Budapest en retrospectiva

Deák Ferenc

Budapest fue una parada táctica en mi camino a Praga, que a su vez era una parada antes de Berlín. En papel, hacía sentido pasar 1.5 días en cada ciudad, y fui realista desde un principio en lo poco que podría abarcar de la capital húngara. Con lo que no contaba era lo cansada que me sentiría después de una semana de trajín, incluyendo dos noches de dormir en buses, tanto así que hay cuatro horas entre la última foto de mi exploración inicial, el tiempo que me tomó ir a recuperar mi maleta al único lugar decente de lockers que encontré, caminar hasta mi Airbnb, arreglar mis cosas, bañarme, tratar de revivir y la siguiente foto al pie del funicular.

Dicho esto, mi tiempo en Budapest fue prácticamente inexistente e incluye una estafa en un taxi que amenazó con opacar toda la experiencia. Lo bueno de poner en perspectiva las cosas y de volver a ver atrás cuando ha pasado suficiente tiempo es que lo puedes apreciar más. Y en mis recuerdos, yo elijo guardar la noche más azul que he visto, el sabor de la paprika, y el encanto particular de una ciudad que en algunos rincones se ve como si se hubiera congelado en el tiempo.

Pest

Buda y Pest son las dos ciudades divididas por el Danubio que componen la capital de Hungría. Mi Airbnb estaba del lado de Pest, así que anduve por esa zona desde que llegué a la estación del bus en Népliget a media mañana, específicamente por Deák Ferenc, cerca de la Basílica de San Esteban y el edificio de la Ópera.

Parte trasera de la Basílica de San Esteban
  
Una de las cosas que más quería hacer gracias a la influencia de Rick Steves y otros YouTubers era ir al Mercado Central de Budapest, donde como buena turista, caí en la trampa de probar un sampler de comida húngara, incluido un goulash que estaba delicioso 👌

  

 

Ya con la barriga llena, me dediqué a busqué el souvenir perfecto, para lo que probablemente le di unas seis o siete vueltas al mercado, hasta que me decidí por unos aritos pintados a mano que ahora forman parte de mis tesoros de mis viajes.

No sé si soy la única a la que le pasa, pero mi desconfianza de comprar algo auténtico que luego resulta haber sido producido en masa en cualquier lugar menos el presunto país de origen hace que me vuelva mucho más indecisa 😩

Buda


Para cuando llegué al funicular frente al puente de las cadenas el reloj marcaba las 6:40 p.m. Buda está del lado de la colina y ofrece una vista grandiosa de todo Budapest, incluido el Parlamento. Desde ahí se impone el castillo de Buda, edificio declarado Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO y a una corta caminata está la iglesia de Nuestra Señora (también conocida como iglesia de Matías), que tiene un singular y hermoso tejado de azulejos de cerámica, y el Bastión de los Pescadores, un lugar como sacado de un cuento.

    
  
   


El Bastión de los Pescadores es una terraza y mirador que apenas terminó de construirse a principios del siglo XX, pero está diseñada en el estilo neogótico y neorrománico.



Ante mis ojos de simple mortal parece una fortaleza que protege un castillo con algún secreto, como una princesa que no puede reunirse con su amado o algo en esas líneas. Con eso les digo todo. Así de romántico fue ese atardecer con nubes ligeramente rosadas, que luego dio pie a un cielo completamente azul y despejado, apenas adornado por la luna casi llena.

Esta foto fue lo mejor que pudo hacer mi teléfono

La noche terminó con un "crucero" por el Danubio que, aunque no tiene nada de azul, tiene a su favor el hecho de que te regala las vistas tanto de Buda como de Pest, y desde el agua pone en perspectiva lo mucho que tiene esta ciudad para ofrecerle a sus visitantes, lo poco que alcancé a conocer y lo que me faltó por descubrir.



P.D. Yo soy tan cursi que puse en Spotify el "Danubio azul" de Johann Strauss II durante el crucero, en parte para tratar de superar mi enojo por haber sido estafada en el taxi.

Ficha técnica
Fechas: 17 y 18 de mayo de 2019.
Entrada / Salida: Flixbus proveniente de Viena y vuelo de Ryan Air hacia Praga, República Checa
Alojamiento: Airbnb
Lo que más me gustó: El área del castillo de Buda, pero especialmente el Bastión de los Pescadores
Siempre recordaré: El azul del cielo, el buzz de la copa de vino y el momento foodie/fangirl en el restaurante de Jamie Oliver
Aprendí a: Jamás en la vida volver a tomar un taxi.

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