Instagram y la vida de los otros
Nunca necesité saber cómo le gustan los panqueques a JT, pero confieso que me gusta que gracias a Instagram ahora cabe la posibilidad de enterarse de detalles tan triviales como ese, sea de una celebridad o no.
Al principio no le encontraba utilidad a Instagram porque estaba un tanto reacia a generar contenido propio. Lo que cambió mi opinión fue encontrar a quién seguir. Individuos, marcas e incluso lugares que fueran lo suficientemente interesantes como para mantenerlo enganchado a uno.
¿Qué come Alex Guarnaschelli hoy? ¿Cuál es la nueva receta de ThePioneerWoman? ¿Quiero imaginarme que estoy en Nueva York? Veo las fotos de Misshattan o las de Habitually Chic. Para Roma está GMcGuireInRome. Para París, ParisInFourMonths. Para tips de fotografía, Nigel Barker. Si necesito un minuto de ternura canina, veo las fotos o videos de Harlow and Sage o veo los Snoopygrams.
Revistas de cocina, decoración, moda, cadenas de televisión, diseñadores, cantantes, actores, gente común y corriente en otros lugares del mundo. Luego estos usuarios se complementan con personas que sí conoces en la vida real o virtual, con sus nubes, sus bebés rosaditos, sus mascotas, sus viajes y los momentos más emocionantes de sus vidas.
Instagram es la nueva herramienta para el voyeurista, para enterarte de la vida de los otros. Prácticamente todo se puede seguir en Instagram. Y sí, lleva sus filtros, ángulos, staging y recortes, pero en las cuentas correctas se puede encontrar algo de candor y naturalidad, muestra de que el contenido no ha pasado por la aprobación del publicista o un ejército de especialistas en social media. Como Michael Bublé cantando "Milkshake" de Kelis.
Si uno tiene derecho a un par de minutos para desconectarse y a un poquito de frivolidad en el día, prefiero pasar los míos pasando las fotos en Instagram.
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