Manhattan de vértigo

Alguien tuvo a bien preguntarme qué se sentía estar en medio de los grandes edificios. La verdad es que nada.

A menos que andes todo el tiempo viendo para arriba, so pena de terminar con un gran dolor de nuca, fácilmente se te olvida que eres una hormiga, un punto de color caminando por ese laberinto de juego de PacMan que visto desde arriba parece escenario constuido con billones de legos.

Ahora pregúnteme qué se siente estar arriba. Estar arriba es lo que realmente vale la pena. Llegar al piso 67 del observatorio del Rockefeller (Top of the Rock, calle 50) y apreciar una vista insuperable de Manhattan tal cual sale en el mapa, con el parque al norte, el Empire State al sur, el río Hudson al oeste y los puentes de Brooklyn, Manhattan y Williamsburg al este, te deja con los ojos (y boca) bien abiertos. En mi opinión, el Top of the Rock supera al Empire State en cuanto a vista- después de todo, el Empire State solo se puede ver bien desde el Rockefeller Center.

Eso no significa que no valga la pena visitar el Empire State... si decidiera lo contrario, probablemente sería el único turista en hacerlo, porque el jueves que nosotras fuimos parecía que absolutamente todos los visitantes de la gran manzana estábamos haciendo fila para subir hasta el piso 86 del edificio que más rasca los cielos en NYC (el más alto, pues). Si a usted le pareció romántica la película "Sleepless in Seattle", déjeme decirle que sería absolutamente imposible que Meg Ryan llegara a tiempo al observatorio para encontrarse con Tom Hanks. ¡Hay demasiada gente! El tal "Empire State of mind" se debería referir a darse de codazos con los demás turistas para que te dejen ver.

Claro, hay otras formas de ver el skyline de Manhattan. Algunas ni siquiera involucran caminar. Puede tomar un crucero de 2 horas para circunnavegar Manhattan de oeste a este  (y de revira contra) y de paso ver la Estatua de la Libertad y los puentes B-M-W, mientras escucha al conductor bonachón explicar cómo se llama cada barrio, adónde estaban las Torres Gemelas y cuántos millones cuestan algunos edificios. 

Si decide caminar por el FiDi (Distrito Financiero) al sur de la isla, ya sea porque quiere ver el Ground Zero -ya el 12 de septiembre inauguran el memorial de las víctimas del 9/11- o porque le da curiosidad Wall Street o NYSE, seguro encontrará que sus calles son más pintorescas, una mezcla de edificios antiguos con obras modernas (como el nuevo World Trade Center) en medio de unas calles "torcidas": ya no más la cuadrícula perfecta del midtown y uptown Manhattan.

Si ya caminó lo suficiente como para llegar al borde de Manhattan, otra opción es que se atraviese el puente de Brooklyn. Lo que las guías de turismo recomiendan es caminar de Brooklyn a Manhattan para ver el skyine, pero el orden de los factores no altera el producto. Igual caminará por 40 minutos y puede ver para ambos lados si usted quiere. Si el ejercicio lo asusta, aún en el puente hay gente vendiendo agua y otras bebidas energizantes. Eso sí, vayase en su carril, el de los peatones, no sea que lo pase llevando un ciclista.

Como verá, Manhattan tiene más de un ángulo desde donde ser apreciado. Cada uno es una experiencia completamente diferente. De vértigo.

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