México lindo y querido para principiantes
No comí tacos en el Zócalo, ni me tomé los tequilas con los mariachis en Garibaldi ni fui a la pirámide de Teotihuacán ni me subí a una chalupa llena de flores en Xochimilco. Mi primera visita a Ciudad de México (CDMX) fue demasiado corta para tachar todos los ítems de la romántica lista que había escrito ocho años antes en este mismo blog.
Probablemente si hubiera planeado este viaje a mi manera, habría hecho todas esas cosas y hasta más. Sin embargo, este viaje fue una excepción en muchos sentidos. Para comenzar, que la mayoría de decisiones no las tomé yo. Las fechas tenían que coincidir con las fiestas patrias (ese era todo el trip), la duración se vio limitada a cuántos días de permiso podíamos conseguir y el presupuesto era una preocupación porque no tuve suficiente tiempo para ahorrar.
Aún así, si la vida te da limones y tres días en CDMX, toca sacarles provecho para mientras llega la siguiente oportunidad de explorar esta enorme ciudad y, por qué no, otros estados del país. En resumen, estos son los consejos de viaje que espero sean útiles para quienes planean próximamente una estadía -corta o larga- en la capital mexicana.
Visita a la Virgen de Guadalupe
"Viva México. ¡Que viva!"
Todo el propósito de este viaje era vivir el grito de la independencia de México, de preferencia en el Zócalo. Y lo conseguimos... llegamos al corazón de CDMX en medio de miles de personas, después de atravesar varios puntos de seguridad. Del concierto gratuito que ofrecen antes de los actos de independencia, apenas alcanzamos a ver actuar a "la madre de todas las bandas", la Banda El Recodo. No voy a omitir que bailé "Las Fresas" como si nadie me veía 😂.
Luego de la música, el grito de independencia por parte del Presidente Enrique Peña Nieto, las arengas a "los héroes que nos dieron patria" y menciones de solidaridad con Oaxaca, que días antes había sido afectado por un terremoto de 8.1; seguido de los impresionantes fuegos artificiales que tenían por escenario principal la Catedral. En medio de la fiesta, a nadie podría imaginar que apenas cuatro días después, México viviría otro terremoto.
Entre las notas curiosas: el grito lo dan a las 11:00 p.m., no a medianoche, y que la gente no grita tanto como parece en televisión, una transmisión que tampoco capta los insultos a gritos al Presidente.
Pero en México la independencia es más que un solo acto. Desde el momento que aterrizamos la noche del miércoles pudimos ver las decoraciones del Zócalo a lo lejos. Un "¡Viva México!" que más que luces y colores eran una declaración de patriotismo. Un patriotismo que se ve en todas partes. Mis favoritas: los artículos a la venta para celebrar el grito, como las pestañas postizas verde, blanco y rojo; y la manera sutil o no tan sutil de vestirse el 15 de septiembre, como la oficinista en el metro que combinó su outfit y maquillaje con los colores de la bandera, o los niños vestidos desde la mañana con sus trajes típicos. También es fiesta, como la feria en Coyoacán y el desfile militar que paraliza el tráfico en las principales arterias de la ciudad el 16 de septiembre.
Tarde en Chapultepec
Dicen que cuando viajamos tendemos a hacer cosas que en casa no haríamos. En mi caso se trata de ir a los parques. Admiro los grandes espacios públicos, pero rara vez pongo pie en uno en El Salvador. Quizás es porque no exploramos tanto en nuestra vida "normal". Pero si tuviera un Bosque de Chapultepec en mi ciudad, no dudaría en pasar cada tarde de sábado comiéndome un elote asado con mayonesa y queso rallado (o dos) mientras observo a los demás visitantes alrededor de los voladores de Papantla.
Chapultepec son 678 hectáreas de espacios verdes, lagos, zoológico y museos, de los que apenas alcanzamos a explorar una pequeña parte, especialmente considerando que era feriado y algunas de las atracciones estaban cerradas, como el Castillo de Chapultepec, un lugar de particular interés para muchos salvadoreños, considerando que fue ahí que se firmaron los Acuerdos de Paz de 1992 que pusieron fin al cruento conflicto armado.
