Las relaciones públicas de Dios


La cuenta que me gustaría llevar


No sé quién le hará las relaciones públicas a Dios o si Él prefiere la publicidad. En todo caso, no entiendo por qué dicho comunicador ha insistido por los siglos de los siglos en crearle una imagen de "Dios castigador" que nos dice que arderemos en las llamas del infierno y se tira una carcajada que suena a "mua-ja-ja-ja".

Y si bien no soy una consumidora 100% fiel a su marca, prefiero pensar en Él como alguien accesible, de mente abierta, que recibe con las puertas de par en par a quienes se habían desviado del camino y se habían dejado convencer por sus competidores y nos sonríe a todos, sin importar cómo seamos. Ese Dios hace más apariciones públicas en las cumbres de jefes de Estado, en las asambleas de la ONU o en cualquier espacio que se preste para abogar por los que más necesitan ser escuchados.

Recuerdo haber visto hace años una película sobre una niña a la que la visita Dios y él le pide que haga una campaña de publicidad para Él. Ella idea un concepto que no estaría demás que lo viéramos en las vallas publicitarias y los medios masivos, especialmente por la situación de violencia en que vivimos en la que ya nadie se toca el corazón para lanzar una granada a una clínica pediátrica.

El slogan es THINK GOD.

Piénsenlo señores de las agencias publicitarias y los medios de comunicación.

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