Simple y sencillamente soy adicta a los adverbios terminados en -mente. Esto lo noté hace un par de meses y, por más que intento, no logro dejar de escribirlos. También que muchas de mis frases inician con "A veces..." y "Me pregunto si...", entre otras tantas muletillas de las que aún no me deshago.
Los trolls existen y no son como aquellos muñequitos de pelos parados que venían en las cajas de cereal. Existen porque siempre hay alguien dispuesto a criticar, en ocasiones de manera ofensiva, y escudados de la pantalla de sus computadoras.
A veces En ocasiones pasa que hay alguien más en el mundo que piensa o ha vivido situaciones similares a las que una escribe y por tanto puede sentirse identificado con lo que lee. Esto lo he descubierto más bien estando del otro lado como lectora.
Es fácil encontrar respuestas para una misma en las preguntas que otros se hacen. Por eso creo que el proceso de reflexión que conlleva escribir una entrada no termina al hacer click en "Publicar", sino que continúa en la medida en que los lectores se toman el tiempo de comentar. Es entonces que el cerebro sigue y sigue dándole vueltas al asunto.
Tengo una obsesión desmedida por el color rosado de la cual no me siento del todo orgullosa.
A medida en que en tu vida offline tienes más ocupaciones y preocupaciones, tu vida online se va reduciendo. Esto se refleja en la extensión y profundidad de las entradas más recientes.
A pesar de lo anterior, hay que dejarse de pajas, siempre se puede hacer tiempo para escribir. Solo es cuestión de encontrar motivación en algún reto, como tu entrada #400, y por supuesto, inspiración en alguna parte (si no, no hay ocurrencias).
Un blog es la manera más efectiva que conozco de dejar algún tipo de evidencia de las cosas que pensamos en un momento determinado de la vida, una fotografía mental.
De alguna u otra manera, una siempre termina escribiendo acerca de los mismos temas. Es como si escribiéramos diferentes versiones de un ensayo sin fin.
Un blog tiene tantas interpretaciones como lectores y cada entrada pasa por diferentes procesos de decodificación según el lector.
Gracias por acompañarme durante 3 años y 400 entradas, pues... de esto:
Me leí todas las entradas recientes y dejé esta por último (a propósito) Felicitaciones, pocos llegan a persistir en esta titánica tarea de mantener un blog. Ojalá surjan más ocurrencias irreverentes y las podamos disfrutar todos los que pasamos por aquí. Comentemos o no.
A estas alturas del partido, creo que ha quedado bastante claro que Pablo Alborán se ha convertido en los últimos dos años en uno de mis cantantes favoritos. Las razones sobran. Pero su calidad vocal solo sería forma si no la acompañara con el fondo de la composición de sus canciones, de la mayoría de las cuales él es el autor. No soy experta en el tema, ni pretenderé serlo. Pero para mí, una buena canción es aquella que cuenta una historia y/o consigue aflorar una emoción en uno. No necesariamente son canciones de letra profunda, llenas de metáforas o figuras literarias, casi filosóficas. No. A veces son "básicas", pero tienen la capacidad de hacerte sentir feliz y levantarte de tu asiento para bailar. Alborán tiene de ambas. Pablo en concierto en Guatemala. Ese momento en que quisiera tener mejores fotos 💔 En mi afán enteramente educativo de llevar la música de Pablo Alborán a más personas, acá hay una lista de algunas de sus mejores canciones a mi juicio, en nin
Cada quien sabe cómo define y qué espera de una amistad, pero también hay de amigos a amigos. ¿Qué mejor lugar para encontrar estos singulares personajes que en las películas de Disney y Pixar? Acá hay 10 tipos de amigos que seguro se han cruzado o se cruzarán por tu vida: 1. El amigo alucín Sí, la palabra " alucín " está en la RAE. Este es el típico amigo que es más plante que otra cosa, que va por la vida dándose aires de grandeza, creyéndose único e irrepetible. Es el Buzz Lightyear de tu vida y cuando lo ponen en la versión "español de España", nadie lo detiene. Por qué lo queremos: Es divertido romperle la burbuja. via GIPHY 2. El amigo travieso que te mete en problemas Aunque este tipo de amigo tiene buenas intenciones, sus imprudencias te meten en apuros. Como cuando Lucifer casi se come a Gus Gus por la intrepidez de Jack Jack. Por qué lo queremos: Tiende a ser adorable y te salva del embrollo en que él mismo te metió. 3. El amigo olv
De un par de meses a acá, he llegado a la conclusión de que convivimos en medio de un lenguaje falocéntrico, o en todo caso -y para entrar a tono-, vergocéntrico. Dudé mucho acerca de publicar esta entrada. En parte porque este es un ambiente relativamente libre de "malas" palabras. Sin embargo, después de darle suficiente pensamiento, llegué a la conclusión de que vale verga. Así, con el invaluable apoyo de mis compañeros de trabajo, pude recopilar apenas unas cuantas de las que sospecho son las numerosas acepciones de la infame palabra en cuestión: 1. Que valga verga: sinónimo de que no te importe. Los recatados lo sustituyen por "chonga" y/o "veinte". 2. Valer verga: no debe confundirse con la frase anterior. A falta de una mejor explicación, remóntese a la frase "Dar una gran valida de verga". 3. Valeverguismo: dícese del movimiento o ismo de que te valga verga. 4. Quedar en verga: o quedar sin nada o debiendo lo que no se tiene. 5. Pon
Felicidades Raquel, escribir siempre es una opción para dejar un poco de una en esta vida.
ResponderEliminarQue vengan más ocurrencias.
Abrazos
Gracias Karla. Un abrazo,
EliminarBuena lista, chera; ciertamente (#3) me identifico con muchos de los puntos. ¡Felicidades por un año más de ocurrencias!
ResponderEliminarGracias chera :)
EliminarQue vengan más años y que ambos estemos para compartirlos. ¡Un abrazo fuerte!
ResponderEliminarOjalá así sea. Gracias Geniecillo :)
EliminarMe leí todas las entradas recientes y dejé esta por último (a propósito) Felicitaciones, pocos llegan a persistir en esta titánica tarea de mantener un blog. Ojalá surjan más ocurrencias irreverentes y las podamos disfrutar todos los que pasamos por aquí. Comentemos o no.
ResponderEliminarMuchas gracias Mario. Perseverancia es la palabra clave, supongo.
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