Choose your own adventure
Ciudad de México está llena de microaventuras, con una oferta variada de cosas para ver y hacer, en la que cada quién elige qué experiencia vivirá. Puedes pasar un día en el centro de Coyoacán, con sus plazas, fuentes, iglesias y encanto de pueblo, y pasar la siguiente mañana en el Museo Soumaya, en Polanco, una de las zonas más posh en la delegación de Miguel Hidalgo. El Museo Soumaya, compuesto de la colección privada de arte de Carlos Slim, uno de hombres más ricos del mundo, es un regalo de su dueño para el pueblo mexicano. La entrada al museo es gratuita.
Otra microaventura es caminar por el centro histórico, desde un Zócalo que se preparaba para el grito y se engalanaba con sus decoraciones de "¡Viva México!", hasta el Palacio de Bellas Artes, siempre con la guía del reloj de la Torre Latinoamericana. Al viajero intrépido, una distancia de cuatro o cinco cuadras lo separan de la famosa plaza Garibaldi desde la Casa de los Azulejos, donde si llegas demasiado temprano, todavía verás a algún mariachi engullendo un par de tacos en un puesto en la calle antes de irse a trabajar.
Garibaldi desierto, cuando la noche aún no comienza, puede desconcertarte. Pero la vida está ahí. Nosotras la encontramos en un restaurante llamado "La Malagueña", con una cuestionable reputación en Yelp, algo de lo que me acabo de enterar. Nosotras corrimos con suerte y disfrutamos el show de variedades por lo que es: entretenimiento popular que incluía a un imitador de Juan Gabriel graciosísimo, mariachis y música en vivo. Ver bailar a parejas mexicanos de todas las edades bailando cumbia al son de Los Ángeles Azules es suficiente entretenimiento -y dance goals- para mí, con todo y sueltes y vueltas.
De tacos, tostadas y cemitas
Si de algo me arrepiento, es de no haber probado más platillos. En parte fue porque mi estómago simplemente no lo permitía. Nuestro hotel incluía desayuno mexicano a la carta, con su respectiva canasta de pan con las más deliciosas conchas, y esto nos jugaba en contra pues nos daba hambre hasta bien entrada la tarde. Es más, me atrevería a decir que casi ni comíamos.
Nuestra aproximación a la comida fue sencilla, con la excepción del ultra hipster Mercado Roma, donde probé una cemita y una Victoria. En Coyoacán almorzamos tostadas en el mercado. Y compramos comida callejera cuando las ganas nos podían más que el temor a enfermarnos, como el elote en Chapultepec 😍.
Lo que siempre quedará grabado en mi corazón son los tacos de longaniza en Tacontento en Londres con Génova después del grito en el Zócalo, acompañados de una Indio. No sé si fue el hecho de que habíamos estado paradas por horas o que en la zona de nuestro hotel no habían muchas opciones a esa hora de la madrugada, pero le dedicaría rancheras a esos tacos...
Cómo moverse
Subirse al metro en hora pico califica como un deporte extremo solo para valientes. No hay palabras para describirlo. A pesar de mi experiencia en el transporte público en otras ciudades, en México hay un momento en que sientes que la marea humana solo te arrastra de un lugar a otro y en más de un momento, tu espacio personal está tan invadido que no sabes dónde termina lo tuyo y comienza lo de los demás, lo que para ser franca, te vuelve un tanto paranoica. Este vídeo ilustra mejor la situación.
Una alternativa, aunque tienen en su contra el tráfico, son los taxis -seguros y baratos, dependiendo de la zona en que te muevas-, y para el que desee abarcarlo todo, el Turibus.
Esta era la primera vez que viajábamos en familia y como adultas. Así como al viajar sola conoces facetas de ti misma que hasta entonces desconocías, lo mismo pasa cuando lo haces en grupo. Basta con decir que a veces no nos gusta lo que descubrimos, pero confío en que con un poco de práctica se consigue mejorar en este aspecto.
No con esto digo que no haya disfrutado de compartir la experiencia con ellas, valga la aclaración. Lo disfruté, ¡y mucho! Pero vaya que los de "The Amazing Race" andaban en algo al momento de crear un concurso en que el desafío es trabajar en equipo en una carrera por el mundo. A nosotras nos habrían eliminado en la primera parada 😔. En todo caso, espero que podamos coincidir nuevamente pronto.
