el hecho de que somos seres de costumbres y tendemos a orbitar alrededor de las cosas a las que ya estamos acostumbrados. Hasta el zapping, fenómeno que debería ser aleatorio, pareciera estar programado de un canal a otro.
Yo me he descubierto gravitando entre Sony-E!-Warner; si tengo suficiente tiempo, reviso los canales de películas (del 35 al 39 y el 48-49); si estoy con mi hermana, caemos en las garras de MTV; si no hay nada más, el Food Network; si es semana de Champions, tararán tararán ESPN.
No solo estamos tan acostumbrados a "lo que nos gusta", sino que no reconocemos que la televisión tiene un enorme potencial más allá del entretenimiento, mas nos puede informar, educar y sacar de la ignorancia.
Un día de estos, en pleno "Animal Planet al extremo", caí en la cuenta de que no sé nada sobre los animales. Nada, cero en absoluto. Nunca me había puesto a pensar que la Tierra era tan grande y que no solo hay millones y millones de personas, sino que también de animales y de plantas que por algún motivo están ahí ayudando a mantener el equilibrio de los ecosistemas.
Y además estoy yo, un minúsculo punto en un mundo globalizado donde ya no van quedando excusas para no saber que la jirafa es uno de los diez animales más asquerosos porque se mete la lengua por las fosas nasales y se come los mocos, o que el pez martillo es en efecto una de las más peligrosas especies de tiburones.
¿Que no necesito saber eso? Probablemente no. Pero no está demás saberlo y si la tele me da la información ya procesada en multimedia, ¿por qué no tomarla?
Una de las compañías de comunicación que más admiro es Discovery Networks, que lleva 14 años enseñándome cosas maravillosas, conocimientos que tal vez nunca ponga en práctica como "cómo sobrevivir si te pierdes selva adentro en el Amazonas" (¿ya han visto "A prueba de todo"? es buenísimo), pero que me permiten tener un mejor sentido de apreciación por el mundo en el que vivo y la infinidad de cosas que pasan en él.
Obviamente no voy a ver el Discovery, la National Geographic o el History Channel todo el tiempo (¡qué bien por la gente que sí lo hace!), pero hay más cosas que se pueden aprender o que son interesantes o que son diferentes o nos hacen salir de nuestra rutina.
Los lunes yo no me pierdo "CSI", pero hace 3 años me parecía insoportable, aunque personalmente nunca había visto un episodio completo. Mi mamá lo veía de lunes a viernes cuando daban los reruns en Sony y yo no entendía qué gracia le hallaba.
Hasta que al fin lo vi y quedé enganchada porque para mi verlo es como jugar "Clue" y quiero concluir quién es el asesino, el arma o el móvil antes que Grissom. Es más, CSI me ha enseñado tanto que yo estoy casi segura de que podría salir librada de cometer un crimen en este país.
Y de la misma forma Donald Trump me da lecciones de negocios ("The celebrity apprentice" está en NBC los domingos a las 8); TV5 me desoxida el francés y la DW le aumenta el alemán a mi hermana; TCM me enseña "el cine que ya tendría que haber visto"; ESPN continúa con mi educación deportiva (todo lo que sé se lo debo a Fernando Palomo); Disney me pone al día con mis películas y el Food Network me enseña a cocinar.
Por supuesto que voy a seguir viendo cosas que son estúpidamente entretenidas y entretenidamente estúpidas, pero no me volveré a quejar de que haya setentitantos canales y nada que ver.
Es cuestión de hacer zapping inteligentemente.
El día que pusieron el cable en mi casa tal vez solo se asemeje al día que llevaron hielo a Macondo. Mi asombro solo se asemeja al de Aureliano Buendía.
Tenía 8 años y mi hermana 3, cuando descubrimos que habían más de 5 canales... que había un canal donde todo el día pasaban muñequitos... que habían canales donde no se hablaba español -de hecho, por eso lo pusieron, para que aprendiéramos inglés con más facilidad (vaya retorno de la inversión, huh?)-... que habían canales donde pasaban programas de los tiempos de mi mamá (me encantaban "Hechizada" y "Mi bella genio").
Ese día de enero de 1995 comenzó mi adicción por la televisión. El respeto que le tengo a la caja mágica llega a tal grado que, cuando es momento de apretarse el cincho, lo primero que pienso es "quitamos el cable o el internet" y al final no me puedo decidir por ninguno solo de pensar que no volvería a ver un partido del Manchester United, a menos que el canal 4 se apiadara de la gente a la que simplemente no le gusta ni el Real ni el Barça ni toda la liga.
Cuando no me estoy preguntando por qué veo tele, pienso "¿qué hay en la tele?". Es entonces cuando caigo en la cuenta de que hay días en que paso más tiempo viendo el canal de los canales ¡que viendo tele!
