Restricciones no aplican

Un día de estos entré a uno de los jardines probablemente más hermosos que he visto en mi vida. No me pregunte cómo se llamaba cualquiera de las flores porque no tengo ni la más mínima idea. Esas clases en la escuela de "Sea mujercita" me las perdí.

Lo curioso fue que, cuando se acabó el sendero empedrado, no supe qué hacer. No había nadie alrededor y volví a ver a todos lados por si había un rótulo que dijera "No pisar el césped".

Enseguida reparé en que, en todo caso, ¡la grama está ahí para pararse en ella! así que en un acto de rebelión, me paseé por el jardín de arriba para abajo, perdiendo cuidado de qué había debajo de mis tenis.

¿Con cuántos rótulos de "No haga esto" y "No haga aquello" nos topamos todos los días que ya ni siquiera cuestionamos aquello que nos prohíben ni de dónde proviene tal restricción?

Ja. Yo pisé el césped. ¿Y qué pues?

Comentarios

  1. yeah!!! viva la anarquía!!!
    a veces nosotros mismos nos ponemos los rotulos de "no pisar la grama" que es lo peor! =/

    ResponderEliminar
  2. Dafne, es muy cierto. Nosotros mismos nos ponemos los rótulos, algunos tan grandes que parecen de esas pantallas LCD gigantes que les ha dado por poner en las calles de mayor circulación.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Gracias por leer. Y por comentar. Y por existir. A veces es bonito simplemente escuchar un "Gracias".

Entradas populares de este blog

10 canciones de Pablo Alborán para cada necesidad

10 amigos explicados con personajes de Disney

Lenguaje vergocéntrico