Hay una app para eso


Soy usuaria de Android desde hace más de dos años. Sí, tomo algunas selfis pero en la mayoría sale Lucas. Sí, tomo fotos de lo que como y las publico en Instagram. Sí, uso mi teléfono en el mismo patrón que muchos hoy en día: menos para hablar, más para chatear, más para redes sociales.

Pero de un tiempo acá he caído en cuenta que lo que más aprecio de las posibilidades que ofrece un teléfono inteligente no son las que publicitan las grandes compañías telefónicas.

Yo uso aplicaciones catalogadas comúnmente como de productividad. Varias. Todos los días. ¿Cómo puedo saber exactamente cuánto gasté la semana pasada? Toshl. Ahí registro hasta el último centavo y puedo tener acceso a reportes y gráficos de mis finanzas personales. Porque quién no necesita eso.

Si necesito saber qué voy a hacer esta semana sólo veo Google Calendar. OK, puede que a este esté acostumbrada por el trabajo. Y no, no soy una esclava de los invites. Sólo es bueno tener recordatorios de las cosas. A mi edad, digo. No sé si a ustedes también se les olvidan las cosas entre las docenas de datos que procesan en el día.

¿Más recordatorios? Google Keep. Es lo máximo. Lo. Máximo. Puedo hacer notas, listas, agregar imágenes, incluso notas de voz. También las puedo compartir con otros usuarios. OK, no tengo con quién compartirlas pero ese no es el punto. Keep es como un Wunderlist mejorado y vinculado directamente con mi cuenta de Google.

¿Quiero llevar un conteo de las calorías que ingiero? Noom Coach. Es práctico y cumple su propósito. ¿Quiero planear un viaje? Visit a city. En esas estoy. ¿Quiero crearme un nuevo hábito? HabitBull es el indicado. Dicha app te permite llevar un registro de cinco hábitos que quieres formarte a la vez, bajo la premisa de Jerry Seinfeld de que no hay que romper la cadena de días exitosos y después de un tiempo harás las cosas sin pensarlo. Doy fe de que funciona.

Tampoco todas las apps funcionan. Yo intenté que en mi familia usáramos una app para llevar el control de la lista del supermercado. No falló la app. Falló que tenemos diferentes tipos de personalidades y hábitos. Hay otras apps que complican las cosas en lugar de simplificarlas. Y claro, las apps no hacen las cosas por uno -nadie pierde peso en sí por apuntar lo que come-, pero te facilitan las cosas y te dan visibilidad de qué estás haciendo bien o mal.

Si ya somos adictos a los smartphones, por lo menos saquémosle al teléfono el mayor provecho posible y usémoslo para algo más productivo.

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