Casi siempre califico un viaje dependiendo de la respuesta a la pregunta "¿Volvería a ir?". CDMX es de esos lugares a los que la respuesta es "Sí", sin pensarlo tanto. Quizás por todas las cosas que no alcancé a ver, pero siento que aún me quedan cosas por hacer y ver. Ahora hablamos de visitar México en el Día de los Muertos. Yo me conformo con cualquier fecha. Algún día.
Fechas qué recordar: 13 al 16 de septiembre de 2017
Duración real: 3 días.
Experiencias para siempre: Grito de independencia en El Zócalo (con todo y Banda El Recodo).
Comida memorable: Los tacos de longaniza 💕
Qué faltó de esencial: Muchas cosas. Entrar al Palacio de Bellas Artes y verlo de día. La catedral. Xochimilco. Teotihuacán. El Castillo de Chapultepec. Probar más comida. La lista sigue y sigue.
Qué aprendí: Los pros y contras de viajar con otras personas. Ah, y que el Museo Jumex no es sobre jugos (inside joke).
Presupuesto aproximado: Debajo de $150, sin contar boleto de avión y alojamiento con desayuno incluido. En general, la comida y el transporte son bastante baratos.
Probablemente si hubiera planeado este viaje a mi manera, habría hecho todas esas cosas y hasta más. Sin embargo, este viaje fue una excepción en muchos sentidos. Para comenzar, que la mayoría de decisiones no las tomé yo. Las fechas tenían que coincidir con las fiestas patrias (ese era todo el trip), la duración se vio limitada a cuántos días de permiso podíamos conseguir y el presupuesto era una preocupación porque no tuve suficiente tiempo para ahorrar.
Aún así, si la vida te da limones y tres días en CDMX, toca sacarles provecho para mientras llega la siguiente oportunidad de explorar esta enorme ciudad y, por qué no, otros estados del país. En resumen, estos son los consejos de viaje que espero sean útiles para quienes planean próximamente una estadía -corta o larga- en la capital mexicana.
Visita a la Virgen de Guadalupe
La Basílica de Guadalupe es una parada obligatoria para muchos católicos que visitan el Distrito Federal, ya sea como turistas o como peregrinos. La experiencia comienza desde el camino hacia el santuario. Tiendas con todo tipo de productos con imágenes alusivas a la Virgen de Guadalupe y a San Juan Diego adornan la Calzada de Guadalupe, mientras en el aire se mezclan alabanzas y canciones de reguetón a todo volumen para captar la atención de los clientes.
Metros más adelante comienzan a aparecer los peregrinos. Esa mañana, una mujer iba de rodillas a ver a la Virgen mientras su acompañante la grababa con su celular. Fe en tiempos de redes sociales. Frente a la Basílica, otros visitantes hacían fila para entrar a misa junto con el sacerdote. Como dato curioso, en el lugar hay misas a toda hora de 6:00 a.m. a 9:00 p.m., de lunes a domingo.
La Basílica -actual y antigua-, las capillas, las parroquias... las visitamos todas, leyendo un poco de la historia por aquí y por allá. Subimos el cerrito del Tepeyac, con la fuente de las Apariciones de la Virgen y las rosas. El momento cúspide, claro, es quedar frente al manto de la Virgen de Guadalupe en el altar de la Basílica, mientras te deslizas en una banda transportadora, como una escena futurista de "Los Supersónicos".
De izq. a der.: Basílica de Guadalupe (donde está el manto de la Virgen), Templo Expiatorio a Cristo Rey
(antigua basílica, ahora inclinada) y el interior de la Capilla del Pocito.
Yo recomendaría visitar el santuario independientemente del credo de cada quien, siempre y cuando puedan hacerlo con el debido respeto, a manera de conocer una parte importante de la cultura mexicana. Los interesados deben calcular al menos dos horas para la visita.
