Viaje de regreso a la adolescencia

Cuando salió la noticia de que los Backstreet Boys tendrían un show residente en Las Vegas en marzo y junio de este año, lo primero que pasó por mi mente fue que tal vez esta era la oportunidad para cumplir un sueño de adolescencia. Me emocioné, sí. Tanto como mis ánimos de aquellos días me lo permitieron. Pero no era esa emoción exorbitante que habría esperado, como la vez de Justin Timberlake.

Un buen lunes a finales de septiembre moví todas las piezas necesarias para hacerme de una entrada a uno de los conciertos de marzo. Lo compré sin más consulta que referencias de cómo eran las localidades en The Axis, el teatro dentro de Planet Hollywood, y vagas proyecciones de precios de boletos de avión y tarifas de hoteles.

"Larger than life". Un nombre pomposo para un show.


Por más que he estado tratando de hacer memoria, no recuerdo que a mis 13 ó 14 años cruzara por mi mente la idea de que algún día vería a los Backstreet Boys en concierto. Era así de inalcanzable y yo soñaba así de poco. Me conformaba con ver un especial en HBO (la gira "Into the Millennium") y seguir sus pasos por MTV, hasta que coincidió que el grupo se separó y yo me separé de ellos cuando mis gustos musicales cambiaron.

Ahora que falta poco menos de dos meses, la emoción va creciendo por poquitos. Mi compañera de viaje se encarga de sonar a Nick, Howie, Kevin, Brian y A.J. en Spotify y convertir el carro en un karaoke. A veces yo misma me sorprendo de cuántas canciones se me había olvidado que existían y, sobre todo, de cuántas letras recuerdo como si todavía estuviera en el colegio, cuando una compañera de clases me pagaba por traducirlas del inglés al español.


Esta era mi favorita allá por el 2001

Heme aquí, otra vez, a punto de hacer algo que jamás me habría imaginado que podría. Pienso que después de la primera vez que te das "permiso" de soñar, es difícil detenerse (gracias Manchester United, 2011). Claro, hay limitaciones. El tiempo y el dinero, las principales. Pero qué maravilla tener la capacidad de imaginar que se puede, aunque ese "algún día" tarde en llegar y aún si nunca llega, al menos saber que en el fondo de tu corazón querías algo diferente para ti.

Así le doy la bienvenida al 2017. Soñando e intentando convertir sueños en realidad.

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