De cantar en público y las nuevas experiencias
En mi último cumpleaños, mis amigas me llevaron a un karaoke. Fue una gran noche. Había cantado antes en un karaoke, pero de esa forma bayunquita en que te quedás sentada en la mesa y nadie realmente te ve. Aquí no. Fue una experiencia nueva, diferente. Te parás frente a todo el mundo, con o sin el apoyo moral de unos cuantos ml. de alcohol, y perdés la pena. Para cuando cerramos nuestra velada, ya estábamos cantando "Highway to hell" de AC/DC.
El viernes pasado regresamos al mismo lugar y la experiencia no fue tan buena. No nos ponían las canciones y cuando al fin pusieron una, no era la que habíamos pedido. Fiasco total. Lo único rescatable de la noche fue el cierre con "Living on a prayer" de Bon Jovi.
Supongo que volver a un karaoke es como regresar al mismo lugar de tus vacaciones, darte cuenta de que es diferente a como lo recordabas y decepcionarte. ¿Pero acaso no son todas las experiencias así? Variables e impredecibles.
Y si nada es igual a la segunda o tercera vez, ¿no nos debería motivar eso a seguir intentando? Si a la primera nos fue mal, tal vez las subsiguientes experiencias sean mejores. Y si nos fue bien, ¿por qué no nos podría ir aún mejor?
A la tercera podría terminar cantando "Don't stop believing" de Journey.
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