¿Y si jugamos más?

 


Anoche pasé unas ocho horas armando cuatro de los cinco sets de construcción que ven en la foto. El primero, el de la floristería, lo armé el sábado. Tratando de ser una adulta "responsable", solo me había comprado ese porque ciertamente no debería estar gastando en juguetes, pero lo responsable solo me duró un par de días hasta que pude ir a Miniso por los demás. Fueron +10 horas satisfactorias. A mí armar cosas me relaja y siempre me sorprendo del nivel de detalle en sets como estos. Es verdad que en la foto de la caja ves cómo se supone que quedará, pero no se compara con sacar todas las piezas y preguntarte para qué sirve cada una, cómo y adónde van. Y cuando ya va agarrando forma y ves que esas piezas aleatorias hacen el horno de la pastelería o que la pieza que creíste que era solo para hacer cercas, también se puede usar para hacer bancas, todo hace sentido. 

Quisiera que la vida fuera así. Que me dijeran "Así se va a ver el futuro en x años", con todo y foto, y que luego me dieran un manual con las instrucciones para ir armándolo pieza por pieza, con la seguridad de que quedará igualito que la foto en la caja. Pero no funciona así la cosa, ¿verdad? La vida se parece más al balde azul de mi primer set original de Lego, el 1662 Basic Building Set de 1989 que mi abuelito me trajo de Estados Unidos en el '90 (para que dimensionen qué tan novedoso era en aquel entonces). En ese balde azul hay 30 años de un mix de bloques Lego (e imitaciones de Lego) de todos los tamaños, formas y colores. Difícilmente podrías armar la casa que venía en la foto del balde porque ya faltan bastantes piezas. Pero hay otras piezas ahí con las que se puede armar algo. Solo es cuestión de comenzar a jugar. Claro, lo más cercano que he llegado fue cuando ordené los bloques por color y por forma en bolsas Ziploc (porque yo así soy), y ahí lo he tenido empolvándose. Quizás también como la vida misma.

En otra nota menos existencialista, es curioso cómo en algún punto de nuestras vidas dejamos de jugar. No hace sentido. De niño, dependías de que tus papás te compraran los juguetes o que alguien te los regalara para tu cumpleaños o para navidad. En teoría, teníamos todo el tiempo del mundo para jugar. Ahora probablemente tenemos  el poder adquisitivo para comprar uno que otro juguete o juego, pero no tenemos el tiempo o se nos ha olvidado cómo hacerlo. Lo que yo propondría es que jugáramos más. Que nos quitemos las ganas. Que descubramos cosas nuevas, ya sea rompecabezas de 1000 piezas o 3D, o juegos y manualidades sencillas del Dollar City. Lo importante es despertar.

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