Todo el propósito de este viaje era vivir el grito de la independencia de México, de preferencia en el Zócalo. Y lo conseguimos... llegamos al corazón de CDMX en medio de miles de personas, después de atravesar varios puntos de seguridad. Del concierto gratuito que ofrecen antes de los actos de independencia, apenas alcanzamos a ver actuar a "la madre de todas las bandas", la Banda El Recodo. No voy a omitir que bailé "Las Fresas" como si nadie me veía 😂.
Luego de la música, el grito de independencia por parte del Presidente Enrique Peña Nieto, las arengas a "los héroes que nos dieron patria" y menciones de solidaridad con Oaxaca, que días antes había sido afectado por un terremoto de 8.1; seguido de los impresionantes fuegos artificiales que tenían por escenario principal la Catedral. En medio de la fiesta, a nadie podría imaginar que apenas cuatro días después, México viviría otro terremoto.
Entre las notas curiosas: el grito lo dan a las 11:00 p.m., no a medianoche, y que la gente no grita tanto como parece en televisión, una transmisión que tampoco capta los insultos a gritos al Presidente.
Pero en México la independencia es más que un solo acto. Desde el momento que aterrizamos la noche del miércoles pudimos ver las decoraciones del Zócalo a lo lejos. Un "¡Viva México!" que más que luces y colores eran una declaración de patriotismo. Un patriotismo que se ve en todas partes. Mis favoritas: los artículos a la venta para celebrar el grito, como las pestañas postizas verde, blanco y rojo; y la manera sutil o no tan sutil de vestirse el 15 de septiembre, como la oficinista en el metro que combinó su outfit y maquillaje con los colores de la bandera, o los niños vestidos desde la mañana con sus trajes típicos. También es fiesta, como la feria en Coyoacán y el desfile militar que paraliza el tráfico en las principales arterias de la ciudad el 16 de septiembre.
Tarde en Chapultepec
Dicen que cuando viajamos tendemos a hacer cosas que en casa no haríamos. En mi caso se trata de ir a los parques. Admiro los grandes espacios públicos, pero rara vez pongo pie en uno en El Salvador. Quizás es porque no exploramos tanto en nuestra vida "normal". Pero si tuviera un Bosque de Chapultepec en mi ciudad, no dudaría en pasar cada tarde de sábado comiéndome un elote asado con mayonesa y queso rallado (o dos) mientras observo a los demás visitantes alrededor de los voladores de Papantla.
Chapultepec son 678 hectáreas de espacios verdes, lagos, zoológico y museos, de los que apenas alcanzamos a explorar una pequeña parte, especialmente considerando que era feriado y algunas de las atracciones estaban cerradas, como el Castillo de Chapultepec, un lugar de particular interés para muchos salvadoreños, considerando que fue ahí que se firmaron los Acuerdos de Paz de 1992 que pusieron fin al cruento conflicto armado.
De izq. a der.: El mejor elote en el universo, los voladores de Papantla en Chapultepec, la representación de un altar de muertos, el Museo Nacional de Antropología, una pareja de enamorados y el Castillo de Chapultepec
Si por aquellas casualidades de la vida tienen que priorizar durante su visita, mi recomendación sería el Museo Nacional de Antropología, con una basta colección de piezas arqueológicas representativas de las diferentes poblaciones prehispánicas y culturas de México, incluida la Piedra del Sol, popularmente conocida como Calendario Azteca.
Piedra del Sol en el Museo Nacional de Antropología
Mis favoritas fueron las salas de etnografía, ubicadas en la segunda planta, que detallaban la historia y características de los pueblos originarios. Las viviendas, los textiles, la agricultura, la religión (i.e. los altares de muertos), las tradiciones y costumbres, todas exhibidas de manera tal que los visitantes no pueden sino enamorarse cada vez un poquito más de México y la riqueza de su historia.
Es el patriotismo en todas sus formas. Ese patriotismo que casi llega a envidiarse de turista. Lo recuerdo de la primera vez que visité México hace nueve años, viendo el show nocturno "México Espectacular" en Xcaret, un parque en Cancún. Era una verdadera fiesta mexicana con todos los estilos musicales, bailes y trajes típicos, y los más emocionados, los que más aplaudían, los que más vitoreaban, los que más disfrutaban eran los propios mexicanos, un espectáculo en sí mismo.
