Adiós David

"If you had told me as a young boy I would have played for and won trophies with my boyhood club Manchester United, proudly captained and played for my country over one hundred times and lined up for some of the biggest clubs in the world, I would have told you it was a fantasy. I'm fortunate to have realised those dreams."



David Robert Joseph Beckham pasará a mi historia personal como mi último gran ídolo adolescente. Cuando lo "conocí" hace 11 años él "me llevó" directo al Manchester United, algo por lo que le estaré siempre agradecida. En aquella temporada, el United llegó hasta finales de Champions League frente al Bayer Leverkusen, y en el camino, David anotó un gol frente al Deportivo de La Coruña que a la fecha de hoy aún recuerdo. El fútbol, de a poco, se encargó de llenar por 90 minutos mi vida monótona, especialmente mis sábados. Empecé a adquirir hábitos que asumo son parte del fanatismo, como grabar en el VHS los partidos de la Premier League cuando tenía clases y a renegar a toda costa contra el sueño los domingos que en la televisión pasaban juegos en vivo. Si bien sabía poco de fútbol, lo disfrutaba. Hay algo de catártico en estresarse frente a la televisión por 11 hombres a los que no conoces, por muy contradictorio que suene.



Aunque David fue mi introducción al fútbol, nunca me tomé por una de esas mujeres que solo siguen el deporte por ver a los futbolistas. Le tomé tanto "afecto" a Beckham como alguna vez se lo tuve a Tévez o a Phil Neville. Pero sí, le rendí culto a Beckham. El tipo es un dios de cabello dorado y sonrisa sincera. Durante el Mundial Corea-Japón 2002 y la temporada 2002-2003 David se apoderó de mis paredes en la forma de pósteres, de mis cuadernos del colegio en forma de recortes (aunque tenía de otros jugadores, como Van Nistelrooy y Solskjaer) y de la contraportada de mi libro de matemáticas de primer año de bachillerato (que luego reutilicé en segundo año), justamente con la foto arriba de estas líneas. Luego se fue al Real Madrid -no se me olvida el anuncio en la radio el 17 de junio de 2003-, y lo dejé de seguir. Bueno, si tan siquiera eso fuera posible. ¿Quién no ha sabido los ires y venires de David en toda su carrera? Llegó otro 7, Cristiano Ronaldo, quien curiosamente después hizo lo mismo. Irse al Real Madrid.

No digo nada nuevo al ensalzar las cualidades de Beckham como jugador, las cuales apenas pude disfrutar poco más de una temporada en el United, y también se han exaltado hasta el cansancio sus cualidades para llenar calzoncillos de H&M o para lucir trajes o para innovar cortes de cabello. Lo que digo es que el anuncio de su retiro del fútbol profesional, así como el de sir Alex, me han tomado desprevenida, como un recordatorio poco gentil del paso del tiempo. De como mis preocupaciones dejaron de ser si el Man U iba a pasar a la siguiente ronda de Champions League, de como perdí el track de cuándo pasaban los partidos y por cuál canal, de ya no tener un póster en la pared. Es el cierre de un ciclo. Es un símil al período comprendido entre mis últimos años de colegio, mi paso por la universidad y cómo me acerco a cerrar la transacción del título de la maestría. Quizá yo también me retiré de tener emociones reales o imaginarias, de las ilusiones superfluas y de alegrarse por cositas que hoy parecen tonteras y hasta pueden ser mentira. Y quizá en el fondo extraño un poco esa versión de mí que gritaba emocionada frente a la televisión un 21 de mayo de la mano de Van Der Sar.

Lo que te quiero decir David es gracias por todo lo que no sabías que hacías por mí. Porque eso es lo que los ídolos hacen. Gracias, sobre todas las cosas, por hacerme feliz. Por los tiros de esquina, por las asistencias, por los tiros libres, por los goles. Hasta por las tarjetas amarillas, rojas, los sustos por las lesiones y los pleitos con Ferguson. Gracias por el fútbol, por el entretenimiento y aquellas fotos para Armani. Gracias David, gracias.


Siempre me sentiré afortunada de haberte visto jugar tamaño hormiga en el partido MLS All Stars del 2011 frente al Manchester United. Las ganas me sobran de asaltar un banco (o venderle el alma a uno), armar maletas e irte a ver a Old Trafford si anunciaran que te van a hacer un partido de despedida dirigido por Ferguson y que también juegan Scholes y Giggs. Supongo que ese sueño adolescente solo se cumplió a medias. 

Ya que estamos aprovechando, gracias a Solskjaer, Gary Neville, Phil Neville, Keane, Scholes, Van Nistelrooy, Verón, Forlán, Cristiano Ronaldo, Van Der Sar, O'Shea, Berbatov y Park. Tévez, a vos no porque te fuiste al City.

Y gracias a la noble afición que después de leer esta entrada no piensa que estoy mal de la cabeza.

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