¿Cómo es posible que haya setentitantos canales en el cable y no haya nada qué ver? Es verdad, tengo mis programas regulares, tengo hasta mis reruns de back-up y hasta mis canales especializados donde sé que puedo hallar algo que ver. Sin embargo, el zapping se apodera del control y escaneo uno, tras otro y tras otro canal, llegando a la misma conclusión.
Si no soy yo, es mi hermana. Si no es ella, es mi mamá. Los controles hasta se arruinan. ¿A quién no le pasa? Con un acercamiento más investigativo, y con la ventaja de que, por primera vez en cuatro años, no llego a mi casa a las 9 de la noche, he llegado a la conclusión de que sí hay qué ver en la tele, lo que pasa es que simplemente no lo he descubierto.
Mi teoría se basa en el hecho de que somos seres de costumbres y tendemos a orbitar alrededor de las cosas a las que ya estamos acostumbrados. Hasta el zapping, fenómeno que debería ser aleatorio, pareciera estar programado de un canal a otro.
Yo me he descubierto gravitando entre Sony-E!-Warner; si tengo suficiente tiempo, reviso los canales de películas (del 35 al 39 y el 48-49); si estoy con mi hermana, caemos en las garras de MTV; si no hay nada más, el Food Network; si es semana de Champions, tararán tararán ESPN.
No solo estamos tan acostumbrados a "lo que nos gusta", sino que no reconocemos que la televisión tiene un enorme potencial más allá del entretenimiento, mas nos puede informar, educar y sacar de la ignorancia.
Un día de estos, en pleno "Animal Planet al extremo", caí en la cuenta de que no sé nada sobre los animales. Nada, cero en absoluto. Nunca me había puesto a pensar que la Tierra era tan grande y que no solo hay millones y millones de personas, sino que también de animales y de plantas que por algún motivo están ahí ayudando a mantener el equilibrio de los ecosistemas.
Y además estoy yo, un minúsculo punto en un mundo globalizado donde ya no van quedando excusas para no saber que la jirafa es uno de los diez animales más asquerosos porque se mete la lengua por las fosas nasales y se come los mocos, o que el pez martillo es en efecto una de las más peligrosas especies de tiburones.
¿Que no necesito saber eso? Probablemente no. Pero no está demás saberlo y si la tele me da la información ya procesada en multimedia, ¿por qué no tomarla?
Una de las compañías de comunicación que más admiro es Discovery Networks, que lleva 14 años enseñándome cosas maravillosas, conocimientos que tal vez nunca ponga en práctica como "cómo sobrevivir si te pierdes selva adentro en el Amazonas" (¿ya han visto "A prueba de todo"? es buenísimo), pero que me permiten tener un mejor sentido de apreciación por el mundo en el que vivo y la infinidad de cosas que pasan en él.
Obviamente no voy a ver el Discovery, la National Geographic o el History Channel todo el tiempo (¡qué bien por la gente que sí lo hace!), pero hay más cosas que se pueden aprender o que son interesantes o que son diferentes o nos hacen salir de nuestra rutina.
Los lunes yo no me pierdo "CSI", pero hace 3 años me parecía insoportable, aunque personalmente nunca había visto un episodio completo. Mi mamá lo veía de lunes a viernes cuando daban los reruns en Sony y yo no entendía qué gracia le hallaba.
Hasta que al fin lo vi y quedé enganchada porque para mi verlo es como jugar "Clue" y quiero concluir quién es el asesino, el arma o el móvil antes que Grissom. Es más, CSI me ha enseñado tanto que yo estoy casi segura de que podría salir librada de cometer un crimen en este país.
Y de la misma forma Donald Trump me da lecciones de negocios ("The celebrity apprentice" está en NBC los domingos a las 8); TV5 me desoxida el francés y la DW le aumenta el alemán a mi hermana; TCM me enseña "el cine que ya tendría que haber visto"; ESPN continúa con mi educación deportiva (todo lo que sé se lo debo a Fernando Palomo); Disney me pone al día con mis películas y el Food Network me enseña a cocinar.
Por supuesto que voy a seguir viendo cosas que son estúpidamente entretenidas y entretenidamente estúpidas, pero no me volveré a quejar de que haya setentitantos canales y nada que ver.
Es cuestión de hacer zapping inteligentemente.
Of course yes...A prueba de todo es una graaan cosa, igual que comidas bizarras xD
ResponderEliminarme alegra que entre tanta estupidez que hay en la tv logrés sacarle provecho algunos programas... y Sí Raquel existen seres vivientes lalmados anmales y plantas... espero que las aprecies mejor despues de tu analisis...
ResponderEliminarMalu: todo el Discovery es una gran cosa! Me muero por ver el programa en que graban cosas en cámara lenta. Creo que lo estrenan el 28.
ResponderEliminarWilliam: claro que aprecio a los animales y plantas jajaja