La entrada al museo cuesta $70 pesos mexicanos (alrededor de USD$3.60). Algo importante a notar es que el recinto es inmenso. Si el cansancio - y los pies - te traicionan, verlo todo será imposible.
Protestas en el Ángel de la Independencia el 16 de septiembre por los 43 estudiantes de Ayotzinapa
Ciudad de México está llena de microaventuras, con una oferta variada de cosas para ver y hacer, en la que cada quién elige qué experiencia vivirá. Puedes pasar un día en el centro de Coyoacán, con sus plazas, fuentes, iglesias y encanto de pueblo, y pasar la siguiente mañana en el Museo Soumaya, en Polanco, una de las zonas más posh en la delegación de Miguel Hidalgo. El Museo Soumaya, compuesto de la colección privada de arte de Carlos Slim, uno de hombres más ricos del mundo, es un regalo de su dueño para el pueblo mexicano. La entrada al museo es gratuita.
De izq. a der.: Fotos 1 y 2: Estampas de Coyoacán, el Zócalo en plenos preparativos un día antes del grito, el Palacio de Bellas Artes, escultura de Botero y el Museo Soumaya en Polanco
Otra microaventura es caminar por el centro histórico, desde un Zócalo que se preparaba para el grito y se engalanaba con sus decoraciones de "¡Viva México!", hasta el Palacio de Bellas Artes, siempre con la guía del reloj de la Torre Latinoamericana. Al viajero intrépido, una distancia de cuatro o cinco cuadras lo separan de la famosa plaza Garibaldi desde la Casa de los Azulejos, donde si llegas demasiado temprano, todavía verás a algún mariachi engullendo un par de tacos en un puesto en la calle antes de irse a trabajar.
Garibaldi desierto, cuando la noche aún no comienza, puede desconcertarte. Pero la vida está ahí. Nosotras la encontramos en un restaurante llamado "La Malagueña", con una cuestionable reputación en Yelp, algo de lo que me acabo de enterar. Nosotras corrimos con suerte y disfrutamos el show de variedades por lo que es: entretenimiento popular que incluía a un imitador de Juan Gabriel graciosísimo, mariachis y música en vivo. Ver bailar a parejas mexicanos de todas las edades bailando cumbia al son de Los Ángeles Azules es suficiente entretenimiento -y dance goals- para mí, con todo y sueltes y vueltas.
De tacos, tostadas y cemitas
En el sentido de las agujas del reloj: tostada de camarón, cerveza Indio, cemita de jamón y tacos de longaniza
Si de algo me arrepiento, es de no haber probado más platillos. En parte fue porque mi estómago simplemente no lo permitía. Nuestro hotel incluía desayuno mexicano a la carta, con su respectiva canasta de pan con las más deliciosas conchas, y esto nos jugaba en contra pues nos daba hambre hasta bien entrada la tarde. Es más, me atrevería a decir que casi ni comíamos.
Nuestra aproximación a la comida fue sencilla, con la excepción del ultra hipster Mercado Roma, donde probé una cemita y una Victoria. En Coyoacán almorzamos tostadas en el mercado. Y compramos comida callejera cuando las ganas nos podían más que el temor a enfermarnos, como el elote en Chapultepec 😍.
Lo que siempre quedará grabado en mi corazón son los tacos de longaniza en Tacontento en Londres con Génova después del grito en el Zócalo, acompañados de una Indio. No sé si fue el hecho de que habíamos estado paradas por horas o que en la zona de nuestro hotel no habían muchas opciones a esa hora de la madrugada, pero le dedicaría rancheras a esos tacos...
Yo, recordando esos tacos de longaniza
Cómo moverse
Subirse al metro en hora pico califica como un deporte extremo solo para valientes. No hay palabras para describirlo. A pesar de mi experiencia en el transporte público en otras ciudades, en México hay un momento en que sientes que la marea humana solo te arrastra de un lugar a otro y en más de un momento, tu espacio personal está tan invadido que no sabes dónde termina lo tuyo y comienza lo de los demás, lo que para ser franca, te vuelve un tanto paranoica. Este vídeo ilustra mejor la situación.
Una alternativa, aunque tienen en su contra el tráfico, son los taxis -seguros y baratos, dependiendo de la zona en que te muevas-, y para el que desee abarcarlo todo, el Turibus.
