Dejémoselo al de comunicaciones
Cuando egresé sabía que no era la misma persona que entró a la universidad recién salida del colegio. Cuando me gradué no era la misma que egresó. Y ahora que ya voy a 3/4 de la otra universidad, también siento que no soy la misma.
La maestría ha cambiado tanto mi manera de ver el mundo, la realidad en la que vivo y mi profesión, que aunque a veces me pregunto qué hago ahí, en el fondo sé que llegué adonde tenía que estar. Yo lo resumo en: todas las aplicaciones para las que no sabía que la comunicación servía.
Lo mismo con los lugares a los que he llegado a trabajar y las personas tan diversas que me ha tocado conocer, cuestiones para las que el pregrado nunca me preparó pero que salen en el camino. Quiero suponer que porque tienen que salir y porque me van a llevar a alguna parte.
Hoy podría hablar prácticamente de cualquier cosa, de cómo los días felices son los que uno recuerda más y mejor, de que el subempleo no es ni bueno ni malo pero que para mí ya no es suficiente, o de que no sé para dónde va mi carrera. Cualquier cosa.
Pero la verdad es que solo quiero decir una: cómo la profesión del comunicador es incomprendida en el mundo laboral. Si usted le dice a alguien que estudió comunicaciones seguramente le dirán a cambio: "Ah, es periodista". No. "¿Fotógrafo?". No. "¿Diseñador?". No. "¿Hace páginas web?". No. "¿En publicidad es que trabaja?". No. "Entonces en mercadeo". No.
Puede hacer cualquiera de las anteriores y probablemente le pidan en un trabajo que haga todas las anteriores. A mí me han pagado tres dígitos por hacer una presentación en PowerPoint y recibieron el producto final como si había descubierto la cura para el cáncer.
El problema es ese, que creen que pueden dejárselo todo al de comunicaciones. Hasta algo tan trivial como hacer una carta, revisar la ortografía de un documento o "dejar bonita" una tabla hecha en Word (esa última sí me molestó porque era el colmo de la inutilidad cuando se supone que vivimos en un mercado laboral en que todos debemos ser multifuncionales).
Nuestro trabajo se relega a algo tan instrumental en algunos lugares de trabajo, que pierde sentido haber pasado cinco años escuchando que la comunicación era estratégica. Sí, da cólera. Desanima. No todos lo percibimos, y si observamos el fenómeno, no a todos les molesta.
De hecho, quizá solo sea cuestión mía. Tal vez solo a mí me aburre diseñar tarjetas y diplomas, escribir discursos, notas y boletines. Yo y mi estúpida utopía por tener un trabajo que me apasione, que cambie vidas. Entre más conozco, más me cuestiono.
Al final del día, trabajo es trabajo, dinero es dinero. Por algo se tiene que empezar. Aún así, ¿hasta cuando se puede uno resignar a que le guste la vida que vive, en lugar de vivir la vida que le guste?
Quizá mi mamá tiene razón y soy "un espíritu libre". Pero por hoy, solo por hoy, dígame que no estoy sola y que tal vez alguien más se siente así.
Comente y conversemos.
Sugiero emprender por cuenta propia.
ResponderEliminarDigo, si se puede.
¡Saludos!
Si así toca, pero uno va creciendo, adquiriendo habilidades, perspectivas, dirigiéndonos a lo que más nos guste, formándonos por nuestra cuenta y desprendiéndonos hasta lograr ver por donde caminamos con libertad, apoyo, decisiones y organización.
ResponderEliminarNo Raquel, no sos la única que piensa así. En las oportunidades que he tenido de estar en el mundo laboral me ha ocurrido lo mismo. La gente no valora o no conoce la carrera y por lo tanto, piensa que somos los que tomamos las fotos, escribimos notas, hacemos power point, etc.
ResponderEliminarA mi me pasó que me desanimé haciendo algo que no era apasionante para nada y donde vi que lo que había aprendido ni lo ponía en práctica. Yo si pienso y quiero un trabajo apasionante, ni he salido de la U todavía, y sé que mientras tanto tendré que hacer algo para ganar "experiencia" o no sé xD
Así que mi consejo es que no perdás esa ilusión de realizar un trabajo importante, que marque huella, que cambie esquemas, porque sé que con tu capacidad lo vas a lograr. :)
Saludos Raquel!
RARC, es lo que ya hago. Sea jefe o sea el cliente, siempre es lo mismo, si no peor.
ResponderEliminarMah, esa es otra realidad: el communicador tiende a especializarse en el tema en el que trabaja, lo que al mismo tiempo de hacerte un "experto", te encasilla un poco. Lo bueno es que siempre se puede aprender y el conocimiento se acumula, brindándote una visión más integral de las problemáticas (especialmente si se trabaja en temas sociales o de desarrollo). En cuanto a las competencias y habilidades, una gran verdad es que de cualquier universidad vas a salir como producto incompleto... allá cada quién como termina de estructurarse como profesional.
Jenni, tienes toda la razón: en algunas cosas hay que ser idealista y guardar la esperanza (o ilusión, como tú dices), de que ese trabajo llegará... para mientras, hay que cobrar por todo lo demás... y cobrar bien :)