Enamorada de Venecia

Basílica de Santa Maria della Salud

Venecia me daba miedo. Bueno, no Venecia. Llegar y moverme en Venecia me daba miedo. Simplemente parecía complicado. Admito que en parte fue por ignorancia de la geografía. Pero mi anfitriona de Airbnb calmó mis nervios en nuestro intercambio previo de mensajes. "Venecia es una isla. No hay cómo perderse", me dijo.

La capital de la región de Véneto, un conjunto de 118 pequeñas islas separadas por 160 canales y unidas por más de 400 puentes, Venecia está al interior de la laguna de Venecia, una laguna costera salada en el norte del mar Adriático, según Wikipedia. Una isla. No hay cómo perderse.

Vista desde el Gran Canal

Hermosamente romántica, llenísima de turistas en unas partes y solitaria en otras, complicada y fácil a la vez, Venecia fue un pequeño desvío de 1,188 kilómetrosen el camino. Pensé que si ya estaba cerca, qué más daba aprovechar la ocasión y visitar por primera vez una de las ciudades más icónicas de Italia.

Basílica de San Marcos

Como cualquier viaje de menos de 48 horas, apenas y hubo tiempo para las visitas obligatorias, como el puente de Rialto, la plaza y basílica de San Marcos y el Palacio Ducal, además de perderme en sus callejones y sus puentes, pero fue lo suficiente para enamorarme de la ciudad de los canales. Por eso fue doloroso ver meses después las imágenes de Venecia inundada por la acqua alta. El problema del sobreturismo es real y, sumado a los efectos del cambio climático, tenemos que abrir los ojos ante el riesgo que corren los lugares que son Patrimonio de la Humanidad.

    

    
Primera fila: Palacio Ducal (exteriores e interiores, incluido el Puente de los Suspiros
Segunda fila: Campanario de San Marcos y Puente de Rialto

Para el segundo día, me armé de valor para tomar el vaporetto a las islas de Murano, célebre por el arte en vidrio soplado, y la menos conocida Burano, con sus tiendas de encajes y coloridas fachadas. En Murano no necesitas hacer más que poner pie en la isla para que alguien te lleve a una de las tantas galerías que hay para ver una demostración en vivo de cómo hacen las figuras de vidrio soplado. Ver con mis propios ojos a un artesano soplar un trozo caliente de vidrio y convertirlo en un caballo en cuestión de minutos me dio otro nivel de apreciación de esta tradición.

     
Izq: Interior de la iglesia de San Pedro Mártir en  Murano. 
Der: Puente cruz calle en Burano. 

Al cabo de mis casi 48 horas en Venecia, habiendo vencido el miedo de moverme por sus islas y canales, hubo un momento en que me sentí tan realizada de haber llegado hasta allá (¡casi sin perderme!) que pensé que yo podría ser una buena guía turística para otras mujeres. Amo tanto viajar que a veces lo único que me falta es compañía. Pero ese es un pensamiento atrevido para explorar en otro momento.

Ya he dicho que una de mis maneras de saber qué tanto me gustó un lugar es cómo respondo a la pregunta "¿Volvería a ir?". Para Venecia es un Sí y No. Sí, me encantaría compartir este lugar con alguien más. Creo que he explicado con éxito en estas líneas lo romántico que es Venecia. Pero a la vez es un "No" porque con el sobreturismo, Venecia lo que menos necesita es una turista más mientras libra la batalla con los cruceros de los que descienden a diario cientos de personas. Eso sí, sepan que si algún día regreso, será con el mayor de los respetos por la historia de esta ciudad.

Góndolas cerca de las columnas de San Marcos y San Teodoro


Consideraciones prácticas:

  • Hay que seguir las flechas en las nomenclaturas de las calles. Indican, por ejemplo, si vas hacia Rialto o hacia (la Piazza di) San Marco. Este fue uno de los mejores tips que me dio mi anfitriona de Airbnb.
  • Aparte de caminar, el medio de transporte por excelencia en Venecia es el vaporetto, unas lanchas que funcionan como cualquier bus, con rutas que van en diferentes direcciones. Lo más conveniente en cuanto a precio es que paguen el boleto de 24 horas o similares dependiendo de la duración de su estadía.
  • No sé si fue el hecho de dejar las hordas de turistas al otro lado de la laguna, pero en la relativa soledad de Murano y Burano encontré una gran tranquilidad. Lo mismo pasa en Venecia si te alejas del área de la plaza de San Marcos. Silencio y solitud. 
  • Si viajan a Venecia en Flixbus, sepan que hay un trencito entre el Tronchetto y Santa Croce (el People Mover). Lo aprendí porque mi anfitriona se horrorizó cuando le dije que yo había caminado ese tramo con mi maleta y mochila a cuestas.
  • Seamos respetuosos como turistas. Nada nos cuesta seguir las reglas, por absurdas que parezcan a veces. ¿Quisiera tener fotos del interior de la Basílica de San Marcos? Por supuesto, pero no vale la pena llevar la contraria.
  • Venecia es cara. La comida, el transporte, el alojamiento. Todo. Lo mejor que se puede hacer es aceptarlo y disfrutar la ciudad tal y como es, precio incluido.
  • Y por último, no es necesario que gasten una fortuna en un paseo por góndola cuando pueden recorrer todo el Gran Canal en un vaporetto. El romance lo pone la persona que te acompañe. O la música en tus audífonos. O simplemente no necesitas nada extra cuando tienes esta vista:



Ficha técnica
Fechas: 13 y 14 de mayo de 2019.
Entrada / Salida: Flixbus proveniente de Verona y Flixbus hacia Viena, Austria
Alojamiento: Un Airbnb carísimo, como todo en Venecia
Lo que más me gustó: Todo, pero en especial, la tranquilidad en Murano y Burano
Siempre recordaré: El vaporetto en el Gran Canal con el cielo espectacular
Aprendí a: Perderle el miedo a moverme en una ciudad que está sobre el agua y a usar los vaporetti

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