Y volver, volver, vooolver 🎵
Esta era la primera vez que viajábamos en familia y como adultas. Así como al viajar sola conoces facetas de ti misma que hasta entonces desconocías, lo mismo pasa cuando lo haces en grupo. Basta con decir que a veces no nos gusta lo que descubrimos, pero confío en que con un poco de práctica se consigue mejorar en este aspecto.
No con esto digo que no haya disfrutado de compartir la experiencia con ellas, valga la aclaración. Lo disfruté, ¡y mucho! Pero vaya que los de "The Amazing Race" andaban en algo al momento de crear un concurso en que el desafío es trabajar en equipo en una carrera por el mundo. A nosotras nos habrían eliminado en la primera parada 😔. En todo caso, espero que podamos coincidir nuevamente pronto.
Casi siempre califico un viaje dependiendo de la respuesta a la pregunta "¿Volvería a ir?". CDMX es de esos lugares a los que la respuesta es "Sí", sin pensarlo tanto. Quizás por todas las cosas que no alcancé a ver, pero siento que aún me quedan cosas por hacer y ver. Ahora hablamos de visitar México en el Día de los Muertos. Yo me conformo con cualquier fecha. Algún día.
Fechas qué recordar: 13 al 16 de septiembre de 2017
Duración real: 3 días.
Experiencias para siempre: Grito de independencia en El Zócalo (con todo y Banda El Recodo).
Comida memorable: Los tacos de longaniza 💕
Qué faltó de esencial: Muchas cosas. Entrar al Palacio de Bellas Artes y verlo de día. La catedral. Xochimilco. Teotihuacán. El Castillo de Chapultepec. Probar más comida. La lista sigue y sigue.
Qué aprendí: Los pros y contras de viajar con otras personas. Ah, y que el Museo Jumex no es sobre jugos (inside joke).
Presupuesto aproximado: Debajo de $150, sin contar boleto de avión y alojamiento con desayuno incluido. En general, la comida y el transporte son bastante baratos.
Creerás que yo creía que había escrito un post sobre el viaje a CDMX y ahora que lo busco veo que no?
ResponderEliminarSolo puse lo de la friky plaza. No sé si te gusta el manga, pero si es así, ponelo en tu list to do para el próximo viaje
http://tras-el-cristal.blogspot.com/2017/07/attack-on-titans-o-de-como-fuimos-parar.html
Yo me fui con el peque de viernes a domingo, una aventura, o mejor dicho, una gran carrera. Llegar viernes a las 4 de la tarde y que el vuelo de regre salga domingo a las 4 no te deja mucho para ver, pero algo se hace. Aparte que el motivo del viaje era el concierto de Ricky.
En el viaje a California de diciembre viví eso que decís, de la familia. Al menos volvimos de una pieza =)
Había visto el post de la Friki Plaza a la pasada, pero lo acabo de leer. Me alegra que ambos hayan podido compartir experiencias tan personales con el otro, un poco lo que "hablábamos" a través de comentarios en el post sobre las películas de Marvel. Espero que esas oportunidades se repitan a medida "el peque" deje de ser tan "peque". Y también me gustaría leer un post sobre todo el viaje a CDMX.
ResponderEliminarSobre los viajes a la carrera, creo que son sacrificios necesarios, que valen la pena sin pensarlo dos veces. Yo pasé 4x más tiempo en el bus de ida y regreso a Guatemala que viendo a Pablo Alborán cantar en vivo (y eso que actuó por 2 horas). En general, creo que uno aprende que el tiempo y el dinero son relativos cuando se trata de las experiencias que uno adquiere mientras viaja - al menos esa es mi conclusión.
Por cierto, tu último post "..." me dejó un poco intrigada. Espero que esté todo bien. Y si no lo está, recuerda que esto también pasará.
Gracias como siempre por comentar. A veces tengo la sospecha que eres mi única lectora.
Jajajajajaja, al menos sabés que alguien te lee...yo sospecho que a mí ya nadie. Pero igual, el blog me sirve de diario, aun cuando no escribo, pues me doy cuenta que de verdad Twitter me robó lo que antes le dedicaba al blog.
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