It's Christmas, bitch

No entiendo por qué la gente se toma fotos frente al árbol de navidad en los centros comerciales. No entiendo por qué se exponen al peligro (y el ridículo) de una venta de medianoche. No entiendo por qué queman el pisto en pólvora. No entiendo el por qué de tanto fuzz. Será porque en estas 26 navidades que llevo la emoción ha ido en declive.

Diciembre llama y al otro lado del teléfono una voz dice "It's Christmas, bitch". Sin poder remediar el paso del tiempo, que corre les guste o no les guste, otra vez es esa época del año.

En mi experiencia, cada navidad es más aburrida que la anterior conforme vas creciendo. La celebración familiar no es sino un compromiso contractual en el que ni el menú ni las conversaciones cambian año con año. El grado de disfrute se puede medir fácilmente con la hora a la que te vas a dormir el 25 y el 1o.

Mientras tanto, hago un esfuerzo por dejarme llevar, cuando menos, por el espíritu del consumismo, el lenguaje oficial de la navidad en el siglo XXI*. Hago listas, compro regalos, los arreglo y me emociono por un momento, pero al final del día vuelve a sentirse común y corriente.

Irónicamente este será el año en que asista a más celebraciones, pero no puedo evitar preguntarme, ¿en qué momento la navidad se volvió tan aburrida?


(*) No me malinterprete. Entiendo el significado bíblico de la navidad. Solo hablo de las fiestas.

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